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Después de haber insistido incontables veces a Reggie que le enseñara a convertirse en animal por fin cedió.

Alegó que era un niño grande que ya sabía leer y escribir, sabía los números, sumar y restar; que conocía mucho sobre las tradiciones sangre pura y que podía lanzar fácilmente un Lumus con la varita de Regulus.

Esa mañana de caluroso verano comenzó a recibir algunas lecciones, todas teóricas y de meditación para preparar su mente y cuerpo ante el cambio de todo su organismo que experimentaría al completar la transformación.

"El proceso para convertirte en animago es difícil, requiere mucha paciencia y tiempo. No es algo que se deba tomar a la ligera. A mí personalmente me llevó dos años lograr tal transformación debido a el impredecible clima. Si tan solo una cosa sale mal todo el procedimiento deberá repetirse de nuevo. ¿Entendiste?"

"¡Si!" La emoción burbujea en su interior. Si se convertía en algún animal podría dar paseos nocturnos junto a Reggie. "¿Qué animal seré?"

"Eh, bueno, tu forma animaga normalmente es idéntica a tu patronus. Rara vez esta similitud difiere, sin embargo como tú aún eres muy joven como para lanzar un encantamiento patronus me temo que será una sorpresa. Para ambos." Regulus se sentó sobre el césped con un libro entre sus manos. El olor a canela del incienso, la suave brisa y la sombra del árbol da la suficiente tranquilidad para meditar. Él yacía recostado sobre una manta tratando de concentrarse en su respiración.

"¿Qué animal seré?" Preguntó soñoliento. El cantar de las aves, el susurro suave del viento y el olor del incienso estaba causándole un sueño casi imposible de resistir.

"Bueno, mentiría si te digo que tengo algunas ideas." Hubo una larga pausa antes de que Regulus volviese a hablar. "Me sorprende que seas tan paciente, recuerdo que a mí me irritaba la idea de solo estudiar la teoría en lugar de pasar directamente a la práctica."

"Las dos son importantes." Profirió un bostezo. Estaba intentando concentrarse en libertad un poco de su magia pero era cada vez más difícil debido a que se estaba quedando dormido. "¿Me enseñas a tocar piano?, me gusta escucharte tocar canciones de cuna, yo también te quiero tocar canciones para dormir."

"¿De verdad?, ya veo, ¿Hay algo más que te gustaría aprender?" Entre abrió sus ojos luego de escuchar el tono algo burlón de la pregunta de Regulus.

"¡Quiero hacer magia sin varita!, ¡Quiero saber tantos idiomas como tú!, ¡También me gustaría hacer pociones!"

"Wow, ¿Todo eso?" Draco se hizo a un lado para hacerle espacio a Regulus cuando este se movió hacia él con el propósito de recostarse a su lado en la manta. No pudo evitar reír cuando los dedos de Reggie le causaron cosquillas cuando le picó el costado. "¿Estás seguro de querer aprender todo eso?"

"No. Quiero aprender también a cocinar, quiero aprender Quidditch, quiero aprender más sobre Astononía.

"Astronomía."

"Eso." Se acurrucó contra el pecho del joven, quien acarició suavemente su cabello. "Me gusta aquí. Me gusta abrazarte. Te quiero Reggie."

"Yo también te quiero Dragón." Conforme pasaba el tiempo y ambos tenían sus propios asuntos que atender era más difícil encontrar momentos como estos en lo que tan solo fueran ellos dos disfrutando de su tiempo libre y conviviendo en paz. Draco a veces de verdad extrañaba dormir junto a Regulus pero sabía que debía ser un poco más independiente. Aún así hacía todo lo posible para terminar rápido sus tareas escolares para poder pasar tiempo de calidad con Regulus.

Menos de un segundo después sus ojos se cerraron definitivamente para sumergirse en un plácido sueño.

Un sueño realmente extraño. En él veía a dos chico, uno de cabello rubio en un traje blanco y otro chico pelinegro que usaba lentes en un traje negro, ambos uno frente al otro bajo un gran marco de flores. De fondo un hermoso paisaje de alguna playa.

Al despertar dos horas después el sueño seguía fresco en su mente. Pasarían años antes de que pudiese olvidarlo.

Draco Black, un nuevo legado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora