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Cuando esas fotos llegaron al poder de esa despiadada mujer, el odio a sí misma incremento, su hija quien juro proteger de cualquier peligro ahora era una drogadicta, comprendía el porqué de sus cambios en el cuerpo. Procedió a hablar con algunos de sus hombres de confianza, tenía que abordar de forma sensata el problema en que su hija se estaba metiendo.

—Seré breve —Empieza Caroline.— Quiero que investiguen acerca de estos hombres que aparecen en las fotos, para quién trabaja y una dirección, pretendo que para mañana estén fuera del mercado.

—Enterado señora. —Comenta Héctor.

—Se pueden retirar. — Ordena Montero, el cabreo que tenía sentía que con nada se le quitaría.

Payton dejó de ser un pan de Dios, a ser una ¿drogadicta? Esto debía ser una broma, miró la pantalla de su celular para ver si acaso era el día de los inocentes.

Ya había agotado cualquier posibilidad de que su hija volviera a casa, sin embargo, aún no acudía a una sola persona. Era demasiado tarde como para ir a visitarla, solo tenía una esperanza enorme con aquella chica, ella podría ser el conducto para llegar a su primogénita. Y la usaría.

Por el momento decidió ir a su habitación, ya mañana con más calma usaría su as bajo la manga.

Al día siguiente se dió por enterada que el trabajo ya estaba hecho, desayunó con todos sus hijos mientras manipulaba su iPad, tenía muchos documentos que revisar. Intercambiaba algunos mensajes con su jefe de seguridad.

Ubicación 📍
Estoy a sus órdenes.
8:09 am.

Ahora solo necesitaba terminar e ir a dar un paseo, esperaba que su hija no se enterase de nada. Se despidió de su hermosa esposa y sus bellas hijas. Estaba segura de sí misma, era buena con las palabras y se podía ver eso en cada reunión, en cada proyecto donde ella misma lograba concretar. Le indicó al chófer que le llevará a la dirección que se marcaba en la pantalla, a lo largo del camino, porque era largo, aquella joven vivía al otro lado de la ciudad. Al llegar observó la casa, era de dos pisos pero muy sencilla, no se vió asombrada para nada, estaba de acuerdo que estoy podía pasar. No espera mucho. El personal le abrió el paso para bajar del coche y emprender la marcha hasta la puerta, se tranquilizó, estaba nerviosa, ella no debía estarlo. Ya estaba lista para tocar la puerta cuando de pronto está se abrió revelando a una chica de tes blanca, ojos verdes, cabello rubio, era tan hermosa que Caroline se vió anonadada con esa belleza. Sin embargo, la joven se quedó paralizada al ver a la mujer de traje tan elegante frente suyo, habían cruzado miradas antes pero ahora era diferente, la tenía frente a frente, los ojos grises eran tan hermosos como los de Payton, sin duda alguna, tener a esa mujer tocando la puerta de tu casa debía ser algo serio.

—Señora Caroline. — Logró articular Mía. — Es raro verla por estos rumbos. Si viene a buscar a Payton, no la he visto hace dos días.

—Buen día señorita Anderson, no vengo a ver a mi hija, de hecho vengo a verte a ti. — Sin rodeos dijo.

—Me gustaría invitarle a pasar pero voy tarde al instituto. —Comenta la rubia cerrando la puerta, esa mujer le causaba muchos nervios.

—Perfecto entonces, te llevaremos mientras hablamos de lo que nos une, Payton.

—No es necesario, podemos hablar otro día. —Insiste, realmente esa mujer la hacía mojar la ropa interior, le tenía miedo.

—¿Para que esperar? Ya he hecho el viaje hasta aquí, insisto, no se llevará mucho tiempo, para cuando lleguemos, esto se acabará y cada quien por su lado.

"No Pretendo Que Me Quieras"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora