Capítulo 14

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Me desperté en mi cama, no recordaba nada del día anterior.
Mi cuerpo estaba debilitado, mis manos temblaban y mis piernas estaban bloqueadas, como si fuera un robot mal hecho.

Miré el reloj que tenía en la mesilla, las 3am. No sabía cuánto había dormido y por qué estaba así.
Me levanté como pude de cama y me fui al baño a hacer mis necesidades.

Me miré en el espejo del baño y mi cara estaba en la mierda. Estaba más pálida de lo normal y tenía unas ojeras bastante grandes y marcadas.
Lo arreglé con un poco de maquillaje.

Salí del baño y me senté en mi cama.
Observando la luz de la luna y el reflejo en ella en aquel hermoso lago.
Sabía que no podía dormir más así que decidí bajar a la cocina a por algo de comer.

Me vestí algo arreglada, ya que hay a veces que quiero salir de mi forma de confort y me arreglo mas de lo que suelo hacer.

Opté por un vestido ajustado rojo junto con unos tacones dorados con un par de piedras Preciosas que se asemejaban mucho al Jade.

Una vez acabé de vestirme salí de la habitación cerrando la puerta lo más silenciosa que podía, al lado de mi habitación dormían los hermanos Haitani. Cosa que agradezco un poco ya que son los únicos que me caen bien.

De momento.

Caminé de puntillas por todo el pasillo, mi cuerpo parecía una gallina por lo mal que estaba caminando pero prefería eso a que Mikey se esterara de que estoy despierta a estas horas.

Bajé las escaleras una por una, aunque el roce de los zapatos con la madera de las escaleras fuera un poco alto sabía de sobras que no lograría llegar a las habitaciones.

Llegué a la zona de la entrada de la casa. Tanto silencio hacía que mi cerebro estuviera alerta por si escuchaba algún movimiento que no estaba acorde con el silencio.

Seguí caminando despacio, el ruido del impacto del tacón con el suelo me producía rezar cada segundo para que esos malditos no se despertaran.

Me adentré por la gran cocina y llegué a lo que era la despensa de las guarrerías, así es como lo llamaba Rindou.

Él odia todo tipo de comida que contenga la más mínima porción de grasa, lo entiendo perfectamente pero es que quien no se puede resistir a un bueno chocolate kinder.

Agarré un par de chocolates, hacía un par de días que no comía uno , así que mis hormonas de mujer estaban necesitadas por él.

Me quedé un rato en la cocina mirando a la nada mientras degustaba el chocolate. Os juro que no hay mejor sensación que esta.

Una corriente de aire atravesó mi piel haciendo que un escalofrío recorriera lentamente mi cuerpo.
Unos segundos después mi oído se sintió atraído por un ruido que provenía de detrás de la casa.

Maldije todo lo que pude en eso momento.

Mientras mi cuerpo se movía constantemente por el miedo que sentía mi oído le decía a mi cerebro que una persona se estaba acercando a la entrada.

Tiré varias miradas por toda la casa en busca de un sitio en donde esconderme, y escogí un pequeño rincón que había detrás de la encimera. El sitio me permitía ver la entrada, cosa que agradecí eternamente por que así podía saber quien era el susodicho que acaba de entrar en casa a estas horas de la madrugada.

Me tapé la boca con mis propias manos, saboreando mi propio sabor.
Si así es como se siente la supervivencia espero no tener que vivirla mucho tiempo.

Los pasos estaban ahí, en la entrada.

Abrí mis ojos para intentar averiguar quien era el sujeto que trasnochaba.

WHITEGIRL // Tn x Bonten Donde viven las historias. Descúbrelo ahora