CAPÍTULO 1: EL MONSTRUO DE MILWAUKEE.

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29 de Julio de 1991

El sol de la mañana apenas comenzaba a asomarse por el horizonte mientras se filtraba por las ventanas entreabiertas de la recámara, cuando el despertador de Alex resonó estruendosamente en la habitación rompiendo el silencio de la mañana. Con un suspiro de cansancio, el chico de 18 años se frotó los ojos y en un sobresaltó se incorporó rápidamente, se había quedado dormido y el reloj implacablemente se encargaba de recordarle que el tiempo se le desvanecía en los dedos, la rutina matutina se convirtió en una carrera contra el tiempo y aunque el sueño aún lo envolvía se apresuró a vestirse mientras el reloj avanzaba sin piedad recordándole que llegar tarde a la escuela era inevitable si no se apresuraba.

Apenas intentando combinar los pantalones con una camiseta que pareciera aceptable, sus cabellos oscuros desordenados se resistían a ser peinados, por lo que Alex optó por dejarlos como estaban y deseando tener un poco más de tiempo se miró con rapidez al espejo, pero negó con su cabeza al instante y se apresuró a recoger su mochila, hoy no era una mañana con tiempo para vanidades.

Alex salió corriendo de su habitación hacía las escaleras bajándolas de 2 en 2 casi saltando los peldaños, despidiéndose rápidamente de su madre que preparaba el desayuno en la cocina, apenas tuvo tiempo para darle un beso de despedida en la mejilla prometiéndole que almorzaría con más calma ese día, antes de salir corriendo por la puerta mientras cada paso suyo resonaba en la casa mientras se adentraba en las calles aún adormecidas en camino a la escuela, el sonido de sus zapatos contra el pavimento era apenas audible por encima de su acelerada respiración. Mientras Alex se apresuraba por las calles pudo notar que algo estaba fuera de lo común, un murmullo inusual llenaba el aire durante todo su trayecto hasta que finalmente llegó a la escuela, con la mochila todavía en su espalda y su respiración entrecortada.

-Vale de nuevo empezando la semana con el maldito pie izquierdo, así que queda borrado de la lista de propósitos para este año escolar el no llegar tarde a clases. Supongo que llegar temprano a algún sitio es un estilo de vida, pero definitivamente no era el mío, creo que es momento de aceptar que la buena suerte nunca estará de mi lado, de hecho he comenzado a creer que soy una especie de amuleto que solamente atrae la mala suerte... pésima suerte para ser realista...

Estoy exhausto y con las piernas algo adoloridas por el esfuerzo que hice al correr por todo el instituto, en estos momentos me importaba una mierda mi frente sudada mientras sentía como las gotas escurren por mi cara, mi cabello como era de costumbre estaba algo desordenado, al menos esta vez no tenía la mancha de crema de maní y mermelada ya que ni tiempo me dio de desayunar mi sandwich en casa como tengo acostumbrado.

Maldita sea estaba llegando prácticamente media hora tarde a la maldita clase, por si acaso lo están pensando se los confirmo. Si, exacto... Estoy llegando tarde nuevamente a la maldita clase del profesor Collins que en este semestre me impartía ahora la materia de Cálculo Integral y Diferencial, el mismo profesor que desde el año pasado conoce mi prácticamente escasa puntualidad. Estaba empezando otra vez mal, demasiado mal y para colmo había algo raro en el ambiente de la escuela, los demás estudiantes estaban raros murmurando cosas.

Puse los ojos en blanco en señal de fastidió y coraje al ver la maldita hora eran las 7:33am llegué muy tarde, ya ni siquiera hice el intento de entrar a la clase, sabia que seria en vano, ya que el profesor Collins ya no me iba a dejar entrar de todas maneras, así que en dirección a mi aula logré ver a unos amigos y me dirigí hacia ellos-...

Mientras se acercaba a su aula, escuchaba murmullos por los pasillos y vio a sus compañeros agrupados en pequeños círculos mientras mostraban un semblante en el que parecían estar tensos y preocupados. Intrigado Alex aceleró el paso y finalmente llegó al patio de la escuela en donde se encontró con algunos de sus compañeros agrupados, susurros y miradas furtivas llenaban el ambiente, la curiosidad se apoderó de él y se acercó a uno de sus amigos que parecía especialmente inquieto para averiguar de qué se trataba todo. Sin embargo, antes de que pudiera abrir la boca, su amigo lo interrumpió casi sin aliento.

Sam:¡Hey, Alex!... ¿Has oído hablar sobre el caso de Dahmer?...-Preguntó sujetándolo de los hombros, con los ojos brillantes de diversas emociones -... Dicen que es un asesino en serie, un verdadero monstruo...-Añadió con tono lleno de expectativa.

El nombre resonó en el aire y Alex sintió como un escalofrío recorrió toda su columna. Había escuchado vagamente sobre un asesino en serie en las noticias, pero no prestó suficiente atención en ello por lo que no sabía el nombre del sujeto, ahora su aparente desconocimiento se convirtió en un peso sobre su pecho. Alex frunció el ceño algo desconcertado por no haber podido estar al tanto de los últimos acontecimientos y ahora se sentía fuera de lugar en medio de la conversación. Tratando de ocultar su incertidumbre, Alex negó con la cabeza y fingió indiferencia.

Alex:No, no he escuchado nada al respecto, ¿Qué está pasando?...-Respondió, intentando aparentar desinterés, los ojos de sus compañeros se abrieron de sorpresa, como si su desconocimiento fuera algo extraño en aquel momento-.

X:Debes estar bromeando Alex, es uno de los casos más grandes de los últimos tiempos. Un asesino serial que cometió actos tan jodidamente asquerosos... Ese hijo de puta debe pudrirse el resto de su vida en una maldita prisión, diría que merece a pena de muerte pero eso sería demsiado bueno para esa escoría...-Comentó uno de los estudiantes con un semblante serio-.

Alex asintió intentando ocultar su leve curiosidad y la mezcla de emociones que lo embargaban. Sabía que tenía que investigar más sobre ese tal Dahmer, pero también sentía un miedo incipiente ante la oscuridad que se ocultaba detrás de los crímenes del asesino.

Comenzaron a hablar entre ellos al unísono, compartiendo detalles macabros y rumores escabrosos sobre los crímenes de Dahmer. Algunos murmuraban sobre la depravación de su mente, mientras que otros se mostraban fascinados por el horror que había perpetrado. Los relatos de los asesinatos y la depravación del asesino llenaron el aire creando una atmósfera turbia y ominosa. Alex se mantuvo en silencio mientras luchaba por mantener la calma, aunque su corazón latía con fuerza dentro de su pecho, por un lado sentía curiosidad y fascinación por la mente retorcida de Dahmer, pero por el otro lado un miedo inexplicable se apodera de él. Por otra parte, aunque intentaba negarse a conocer más del caso, en lo más profundo de su ser la semilla de la duda ya había sido plantada.

Alex había tomado una decisión, no iba a admitir que estaba intrigado por el caso del asesino ya que no permitiría que sus amigos vieran su fascinación y su intriga por saber más de Dahmer. En lugar de eso forzó una sonrisa y trató de desviar la atención hacía otro tema, prometiéndose asimismo que investigaría más tarde cuando tuviera un momento de tranquilidad.

Alex:Chicos, ¿qué tal si mejor hablamos de algo más alegre? ¿Qué les parece sobre su partido de fútbol de este fin de semana?...-Dijo señalando a Sam que era parte del equipo-.

A los pocos segundos sus amigos asintieron y comenzaron a cambiar el tema, pero Alex sabía que no podría escapar de la oscuridad que suscitaba el caso de Dahmer . Aunque negara su curiosidad en ese momento algo dentro de él se había despertado, un impulso incontrolable de comprender la mente de un asesino. El timbre de la escuela sonó, anunciando el inició de las clases. Alex y su amigo Sam se despidieron de sus amigos y se adentraron en el aula, donde la rutina académica parecía alejarse de los horrores que se tejían en las sombras. Pero en su mente, el caso del Carnicero de Milwaukee comenzaba a cobrar vida, sus crímenes y su perturbadora existencia se entrelazaban con la normalidad aparente que los rodeaba. El destino había comenzado a tejer su red y Alex estaba a punto de sucumbir a su misterioso y oscuro abrazo.

Tinta y Sangre: Causa/Efecto (Jeffrey Dahmer x Occ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora