XX

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 ─¿Por qué Lance vino aquí a buscarme? ─ le pregunto a Adriana. Ella vino a visitarme, solo su visita y la de Alya me mantienen cuerda,

─¿Ya te dio curiosidad saber? ─ me pregunta ella.

─Un poco, ¿a qué vino? ─ pregunto.

─Pues si me hubieras dejado contarte desde el inicio, sabrían que junto con otros amigos logre llevar a la luz que él te robó tu trabajo – me cuenta ella.

─Espera, ¿qué?, ¿cómo? ─ pregunto sorprendida.

─Pues recolectamos evidencia, testimonios de compañeros, profesores y colaboradores a los que tú también le ibas a dar crédito por su ayuda y aporte, pero como sabemos Lance se lo adjudico todo – me dice ella – por lo que estamos preparando aún gran demanda para él – me cuenta – solo faltas tu ─

─¿Y por qué no me dijiste eso antes? ─ le pregunto.

─Me dijiste que no querían saber de eso ─se defiende.

─Dije que no quería saber de él, aún no quiero y sigo sin entender qué hace aquí, ¿cómo lo supo? ─ le pregunto a mi amiga.

─Es posible que por mí, le dije que iba a venir por ti aquí – me cuenta ella – y quizás él planea convencerte de que no lo demandes tal vez – me dice.

─Es un idiota si piensa que no lo haré, aunque ahora se me haría un poco complicado hacerlo, con todo esto de mi salud y que su majestad me prohíbe salir del castillo – le cuento.

─Te quiero hacer una pregunta – me dice ella.

─Dispara ─

─Si no estuvieras enferma que es lo que al menos pienso que te retiene de aceptar o no estar con él, ¿lo harías? ─ me pregunta ella.

─No niego que parte de mi resistencia a estar de nuevo con él es que estoy enferma, él a sufrió una vez con mi muerte y me conoces, no soy muy optimista, pero también está el hecho de la responsabilidad que se me vendrá encima si estoy con él, no creo tener la fuerza para eso – le digo.

─¿Como que no?, claro que tiene la fuerza para hacerlo ─

─Apoyo eso de que eres fuerte – dice Alya llegando también nos saluda a ambas con un beso en la mejilla para después sentarse con nosotros ─¿de qué hablamos? ─ pregunta ella con interés.

─Ella no se considera capaz de ser reina, dice que no es lo suficientemente fuerte – le cuenta Adriana, Alya me mira sería.

─De no ser porque tú estás delicada y el médico me dijo que no me agite mucho por mi bebe, te habría dado una buena tunda a ver si recapacitas – me dice ella.

─¿Te puedo hacer una pregunta sobre eso? ─ le pregunto con interés.

─¿Sobre qué? ─ me preguntó ella confundida de vuelta.

─De tu bebe – asiente ─ ¿quién es el papa?, Dante me había dicho que no es de su hermano, que el tiempo no coincide o algo así y que la relación de ustedes dos es rara ─

─Solo no lo comenten con nadie y menos con su majestad – me dice ella y Adriana y yo asentimos, suspira – es de Marcelo – contesta ella.

─¿Ustedes dos salieron? ─ pregunto sorprendida, lo poco que recuerdo de esos dos es que siempre se estaban matando, aunque ahora que lo pienso eso era una pista.

─Íbamos a casarnos, hace un año – me cuenta.

─Espera, espera – dice Adriana ─ ¿quién es Marcelo? ─ pregunta ella con interés.

Familia, Música, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora