Tuve diez minutos de mi tiempo y me puse escribir; pensé entonces en todos los placeres de la vida y la manera que me privé de ellos:
Le tuve miedo a tragarme las uñas de los dedos, corréeme en su cara y sentirme mareada por las paredes blancas;
El me sostuvo entonces con cadenas sobre la cama, me besó la frente y me hizo sentir indefensa;
Deje mi cuerpo caer entonces sobre un regazo cálido más inseguro;
Me mire al espejo y observé los ojos rojos que me encontraba; desconocí mi peso, el cabello me creció y sentí las caderas ensancharme
Me dijiste entonces que no me moviera y fuera paciente más la fotografía a la izquierda indicaba una chica más segura, intensa y magnética;
Lloraste contra mis senos mientras me encontraba completamente desnuda y mi sexo se convirtió en una montaña plana.
Deje entonces de pensar en mi misma;
Me encerré entonces en lo que el mundo necesitaba de mi y me aislé de la gente;
Mire barrotes dentro de la casa,
Me quise drogar para poder tolerarte;
De ser polvo me volví esclava religiosa y una mujer devota;Más mi naturaleza nunca fue el de una mujer de fé. ¿O lo fui? ¿Lo seré?
No recuerdo cuando fue la última vez donde enrosque mis tobillos sobre la cama y pensé en un orgasmo para mi;
Porque siempre fui complaciente para ti, para el, para ella, para ellos, para todos.
Estoy aprendiendo entonces a poder tener un orgasmo nuevamente; sin el rubor en el rostro y sin el temor de abrirme demasiado.