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Is it New Years yet?
I'm getting bored,
so can we skip ahead?
I just wanna forget
That I'm at home
with nobody to hold

Is It New Years Yet?,
Sabrina Carpenter

Is It New Years Yet?, Sabrina Carpenter

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Navidad.

Esa época festiva que todo el mundo ama: los niños, quienes esperan ansioso los regalos del famosísimo hombre de barba blanca; las familias, quiénes se reúnen para gozar de un gran festín y rememorar hermosos momentos compartidos; y los enamorados que anhelan encontrase debajo del muérdago junto al amor de su vida para entregarse sin temor alguno a los labios del otro.

Sí. Definitivamente la Navidad tiene algo que ningún otra festividad posee. Tal vez es la calidez propia de esas fechas que siempre está presente en el aire ─aunque puede que eso solo sea el calor insoportable de un 24 de diciembre en Argentina─. Por otro lado, tal vez sea la amabilidad y los buenos deseos ─o al menos la apariencia de ellos─. Aunque tal vez se trate de los pequeños rituales realizados por distintas familias: armar el árbol de Navidad y decorarlo con las pelotitas más coloridas, las luces más brillantes y la estrella más grande; preparar la ensalada de frutas que luego disfrutarían después de las doce o dejar los regalos debajo de los árboles para mantener la fantasía y la inocencia viva en los niños.

En aquel 24 de diciembre de 2023 la Navidad brillaba y latía en cada una de las casas de Argentina, en cada una de las veintitrés provincias e incluso en toda Olavarría. Sin embargo, como todos sabemos para cada regla hay una excepción y éste era el caso.

A pesar de que la vivienda de la familia Arbillaga tenía un arbolito en el living, luces sobre las paredes e incluso una rosca en la puerta... El espíritu festivo de un integrante de aquella familia estaba completamente muerto.

─¿No puede ir Thiago? ─se quejó un joven castaño de unos dieciocho años. Sus ojos marrones le suplicaron a su madre por un poco de comprensión. Por desgracia para él, su petición fue rechazada fríamente.

─Thiago tiene ocho años. No puede ir a la casa del vecino solo ─razonó la mujer. El adolescente refunfuñó algo entre dientes. Consciente de que no tenía otra opción, aceptó el pedido de su madre.

─Bueno, me voy a cambiar y le llevo el pan dulce al vecino ─informó antes de cruzarse de brazos y correr a su cuarto, molesto por la poca solidaridad mostrada.

Tomás, quien se encontraba sacando toda su ropa del ropero con el fin de hallar algo "decente" para vestir, no estaba del mejor humor ─como pudieron notar─. Hace tan solo ocho días, el chico al cual consideraba el amor de su vida rompió sin piedad alguna su corazón.

Rubén Doblas. Ese hombre había sido el autor de tan horrible crimen. Luego de meses y meses entre besos, caricias y promesas, el español lo había dejado por mensaje de texto con la excusa de "conocí a una chavala fenonenal hoy y creo que lo mejor será que dejemos esto aquí". Cuando el argentino leyó aquel mensaje no supo cómo sentirse con exactitud: ¿Debía estar agradecido de que al menos tuvo la decencia de decírselo? ¿Tan cobarde era como para no decírselo a la cara? ¿Tan increíble era esa chica que él había sido desechado en un segundo? ¿Acaso todas esas promesas que le había hecho no habían sido honestas? ¿El español había estado saliendo con él hasta que encontrara algo mejor?

Is It New Years Yet? [Rodritom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora