La Muerta

El cuerpo cayó y en aquella tierra descuidada se desparramo la sangre de la joven.
"Se mató una muchacha en el piso 14 de la torre B"
Comentaban en grupos y se escuchaban los susurros en las casas.
Todos decían sentir "pena", por aquella pobre mujer que había sufrido tanto como para decidir acabar con propia su vida, sin embargo, la cantidad de personas reunidas al rededor de su cuerpo inerte superaba a la de sus conocidos.
"¿Y si esa hubiera sido yo?" Reflexionaban los jóvenes que alguna vez habían visto aquel balcón de barrotes delgaditos como un salto al paraíso.

Jóvenes que en los brazos llevaban las súplicas de un eterno descanso, "podría haber sido yo" se dijo otra, hace rato que ya no pensaba lo mismo, cambiarse de piso había amortiguado aquella emoción tan lúgubre como la contemplación del suicidio. Pero alguna vez lo había intentado, se habría puesto en el balcón en alguna noche solitaria cuando no hubiera nadie casa, con alguna canción triste para acompañar su futuro luto, habría acomodado su ropaje y secado sus abundantes lágrimas, pondría las manos en el barandal, impulsando un poco su cuerpo hacia arriba para sentir el aire alborotar sus cabellos. Ante aquella afable sensación pensaría en su madre, cuando la joven le había preguntado a su madre que: "¿porque le tenía tanto miedo al balcón?" Ella le respondió "es que tengo miedo de que tu hermano se mate". Su madre siempre decía que su hermano era el hijo más débil, "no es que lo quiera más a él, es que una como madre le da más atención al hijo más débil".

Que pensamiento tan idiota, era entendible su comportamiento pero ¿nunca había escuchado de una muerte silenciosa?, ¿quien se mata más rápido? el que grita de la rabia o el que llora. Su madre parecía no entenderlo, puesto que era su hija la que ahora posaba un pie más sobre la barandilla.

Sus amigos, corrió un torbellino por su cabeza, había visto el apartamento en el que uno de sus amigos vivía, ¿que pensarían ellos cuando vieran su cuerpo?, ¿sentirían culpa o pena?, ¿cuánto tardarían en olvidarle? Para nadie era un misterio que no era la chica más querida pero ¿era acaso la más olvidable? Si ya era un fantasma en vida que más da convertirse en uno de verdad.

El sollozo se hizo más fuerte, su madre, de nuevo ella aparecía en sus sentimientos, ¿que tan fuerte llorara cuando se de cuenta que no solamente era miope si no que estaba totalmente ciega? y además de que tenía una grave pérdida de alfato pues su hija se había muerto en vida, se pudrió a su lado, sonriendo para ocultar que había llorado en el baño hace un rato.

La otra pierna, sentada en el barandal, un empujón y se habrán acabado los pensamientos bulliciosos que alteraban su cabeza, incluso en el momento de su muerte ¿no dejaría de pensar?
"Salta, después de todo, ¿qué es lo que te queda?"
Nada, no tienes nada.
El corazón late y sus manos tiemblan, esta viva pero pronto no lo estará, suda y se tambalea demasiado, sería una pena que por un desliz no tuviera el placer de saber que aquel segundo de caída y la eternidad en el infierno a una edad tan temprana no fue totalmente su decisión.
Se agarra fuerte y se prepara para contar hasta 10, voltea un segundo para ver por última vez al intento de su madre por curar su tristeza, una mascota que si pudiera también se tiraría del balcón como ella.
1, 2, 3...

Cae.

El golpe contra el piso es fuerte, el sonido del choque es detectado por su cabeza, toda su espalda duele y no le da tiempo a decir nada.

"Puta cobarde de mierda, ni para morir tienes valor"
Se deja descansar un rato en el piso del balcón, no se atrevió a hacerlo, al igual que las tantas veces en las que se había sentado en el balcón esperando a tener valentía para arrebatarse su propia vida.
Se desmayó por el golpe en la cabeza, al tirarse hacia atrás no llegó a poner los brazos, así que su cabeza recibió todo el impacto.

Observo a su mascota, con la poca conciencia que le quedaba antes de cerrar los ojos para sucumbir al desmayo, pensó que quizás el remedio de su madre si había funcionado.