El cuento de navidad de Sae

Blue Lock Christmas Week - Día 6: Navidad

Este one-shot lo escribí para el evento organizado por la cuenta de Twitter Blue Lock Ships.

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Las calles se encontraban completamente adornadas, al igual que todas las tiendas por dentro; en las noches todo iluminaba, regalando una vista preciosa a los transeúntes, excepto a Sae Itoshi.

Le molestaban las luces y la melodía tan chillona de los villancicos. Le estresaba que hubiera tanto tráfico, las personas abultadas en las veredas y que todo en todas partes hiciera alusión a la navidad. No era que fuera alguien amargado, pero desde que se había ido a España que la navidad no significaba lo mismo para él. Al regresar a Japón, la navidad ya había dejado de tener importancia.

Se encontraba en un departamento que había comprado para sus estadías en su país natal, hacía frío, pero de todos modos tenía planeado entrenar. Estaba alistándose, cuando de repente recibió una llamada telefónica, era su madre; no tenía ganas de contestar, le gustaba hablar con ella, pero sabía muy bien para qué lo llamaba. Soltó un suspiro, mentalizándose para lo agotador que sería hacerle entender su respuesta y contestó.

—¡Hijo! —Escuchó la voz de su madre tras el teléfono.

Después de intercambiar saludos y actualizaciones de estado de salud, vino el turno de lo que Sae no quería escuchar.

—¿Y lo pensaste? ¿Vas a venir mañana? ¿Vas a pasar las fiestas con nosotros, verdad?
—No, lo siento —respondió Sae, con una voz firme.
—¿Por qué no?

Lo siguiente fue un bombardeo de palabras de que porqué debía pasar navidad con su familia y que no estaba bien que estuviera tan distante. Sae suspiró con frustración, comenzando a sentirse desesperado.

—Mamá, puedo ir en cualquier momento a visitarlos, pero no me interesa celebrar la navidad, es una molestia.
—Sae... —El tono de voz de su madre sonó con tristeza—. Yo solo quería pasar las fiestas como en los viejos tiempos.
—No se podrá, lo siento.

Antes de que su madre intentara hablar más del tema, Sae se despidió y cortó la llamada. Le daba pena ser así con su madre, pero sabía que si no era de esa manera ella seguiría insistiendo, y desde que había iniciado diciembre que venía tocando el tema.

Pensó en terminar de alistarse para ir a entrenar, cuando fue interrumpido por el sonido del timbre de su departamento. Se le hizo extraño, él no había ordenado nada y no existía forma de que alguien fuera a visitarlo. Se acercó a una pantalla, al lado de su puerta, para ver quién se encontraba afuera, se sorprendió al ver a su hermano menor. Abrió la puerta, dejándolo entrar a su hogar y mirándolo con confusión.

—Hola... —saludó Rin, en voz baja y dudosa.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Sae, sin siquiera saludar de vuelta.
—Has hablado con mamá, ¿verdad?
—Acabo de colgar el teléfono.
—Ella ha estado muy emocionada con tu visita. Hace mucho que no la veía entusiasmada con la navidad.
—Ya le dije que no iré.

Se quedaron en silencio por unos segundos, Rin intentó mirar a los ojos a su hermano, pero él mantuvo su mirada en el suelo.

—¿Por qué? —preguntó Rin.
—¿A qué viniste? —Sae ignoró su pregunta.

Rin quería responderle, pero era difícil vencer su orgullo y poner en palabras lo que tanto anhelaba comunicar.

—¿De qué te sirve estar en Japón si no vas a pasar la navidad con tus padres? —cuestionó.
—No es asunto tuyo. —La voz de Sae sonó muy fría.
—¿Es por qué estaré yo?

Un nuevo silencio, pero esta vez compartieron miradas. La mirada de Sae era cortante e insensible, Rin solo pudo mantenerse firme, más por orgullo, hasta que decidió darse la vuelta y marcharse. Sae se quedó estático, sin decir ninguna palabra, dejó ir a su hermano; ni siquiera entendía a qué se había debido su presencia.