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Hisoka se bajó de Gon y se tumbó en la cama.

Fiu~ Illumi me dió pelea. - suspiró, cansado.

Gon se volvió humano, cambiándose con las prendas que siempre había en su habitación - o mejor dicho, la ropa que Hisoka había comprado para él - y cuando terminó se subió en la cama, revisando la herida que había al costado del humano rojo y que estaba sangrando mucho.

El olor a sangre que proviene del humano es desagradable, le provoca náuseas de solo verlo con ese líquido carmesí.

Es detestable.

— ¿Gon?

Reaccionó cuando Hisoka pincho su mejilla con el dedo índice.

— ¿Qué? — sonó arisco, alejándose.

El pelirrojo arqueó una ceja, mirando algo molesto al cachorro, juzgando sus acciones.

— ¿Por qué fuiste a la habitación? — se acercó a él.

Hisoka es un humano descarado, que toda vergüenza de sus víctimas es su victoria. ¿Dejando en paz a Gon solo por ser un cachorro con apariencia de niño cuando tiene ya 17 años? Noooo, no es ese tipo de persona que se sienta a esperar.
Aunque desea tener cerca, pero muy cerca a Gon. No puede forzarlo ya que podría hechar al brebaje los acercamientos que han tenido estás tres semanas pasadas.

Freecs frunció el ceño, la cercanía es tanta que él es capaz de escuchar las palpitaciones del corazón del mago, sintiendo ese pulso lento y suave, como si nada logrará ponerlo nervioso... Cómo si él fuese el depredador acechando a su presa, esperando con paciencia el momento perfecto para saltar sobre él y devorarlo sin contemplación.

Sonrió, es divertido.

— Killua estaba desesperado, necesita ayudar al niño nube. — se encogió de hombros.

Morrow sonrió incrédulo.

¿Cómo puede ir a la habitación de Illumi solo por una petición de ese niño malcriado? Aunque, le agrada un poco el que defendiera a Gon antes de que entrara en ella.

... Si hubiera dicho algo sobre el felino, quizás ambos hermanos estuvieran muertos en este momento.

¿Desde cuándo me importa lo que piensen o hablen de Gon? – comenzó a divagar, dejando la guardia baja.

Gon sonrió al ver la apertura en su - casi siempre - guardia alta, y ver que se veía indefenso en esa área es una gran oportunidad. ¡Una muy grande para él! Se lanzó, cayendo encima de Hisoka en un intento de jugar, aún sabiendo que el pelirrojo se encuentra herido.

— Ugh. — lo escuchó quejarse.

Se detuvo, mirando que salía mucha más grande que antes, frunció el ceño. No es de su agrado que el humano no esté en condiciones para soportarlo, es frustrante para su personalidad hiperactiva, pero también para su instinto.

Alejarte y cuídalo.

¿Alejarse? ¿Cuidarlo? ¿Qué mierda esta tratando de decir su instinto animal ahora? ¿Continúa con esa actitud contraproducente con el humano rojo?

Suspiró cansado, está a punto enviar a la chingada a su instinto bipolar que solo le causa confusión con respecto a este ser humano raro. Miró la herida, roja y sangrante, es atrayente pero a la vez asquerosa.

— ¿Duele? — su voz bajó, casi como un susurro.

— No mucho.

Hisoka miró al pelinegro, observando con los dedos bronceados del menor tocaban ligeramente la herida. Se encogió cuando un espasmos doloroso se extendió por su cuerpo, cerró los ojos, regulando la respiración.

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora