Despertar de las Sombras

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Aether se encontraba en el epicentro del caos, su espada resonando con la energía liberada tras derrotar a su propia hermana, Lumine, y a la Diosa desconocida que la controlaba. La paz, aunque recién adquirida, estaba teñida de melancolía en el aire.

Lumine yacía desmayada en el suelo, una figura vulnerable después de ser liberada del oscuro influjo del abismo. Aether, con su mirada firme pero llena de preocupación, se acercó a ella. Tomó suavemente a su hermana en brazos, sus ojos dorados reflejando la travesía que habían enfrentado juntos.

Aether: Lumine... ¿puedes escucharme?

Lumine abrió lentamente los ojos, sus iris de un azul puro encontrándose con los dorados de su hermano. Una mezcla de confusión y agradecimiento brilló en su mirada.

Lumine: Aether... gracias. Has roto las cadenas del abismo que me ataban. No sé qué hubiera sido de mí sin ti.

Aether asintió, una sonrisa leve apareciendo en su rostro, pero la sombra de la preocupación aún se reflejaba en sus ojos.

Aether: Estamos juntos en esto, Lumine. Siempre.

Con cuidado, Aether ayudó a su hermana a ponerse de pie, el lazo entre ellos fortaleciéndose con cada paso. Sin embargo, el peso de la verdad aún pendía en el aire. La Diosa desconocida, derrotada pero no destruida, yacía no muy lejos.

Aether se acercó, su espada aún desprendiendo un resplandor celestial. La Diosa, con su cabello blanco ondeando con una gracia etérea, habló con calma.

Diosa Desconocida: No me subestimes, viajero. Solo sigo las órdenes de Celestia.

Aether, sorprendido, clavó su mirada en la Diosa.

Aether: ¿Celestia? ¿Órdenes?

Diosa Desconocida: Así es. Este conflicto era inevitable. Celestia guía nuestro destino, y yo solo soy su instrumento.

Aether frunció el ceño, intentando comprender la verdad detrás de las palabras de la Diosa. La confusión y la incredulidad se mezclaban en su expresión.

Aether: ¿Celestia? ¿Qué conexión tiene con el abismo?

La Diosa sonrió enigmáticamente.

Diosa Desconocida: Eso es algo que solo descubrirás con el tiempo, viajero. El destino es un camino intrincado.

Aether, impulsado por una mezcla de ira y desesperación ante las revelaciones de la Diosa, agarró su cuello con firmeza. Sus ojos brillaban con una intensidad que reflejaba la tormenta interna que se desataba.

Aether: ¡Habla! ¡¿Qué conexión tiene Celestia con el abismo?!

La Diosa, momentáneamente restringida, sonrió con calma, desafiando la furia de Aether. Antes de que pudiera obtener respuestas, la escena se vio interrumpida por la entrada impactante de un encapuchado vestido con ropas luminosas. La espada desenvainada resplandecía con una luz divina mientras se abalanzaba hacia la Diosa desconocida.

En un instante, Aether reaccionó, interponiéndose con su propia espada y dejando caer a la Diosa al suelo. Lumine, rápida como el viento, corrió hacia la Diosa y la sostuvo, mirando con curiosidad al encapuchado.

Lumine: ¿Quién eres tú? ¿Por qué intentas atacarla?

El encapuchado permaneció en silencio, su figura envuelta en misterio. Aether, con la espada aún en alto, miró fijamente al recién llegado.

Aether: ¿Qué buscas aquí?

El encapuchado finalmente habló, su voz resonando con una serenidad que contrastaba con la tensión en el aire.

Cicatrices de la DivinidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora