"Señorita Blake, el Sr. Mikaelson está en casa y quiere verla" pronunció una amable mujer del otro lado de la línea. Hayden se alarmo y maldijo todo, ¿cómo era posible que él hubiera regresado? tenía tanto tiempo que no lo veía que dudaba que fuera...
Hayden estaba recostada, ya era un poco tarde y mañana tenía que entrar a trabajar muy temprano. El sueño estaba a nada de embargarla cuando su celular sonó, maldijo por lo bajo y miró la pantalla, era un número desconocido. Extrañada decidió atender la llamada.
-¿Hola?-respondió la chica temerosa.
-Señorita Blake, el Sr. Mikaelson está en casa y quiere verla-le advirtió una voz femenina del otro lado de la línea.
-Gracias, en unos momentos estaré ahí-respondió con un tono calmado pero en realidad estaba alarmada. ¿Cómo era que él había regresado? se rehusaba a ir pero sabía que tarde o temprano la encontraría.
A regañadientes se levantó de su cama, se cambio la pijama por unos leggins negros, blusa blanca y chamarra roja, botas negras y se puso un gorro y bufanda del color de su blusa, las madrugadas en el condado de Williamsburg eran frías como todo en Virginia.
Con rapidez fue hacia su camioneta y partió hacia el lugar, estaba muriendo de sueño además de que la neblina era algo intensa así que condujo de manera prudente, 40 minutos después se estacionó frente a la que solía ser su casa.
Durante todo el camino no tuvo tiempo para pensar en lo que estaba pasando, iba a ver a Elijah después de tanto tiempo. Suspirando bajo de la camioneta, de manera tranquila caminó hacía la puerta, tocó suavemente y muy pocos segundos después una señora de no más de 50 años le abrió y se fue.
Sin pensarlo mucho entró y ni siquiera le dio tiempo para ponerse cómoda pues él la esperaba ya, se encontraba de pie frente a la puerta. Tan pronto Hayden lo vio le dedicó una mirada tan profunda que podía sentir como poco a poco la atravesaba, cerró la puerta y dirigió su atención a él.
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-Buenas noches-dijo ella pasando saliva.
-Buenas noches- contestó él para no parecer descortés.
-Me llamaron porque dijeron que querías verme- dijo la con algo de timidez.
-Es normal que un hombre quiera ver a su esposa al llegar a casa-comentó Elijah con mucha naturalidad.
-Sobre eso-hizo una pausa-creo que debes reconsiderar las cosas Elijah-comentó la chica mientras suspiraba otra vez.
-No, no y no-dijo él mientras la veía fijamente.
-Es obvio que esto no funcionó y no tenemos que seguir fingiendo-dijo con total madurez.
Él se quedó viéndola detenidamente, su cabello estaba más largo, sus rizos se veían tan hermosos, sus ojos seguían cautivándolo, su piel seguía conservando ese color tan bronceado, sus facciones se veían endurecidas y las ojeras se le notaban un poco. Ya no era más esa chica de 21 años que en el verano se había casado con un casi desconocido al cual amaba locamente.
Apenas él la vio, por instinto supo que tenía que formar parte de su vida; sin mucho más, una noche le propuso que se casara con él, ella aceptó y 10 días después ya eran esposos. Ella tenía una esencia tan única que estaba seguro que no se había equivocado, tenía que pasar el resto de su eternidad junto a ella.
-No estamos fingiendo amor, eres mi esposa y eso no está en planes de cambiar-comentó el original con una mueca.
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-Creo que no llegaremos a nada de esta manera Elijah, de verdad no sé en que estaba pensando al venir aquí-comentó la chica suspirando. Se dio la vuelta y justo al querer abrir la puerta él puso su mano sobre la de ella impidiendo que se fuera.
-Ni siquiera lo pienses, estamos en Mystic Falls y aquí todo puede suceder-dijo él como buen sobreprotector que era.-Por cierto, ¿porque tuve que obligar a la amable señora para que te llamará y te dijera que vinieras si esta es tu casa?-preguntó el original con molestia.
-Porque esta es tu casa más no la mía y porque 3 meses después de que te fuiste regresé a la universidad, desde ahí jamás volví-dijo la chica tratando de no perder el control.
Él sintió como si con sus simples palabras lo hubieran abofeteado. Todo el mundo pensaba que él no era esa clase de hombre pero no, aunque le costará toda su eternidad, ella tenía que ocupar el lugar que le pertenecía.
-Un día hiciste un juramento de amarme y respetarme en lo bueno y en lo malo. Siento decírtelo amor, pero no lo estás cumpliendo-comentó con algo de cinismo el original.
-Ni siquiera llevó el anillo y mi apellido es Blake, es obvio que no lo estoy haciendo-comentó la chica con total naturalidad.
Él se dio cuenta que era cierto, no llevaba anillo y sólo Dios sabía si alguna vez había utilizado Mikaelson como su apellido, tal vez para ella esos años de abandono eran muchos pero para él no, mucho menos cuando no importa lo lejos que estén o lo mucho que sientas por alguien más, Hayden siempre estuvo en su mente...
