Capitulo #19

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𝔉. Efímero.

CHAPTER NINETEENDon't worry, Suk

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CHAPTER NINETEEN
Don't worry, Suk.

𝔄lcé mi mirada, encontrándome con mi propio rostro, distorsionado a causa de las gotas que resbalaban por el vidrio. Mis brazos estaban apoyados en ambos lados del lavamanos, sosteniéndome lo más que podía por el evidente mareo que me tambaleaba al intentar caminar.

Enjuagué mi cavidad bucal y seguidamente mis manos con jabón, debido a los recientes vomitos que abrumaron mis sentidos por un buen rato.

Me sentía agotada, ya no me quedaban fuerzas, y eso que Eun Hyuk me había estado cuidando estos últimos días para que no haga mucho esfuerzo.

Acaricié mi vientre con cariño, una pequeña personita estaba creciendo allí dentro, y yo era madre de esa personita.. aún no me lo podía creer.

Mi sonrisa se desvaneció cuando escuché unos pasos acercarse a dónde yo estaba. Me  alarme por el echo de notar que no era solo una persona, y que las pisadas resonaban con fuerza, como si llevaran botas. Y aquí nadie usa botas, excepto la bombera.

Me adentré en uno de los cubículos, cerrando la puerta con el pasador. Subí mis pies en los bordes de la taza, preparada para atacar al momento que los intrusos abrieran la puerta.

Oí como abrían puerta por puerta, hasta que llegaron a la mía. Justo cuando se asomaron y me vieron, salté contra uno de ellos, de tal forma que le estampé una patada en la cara con mi pie.

Intenté huir, pero el otro me tomó fuerte por la cintura y golpeó mi espalda contra la pared. En un movimiento rápido estrellé mi rodilla en su entrepierna, logrando que su agarre en mí se aflojara y liberarme. Pero no duró mucho, hasta que el otro jaló abruptamente mi cabello hacia atrás. Grité colocando mis manos sobre su agarre, en un fallido intento de soltarme, pero vino el otro y me aprisionó también.

—¡Cállate maldita zorra!— espetó el que tenía piercings en su cara. Lo miré con desagrado, escupiéndole al momento que intentó tocarme.

—¡No me pongas tus asquerosas manos encima, imbécil!— exclamé, alterándome cuando me empezó a desabrochar la camisa.

Logré morder su mano, aprovechando su momento de distracción. El me soltó de golpe, dejándome caer. Me arrastré hasta golpearle las pantorrillas y dejarlo caer, pero el otro me levantó del suelo sujetándome bruscamente del cabello.

—¡Eres una golfa! ¡Y mereces ser tratada como tal, perra! — vociferó y yo gesticulé una expresión de asco, maldito, ¿Cómo se atreve a llamarme así?— Min Hee, sostenla— ordenó aún con señales de dolor— le daremos una lección a la perra. —se tocó su entrepierna con descaro, dejándome a mi solo con la opción de retroceder.

𝐄𝐅𝐈𝐌𝐄𝐑𝐎 | Sweet Home.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora