The Last - Hyunlix

En una Azotea.

—"Sube a la azotea" —su teléfono brillo con aquella petición en la pantalla y también dando explicación donde estaba metido el mayor.

—Eh... Chicos, yo voy y vuelvo ¿sí? —los otros seis lo miraron por un momento y solo asintieron con la cabeza, además de cansados estaban algo borrachos.

—Ponte una chaqueta gruesa y de paso trae a Hyunjin de vuelta o van a enfermarse —le pidió Chan haciendo que Felix sonriera. Al líder no se le escapaba nada —Llévale un abrigo también. —recomendó.

El pecoso asintió colocándose un abrigo acolchado y llevándole otro a Hyunjin. Tomo el ascensor hasta el último piso teniendo que subir por la escalera el último tramo hasta la azotea.

Allí estaba Hyunjin sentado al borde de la cornisa, con los pies colgando mientras miraba el cielo, al sentir la puerta de metal que dirigía hasta el lugar sonrió cuando vio a Felix. Estiro una de sus manos para que el pecoso la tomara apenas se acercara lo suficiente.

— ¿Por qué estás congelándote aquí solo? —pregunto dándole el abrigo mientras se sentaba a su lado viendo como las luces de la ciudad brillaban en los ojos de Hyunjin. "Hermoso" pensó al mirar al rubio mayor.

—Quería pensar un rato —engancho su brazo al de Felix. Suspirando tranquilo al sentir la compañía del menor a su lado, calmando la tormenta de pensamientos, Felix era su calma.

— ¿Y en que pensabas? Te hacia durmiendo después de la presentación de hoy. Los chicos están casi durmiéndose uno encima del otro —se permitió reír al recordar el deplorable estado de todos luego de la presentación de navidad, que había salido perfecta pero no quitaba el cansancio acumulado.

—Estaba pensando en ti. Bueno, más bien... en nosotros — el pecoso ladeo la cabeza sin lograr comprender del todo lo que Hyunjin quería decir —Estaba recordando nuestra primera navidad juntos, cuando aún éramos aprendices aún sin fecha de debut.

—Lo torpe que fui con tu familia aquella noche —Felix se llevó las manos a la cara enrojecida al recordar aquello —Estoy seguro que tuve que haber insultado a tu padre con mi coreano roto y él nunca dijo nada. —se rio bajito haciendo el corazón de Hyunjin aletear con fuerza.

—No dijiste nada malo, fuiste adorable —acarició la mejilla pecoso del menor sonriéndole después —Sigues siendo adorable cuando no era satanás con esa voz tan preciosa que tienes. —dejo un suave beso entre su cuello y la mandíbula.

— ¿Así que crees que soy adorable? —Hyunjin asintió mientras el sentía el cosquilleo de los labios afelpados del mayor sobre él hace unos segundos.

—Sí, y también estoy seguro que puedo recordar cada segundo de esa primera navidad...