Navidad.
Una de las mejores épocas del año; en donde todas las casas son decoradas de pies a cabeza con preciosos adornos navideños, las personas cantan villancicos y un enorme árbol se pone dentro de las viviendas de las personas, esperando a ser repleto de regalo, pero eso no es lo mejor de la navidad, si no que la puedes compartir con amigos y familia.
Familia que, este año, una pequeña escritora quiere unir, por lo cual mando un par de cartas a los miembros de su pequeña familia, buscando que estos la leyeran y asistieran a un pequeño, y apartado salón, para encontrarse por primera vez con ellos...
Las primeras personas en llegar, son una pareja de jóvenes en una Jeep negra, la cual es manejada por un chico que tiene el cabello tan negro como la oscuridad y los ojos igual de azules como el mar, y a su lado, una chica con muchas pecas en su rostro, las cuales hacen similitud a la formación que hacen las estrellas en el cielo nocturno, pasea sus ojos verdes y curiosos por el salón que se encuentra frente a ellos.
—¿Es aquí?—pregunta la chica, una vez su pareja se detiene fuera del lugar.
—Si... O bueno, eso decía la invitación.
Él chico, vuelve a tomar la invitación que le fue llegada a su apartamento hace unos días con los nombres «Dylan & Beca» escritos en el centro, para verificar nuevamente la dirección que está tallada con tinta en el reverso de la invitación y, cuando verifica que están en el lugar que marca la invitación, voltea su cabeza hacia Rebeca, la chica llena pecas, y asiente una vez con la cabeza.
—Si, aquí está.
—¿Estás seguro?
—Si.
—Pero se ve tan... solo.
Hace una mueca al ver de nuevo el lugar que, a pesar de estar rodeado de casitas que están decoradas de acuerdo a la época del año, sigue viéndose solo y sombrío.
—Beca —él chico tomo a su novia de la barbilla y volteo su cabeza en su dirección—, si no te sientes bien aquí dime y nos vamos de inmediato.
El corazón de la chica se derrite en su interior, al ver los ojos angustiados de su pareja, quien la miraba expectante esperando una respuesta
—Pero, ya viajamos hasta aquí. Literalmente atravesamos toda la ciudad para venir a este lugar.
—Y la volveremos a atravesar si no te sientes cómoda aquí, cielo. Solo dímelo y nos iremos.
Él, con sus ojos clavados en ella, espera con paciencia a qué su novia decidiera que hacer, dispuesto a irse al segundo si se lo pedía y ella, lo sabía.
Rebeca le da una rápida ojeada al lugar antes de mirar con firmeza a su novio.
—Entremos. Tengo curiosidad de que hay adentro.
—Está bien.
Dylan con su mano, tira de ella hasta dejar un corto beso en sus labios. Beso que, a pesar de que fuera apenas un frágil roce, fue lo suficiente para enviar corrientes eléctricas en el cuerpo de ambos.
—Al primer momento que te sientas incómoda, con miedo o lo que sea, me dices y nos vamos inmediatamente, ¿bien?
—Bien.
Él chico pelinegro asiente con la cabeza, conforme con la decisión de su chica, y baja con rapidez de su Jeep, para irle a abrir su puerta.
—Sigo sin entender porque nos llegó esa invitación. ¿Fuimos los únicos que la recibimos?
—Estoy seguro de que lo descubriremos.
—Solo espero que no aparezca un inmortal o un hombre lobo del otro lado de la puerta y nos asesine. —murmura la chica.
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Relatos Navideños
Teen FictionCada año, en la época navideña, la escritoras tienen el placer de conceder ciertos deseos, ¡desean ver cual es el mio? Adéntrense a estos relatos navideños...