Disculpas dulces

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Era la hora del desayuno y se respiraba un aire diferente en la mesa; era la primera vez que el trío de cazadores, además de la joven Kanao se presentaban para comer al mismo tiempo, pero no era sólo eso. No era la comida, y tampoco era la conversación, la cual transcurría con tranquilidad para hablar del clima, de las ciudades que habían visitado a lo largo de sus viajes, nada de eso, lo único que era realmente diferente eran "esos dos".

- ¿Me sirves un poco más de arroz, por favor? -Preguntaba el rubio girándose hacia la chica que tenía a su lado con el tazón entre sus dedos.

- Cielos, en serio eres un glotón... -Respondió Aoi con una molestia para nada convincente mientras tomaba el cuenco con delicadeza y caminaba para rellenarlo con más de su arroz, añadiendo una pieza de atún sin ser requerida.- Anda, supongo que necesitas alimentarte mejor luego de otra misión exitosa...

- ¡Muchas gracias! Es sólo que el arroz de hoy es demasiado bueno, ¿tiene algo diferente? -Zenitsu tomó su plato con entusiasmo y volvió a comer mientras alababa la cocina de la chica sin ninguna delicadeza.

- Cielos... no, es el arroz de siempre, y no hables mientras comes, te vas a ahogar... Dios, ¿Qué tengo que cuidar de ti? -La chica tomó un pequeño pañuelo con una mano y puso la otra encima de la muñeca del muchacho para hacerlo parar mientras le limpiaba la boca.- Come con más dignidad, eres un cazador, así que debes de mostrarte tan digno como uno.

- A-ah... -Su cara enrojeció al ser reprendido de esa manera frente a todos, pero no hubo reclamo por su parte.- S-si, perdona.

- No te disculpes, anda, continua comiendo si te gusta tanto el arroz -Orgullosa, dejó el pañuelo en su regazo y volvió a comer, pero pronto comenzó  a sentir una presión extraña a su alrededor, como si tuviera una mosca revoloteando a su alrededor y fuera imposible de ignorar; confusa por este sentimiento abrió los ojos y se encontró con la mirada de todos los presentes en la mesa, todos y cada uno de ellos la miraban con los ojos abiertos como platos y la boca abierta.

Kanao, Tanjiro, Inosuke, Kiyo, Sumi y Naho, todos viéndola fijamente... Rápidamente el buen humor de Aoi se esfumó por completo, frunciendo el ceño y exclamando con fuerza

- ¿Qué? ¿Tengo arroz en la cara?

Todos recordaron parpadear y apartaron la vista de inmediato, silbando para intentar hacerse los tontos, sólo Tanjiro tuvo el valor para interceder por el grupo.

- N-no Aoi, lo que pasa es que te notamos algo diferente el día de hoy... -Murmuró con timidez.

- ¡Ay! ¿Lo notaron también? -Interrumpió el chico de amarillo, apuntando con sus palillos a las coletas de Aoi.- Usa listones nuevos, estos son de un azul un poco más suave.

- ¡N-no creo que hayan notado una tontería como esa! -La chica, avergonzada, se giró hacia el rubio con su sonrisa tonta, para luego volver a dirigirse al grupo con las mejillas sonrojadas y jugando con un mechón de su coleta.- ¿U-ustedes lo notaron también...?

- Eh... -Kamado no pudo evitar soltar un ruido de sorpresa, pero antes de que pudiera responder, alguien se adelantó.

- ¿Qué clase de perdedor se fija en lo que usan otros para sujetarse el pelo? A menos que mañana estés calva yo no lo notaría -El chico cerdo la apuntaba con el dedo, mostrándose tan tosco como siempre, aunque su honestidad fue inmediatamente respondida con un cuenco lanzado por Aoi que le dio justo entre ceja y ceja haciéndose añicos.

- ¡Ya sabía yo que no era eso, entonces hablen y déjense de tonterías! -La ojiazul se levantó furiosa, con el puño en alto hacia su grupo de "interrogadores".

- ¡Agh! ¡Niña loca, eso me dolió! -Inosuke se puso en pie de un salto, preparándose para cargar como un toro mientras que un hilo de sangre bajaba por su cara, producto del corte que el tazón le hizo en la frente.

Diamante en brutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora