Capítulo 11.

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La fiesta de cumpleaños número 549 de los mellizos Stonem era en verdad todo un acontecimiento. Los asistentes de Axel apartaron Moroi, el club nocturno del clan, para celebrar el evento.

Cuando ingresé en el salón principal del establecimiento, me sorprendí por la enorme cantidad de personas que se presentaron para homenajear a Evelyn y Mason.

Y es que claro, hacía más de 50 años que no se celebraba debido al secuestro de Evelyn, esta era la primera fiesta que se realizaba y qué mayor oportunidad que después de que el clan Stonem ganase una guerra sobrenatural.

Evidentemente no sería un baile o una elegante celebración como en los siglos pasados, sino más bien, adecuándose a la modernidad al festejarse en un club. Aunque había un pequeño detalle:

Era una fiesta con temática de máscaras.

Esto, obvio, había sido idea de Evelyn, a la menor de los mellizos sí que le gustaban las excentricidades.

Así que allí estaba yo, entrando pasadas las 9 de la noche a la fiesta que comenzó hacía un rato. Tardé en aparecer debido a una pequeña crisis con mi vestimenta, por suerte Scarlett y Evelyn me habían dado unas ideas previas que pude utilizar.

Mi vestido era corto, de color azul oscuro adornado con piedras a juego que se me ceñía en los lugares correctos, acompañados de unas sandalias con tacón que se amarraba con cintas hasta mis pantorrillas. Además, un antifaz adornaba mi rostro, era de encaje, con la tonalidad de la tela y pequeñas gemas también.

Sencillo, delicado, elegante y sexy.

Necesitaba un pequeño aumento de autoestima, mi cabeza era un caos, dividida entre la moral precaria que aún extrañaba a Jayden y mi corazón que evidentemente sentía cosas por el mayor de los Stonem.

No había hablado mucho con Axel desde que nos vimos en el risco, me asusté debido a eso que sucedió con sus ojos cuando nos besamos. Fue extraño y de alguna manera, yo también sentí algo diferente ante ese hecho.

—¡Michelle! —me saludó Scarlett, luciendo genial con un vestido y antifaz dorado que se sostenía por medio de una varita, como en los tiempos antiguos—, te ves fabulosa, ¿No es así, Evelyn?

A su lado, apareció la pelinegra bajita, vestida de blanco con una máscara también, que le daban un aspecto muy angelical.

—Bellísima, el azul te queda precioso —secundó a la morena, con una sonrisita.

Me acerqué a ella y le di un fuerte abrazo, y acto seguido deposité una pequeña caja en su mano, llevaba un listón rosa en la tapa.

—Feliz cumpleaños, Evelyn —emití, contenta—. Sé que no es mucho, pero cuando lo vi pensé en ti, espero que te guste.

Corazón Resiliente #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora