Capítulo único

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Estoy sentado en un rincón de la habitación contemplando las tenues llamas que desprende la chimenea, miro a la ventana y veo la nieve caer.

En las casas próximas a la mía se puede escuchar la alegría y la felicidad que proporciona esta fecha. Mis vecinos disfrutan su navidad junto a su familia.

Yo en cambio no tengo a nadie con quien pasar mis navidades. Estoy sólo en esta vida, desde que mi esposa me dejo me refugié en el alcohol. Uno de mis peores recuerdos fue cuando estando borracho tuve un accidente de auto en el que murio mi madre y mi hermano. Mi padre me dio la espalda, el confiaba en mi para que los llevará a casa de mis abuelos sanos y salvos, pero yo en ese día había tomado de más y no estaba en condiciones de conducir pero aun así los monte en el auto donde sin saber en ese momento que estaba firmando su sentencia de muerte. Desgraciadamente en ese accidente el único superviviente fui yo.

Poco tiempo después de que muriera mi madre y mi hermano mi padre tomó la decisión de acabar con su vida. Una semana después de que ocurriera tal suceso recibí una llamada de las autoridades comunicándome que mi padre se había suicidado.

Contemplo la chimenea que estaba a punto de apagarse. No tenía nada que lanzar al fuego para que no se apagará, ya había quemado todo lo de la habitación sólo quedaba el estúpido árbol de navidad adornado con esferas y estrellas brillantes. Agarro el árbol y lo rompo en varias partes, lo lanzó al fuego y este empieza a consumir todo el plastico del que estaba hecho el árbol.

Miro fijamente el fuego y recuerdo vagamente cuando era feliz con mis padres, festejavamos estas fechas todos en familia. Nos reuníamos en casa de mis abuelos y cenavamos todos juntos sentados en la enorme mesa del comedor. Mi tía servía el pavo, oh ese gran pavo era una de las delicias que preparaba mi tía, recuerdo perfectamente el sabor de ese pavo.

Pensar que de ahora en adelante debía de pasar estas fechas sólo, sin nadie a mi lado. Abro la puerta y empiezo a caminar en dirección al bosque.

A lo lejos se podía escuchar los aullidos de los lobos. Camino por el entramado bosque pisando todo tipo de ramas, hojas y hasta enredaderas que había esparcidas a lo largo de el conjunto de árboles.

El frío que hacía era insoportable pero el calor del fracaso en mi sistema es mas fuerte que las bajas temperaturas del ambiente.

Veo a lo lejos un lobo solitario caminando al igual que yo por el gélido bosque. Los lobos generalmente viven en manada, en algunos casos esepcionales como este indican que fueron expulsados de la manada.

El lobo al notar mi presencia emite un gruñido y comienza a acercarse a mi con la cabeza gacha mostrando sus afilados colmillos.

No retrocedo, ni me asustó lo más minimo me daba igual lo que me hiciera.

El lobo abre sus fauces y gruñe más fuerte.

—¿También estas sólo en esta vida?

El lobo continua gruñendo y caminando a mi dirección. Se detiene a unos pasos de mi. Me agachó y me pongo a su altura.

En los ojos del lobo se reflejaba una luz de esperanza, la misma luz que habían en los míos algún tiempo atrás. En los ojos del lobo se podía observar también comprensión ¿hacia mi?, no lo se.

Me levanto y continuó mi camino ignorando los gruñidos del lobo. Llegó al cementerio y paso a través de las viejas rejas en la entrada de este.

En estas fechas no había nadie en este sitio, ni custodios, ni familiares de los fallecidos, nadie. Me acerco a las tumbas de mi familia y primero me acerco a la de mi hermano.

Cuando murió mi hermano en el accidente de tránsito tenía sólo diez años, tenía toda una vida tranquila por delante. Me agachó y beso el suelo de su tumba.

—Perdón hermanito por lo que te hice—digo una vez que término de besar el suelo donde descansaban sus restos.

—Madre sabes que siempre te quise con toda mi alma, lamento lo sucedido no debía de haber conducido ese día—digo una vez que estoy frente a su tumba.

—Padre lo siento tanto por todo lo sucedido, debía de prestarte más atención y debíamos de haber superado esa situación juntos—digo frente a su tumba.

Voy a donde estaba el jardín a una orilla de el cementerio y arrancó tres flores y depósito cada una en sus tumbas me siento frente a los tres con los pies crusados y cierro los ojos.

—Feliz navidad familia—les digo a las tumbas donde se encontraban sus restos.

Empieza a nevar más fuerte y vate una brisa gélida que sin querer me arrebata un siseo, soplo mis manos con un aliento y por mas que intento entrar en calor no lo consigo.

Aunque no pueda quedarme mucho tiempo con ellos debo de a serlo todos los años pasa lo mismo en navidad. Despierto y vengo al cementerio a honrar sus muertes luego vuelvo al bosque justo a donde morí a manos del frío invernal por no poder moverme a causa de las mordidas de aquel lobo de ojos verdes.

Alone WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora