☃️ 𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄 𝐌𝐈𝐑𝐀𝐂𝐋𝐄

WHITE MIRACLE

Al líder de Monsta X no le gustaba la Navidad.

No tenía un motivo específico. Cuando era niño la amaba pero con el tiempo se volvió un largo y tedioso día de trabajo, Monsta X casi siempre tenía la agenda totalmente ocupada en esas fechas y si recordaba las festividades de diciembre era mérito de su mánager, de sus fans, que con entusiasmo pedían a diario un video en vivo como regalo, y de sus amigos que trataban de devolverle la chispa que perdió hace mucho tiempo.

Aún así lo disimulaba bastante bien, su sonrisa a la cámara era más que satisfactoria. HyunWoo grabó tantos regalos para monbebe, tan alegre lucía, que nadie jamás podría sospechar que iba a pasar Navidad solo en su dormitorio, pero así iba a ser: después de su última toma aquella madrugada del 24 de diciembre regresó al departamento que compartía con JooHeon y HyungWon encontrándose con dos habitaciones vacías. Ambos lo invitaron a cenar con su familia pero él se negó ¿Cómo podría aceptar? El reloj indicaba las 2 y apenas llegaba a la casa. Esta vez no tenían horario en Navidad pero si la siguiente semana así que había mucho que hacer. Él tenía —como líder— que ultimar detalles.

En el dormitorio reinaba el silencio, HyunWoo tomó una ducha dejando atrás el estrés del día y organizó su día para poder descansar un poco más. Tenía que ensayar temprano, también cambiar algunos pasos de la coreografía que ChangKyun señaló como “incómodos” pero nada que no pudiera resolver en unas pocas horas; el tiempo que sobra lo iba a utilizar para hacer algunas compras, cosas del hogar y también regalos porque MinHyuk quiso (a último momento) jugar a hacer regalos en secreto, algo así como “el amigo invisible” pero él como su líder compraría un obsequio para cada uno.

La alarma quedó programada para media mañana y recostó la cabeza sobre la almohada con tranquilidad. No fue necesario contar ovejas pues se durmió en poco minutos sintiéndose extraño, abrumado por la repentina soledad.

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Despertar y ver que tenía otros diez minutos para dormir fue mágico, no recordaba la última vez que pudo voltear al otro lado y seguir durmiendo ¡incluso apagó la alarma! aunque cuando abrió los ojos otra vez se regañó por haber perdido tanto tiempo en nada, tenía miles de cosas por hacer. El frío en Corea se volvía más peligroso cada día y en víspera de Navidad no era la excepción; se cubrió con tantos abrigos que mover los brazos resultaba gracioso e incómodo a la vez. Preparó café como parte del desayuno y se sentó a comer unas humeantes tostadas, la corteza crujiente hizo eco en la sala vacía.

Su imagen debió ser deprimente para muchos pues salió del dormitorio con las manos en los bolsillos y sin nadie a su lado, dejando atrás el piso con las luces apagadas y las ventanas cerradas. Muchas veces había oído que parecía un robot por su falta de emoción pero no tenía motivos para sonreír; ante cada “feliz navidad” que oía, se limitó a sonreír con una reverencia como muestra de respeto.

Lo único que le gustaba de las fiestas era el paisaje, algo realmente contradictorio pues odiaba la nieve. Esta vez sí tenía motivos: durante los días de lluvia, la nieve puede ser realmente peligrosa y ellos viajaban a diario por carretera. La pulcritud de la ciudad sin embargo era digna de admirar, le gustaba y le recordaba a KiHyun, su amigo amante de la limpieza, que debía estar mordiéndose las uñas por tener el dormitorio desordenado a su regreso...  ¡El dormitorio! ¿Cómo podía haberlo olvidado? MinHyuk le había pedido encarecidamente que echara un vistazo a su hogar mientras ellos (ChangKyun, KiHyun y él) no estaban pero no lo recordó hasta después de comprar el primer regalo, el obsequio para ChangKyun.

Según su reloj disponía del tiempo justo para ensayar, revisar el otro departamento y volver a casa antes de almorzar. Fue primero a la empresa y sonrió con amabilidad a los pocos empleados que estaban allí esa mañana; la sala de baile estaba tan vacía como el vestíbulo. HyunWoo desperdició ahí un poco más de una hora, midiendo cada paso y analizando los movimientos para que fueran limpios a la vez que sencillos, también tuvo que aprender la coreografía para después explicar al resto pero no se tomó demasiado. Estuvo allí lo suficiente como para sudar hasta olvidar el viento frío que azotaba la puerta del lugar.