En el mundo muggle las puertas de la muerte iniciaban el día con varios individuos con vestimentas negras. En el cementario descansarian por fin los que alguna vez respondieron con el hombre de Eileen y Tobias Snape.El hijo de estos trato desesperadmente que no estubieran los ataudes juntos, fue rechazado por la ley de matrimonio. Aunque estaba acompañado por conocidos de su padre, lloro ya que solo él sentia la perdida de su madre. Los honorables Prince no tocarian suelo de escorias muggles y mamas reclamation él cuerpo de Eileen para que fuera enterrado juntos a los otros miembros.
Llego un punto que anhelo ver volar todo, se derrumbo llamando la atencion de muchos. Con sus ojos rojos fijamente en la la pudo de su padre juro odiar la mitad de sus origenes.
Tres dias pasaron donde tuvo que aguantar las emotivas palabras de gente falsa, como el director ya le habia mencionado un elfo lo llego de regreso a Hogwarts directamente a la oficina del director.
-¡Aun no me lo creo! - murmuro un nervioso Horace, los demas presentes lo miraron con enojo.
-Lo siento mucho- se acerco la profesera de historia apoyando su mano en los hombros del menor. Este se alejo, no soportaba esa clase de caricias.
El director se levanto de su asiento, camino hasta el menor. Noto en sus ojos la falta de esa chispa humana.
-No esta solo, puede doler señor Snape-
Severus no quizo escuchar a nadie más, se marcho sin poner atención a su alrededor. Durante las clases en esos tres dias que pasaron despues del funeral noto que no se encontraba la chica de cabellera blanca, admitio sorprenderse de verla aquel día cuando debio de estar en Hogwarts, se sintio incomodo de verla arrodillarse suplicando.
Los celos, la envidia y el odio lo cegaron, en ese momento sintio triunfo de verla llorar pero al instante su corazón volvio a razonar, cada momento que se interpuso entre él y el grupo de idiotas. Esa mañana intento comer en el comedor, la comenzo a buscar sin razon alguna, no era el unico, la profesora McGonagall levantaba discretamente la vista hacia la mesa de las serpientes.
Como si la vida lo pidiera, en la mesa comenzo a desaprecer los platos del desayuno dando lugar a tartas de diversos sabores. La culpa lo invadio, se levanto rapidamente dejando caer los vasos con jugo, escucho protestas de varios.
Era muy extraño que la chica Rellish desapareciera asi sin más, trato de concentrarse en las clases y no ver a la pelirroja unas sillas más adelante junto a Alice. Sirius fue el unico que comenzaba a pensar lo peor, levantando la mano llamo la atencion del profesor.
-Falta uno de nosotros- James dejo de escribir, levantando una ceja al no entender a su amigo. Sirius miro a los miembros de la casa verde -¿Saben algo de ella?-
Los orgullosos Slytherin no podian creer la razon que alguien que no fuera del mismo equipo se mostrara preocupado por uno de ellos. Por varios segundos nadie contesto, hasta que una chica se levanto.
-Sus cosas estan en el dormitorio de chicas, la verdad es que es muy extraño-
-No se sentia muy bien- hablo un chico de la misma casa -La expulsion del equipo dejandonos en gran desventaja.
Alice escucho atentamente.
-Yo la vida varias veces caminar a horas de la madrugada, no podia dormir-Sirius se levanto tirando esta vez su libro en la superficie de la mesa, el silencio se produjo rapidamente. En un arrebato de enojo corrio hasta Severus tomandolo de la camisa, con fuerza impactando su puño en la nariz de este.
-¡Imbecil!- la profesora tomo al joven sacandolo del salon, Lily intento acercarse de ver a Severus herido parando al momento. El pelinegro que habia caido se levanto, la sangre comenzo a salir. Tomo su varita en marcha, logro alcanzar a Sirius y la profesora, levanto su varita apuntando a Black.
ESTÁS LEYENDO
¡Algo mas sencillo que la vida!
RandomLo que mas la lastimo no fue el rechazo, las traiciones, ni siquiera el dolor. Fueron sus propias acciones, juro nunca ser un monstruo pero hasta el ser vivo mas vulnerable sabe cuando debe mostrar su garras para sobrevivir.