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Después de poder conciliar el sueño tras tres días encerrado, se despertó sobresaltado por los gritos que provenían del exterior. Peter se espabiló e intentó estirarse. El dolor de espalda y cuello era presente por culpa de dormir en la bañera. Sentía sus piernas entumecidas y dormidas. 

Cuando pudo estar lo suficientemente despierto, agudizó su oído para ver si podía escuchar lo que pasaba. Pero no podía entender muy bien que se decía. Solo pudo distinguir que la voz de los gritos, no era una voz conocida. Era una voz masculina más suave y delicada, Peter comenzó a sospechar que era un Omega. Y los gritos comenzaron a ser más fuertes. A lo que se dio cuenta que se iban acercando. Por instinto se encogió al lado del grifo donde tenía sus manos atadas.

La puerta se abrió de golpe y escondió su cara entre sus antebrazos.

- Madre mía. ¿Qué le habéis hecho?- el hombre se acercó a Peter.

El Omega no lo miró, pero tuvo el instinto de temblar. Estaba asustado, seguía sin poder confiar en ninguna persona que haya entrado en ese baño. Pero notó el tacto de una mano conciliadora en su cabeza. Le acariciaba dulcemente el pelo, incentivando a que Peter levantara la cabeza y mirarlo.

Las caricias pasaron a su mejilla. Sus manos eran suaves y bien cuidadas. Igual que la apariencia que tenía, un Omega de una edad adulta, con traje de buen ver y una mirada compasiva.

- No hace falta que tengas miedo ya. No te van a hacer nada, los tengo domados.

Por alguna razón, las palabras de ese hombre no se la podía llegar a creer, pero no había otra. Es una pequeña raya de luz en una puerta entreabierta. ¿Podría utilizar ese camino como su vía de escape? No sería mala idea intentarlo. 

Los pensamientos del Omega más joven se vieron interrumpidos por el toque de unas pequeñas manitas en su rodilla. Pudo ver como una pequeña niña pelirroja se asomaba por la bañera y comenzó a acariciarle la rodilla.

- ¡Wanda! ¿Qué haces aquí? Te dije que te quedaras con papá en el salón.- habló el señor misterioso.

La niña lo miró y sonrió. Una chiquilla que no superaba los seis añitos le sonreía.

- Porque he notado tristeza. Necesitaba calmarla.- se excusó la pequeña Wanda.

El señor suspiró y se giró a la puerta.

- ¡Erik! ¡Ven a por la niña!

Peter no sabía quien era Erik, pero por fin reconoció al Alfa que solo lo vigilaba, sin hablar. El cual era el padre del otro Peter, el Peter Alfa. El Omega comenzó a atar cabos en su confundida cabeza. ¿Acaso esto era una familia? ¿Pero que tiene que ver él con ellos? 

- Lo siento mucho Peter, de verdad. Jamás pensé que los Alfas a los que he casi educado te iban a tratar así. Pero, ¿de qué me sorprendo? Son Alfas. Por cierto, soy Charles.

El Peter dejó que Charles hablara, pero tampoco lo escuchaba mucho. No podía concentrarse, solo miraba a la puerta, donde el Peter Alfa y Wade se asomaban. Pero al notar sus manos libres, podía pudo saborear la libertad a medias. Con una lentitud cuidadosa, Charles ayudó a Peter a incorporarse. Cada movimiento era un gesto de apoyo, como si la simple presencia de Charles pudiera disipar las sombras persistentes que se aferraban a la mente de Peter. Las piernas de este temblaban ligeramente, pero Charles sostenía su peso con firmeza, ofreciendo estabilidad en medio de la vulnerabilidad. 

Pudo levantarse y estirarse después de días de acostumbrarse al frío metal de la bañera. La humedad en el ambiente se quedó atrás después de dar unos pasos hacia la puerta con ayuda de Charles. Aunque su sensación de libertad se esfumó nada más notar como sus rodillas fallaron. Se precipitaría hacia el suelo si no fuese por los brazos que lo rodearon al instante de tropezarse, evitando su caída. 

- Déjame llevarte.- fue Wade el que habló.

- No no, no hace falta...

Peter no terminó ni de hablar, ya estaba en el aire en brazos del Alfa. Wade lo elevó al estilo nupcial para encaminarse a la sala de estar. El pequeño Omega se sonrojó suavemente por el acto y simplemente evitó el mayor contacto con el encapuchado. 

Parker se sentía intrigado por la sensación que le traía ese Alfa. Por lo que le contó el otro Peter, Wade está loquísimo realmente. Pero podía notar cierta delicadeza y suavidad en sus gestos, aunque su agarre en su cuerpo el firme y seguro. Realmente se llegó a plantear en ese instante si en verdad todo lo que le contaba Peter era cierto.

Wade se sentó en el sillón, sin soltar a Peter. O sea, el Omega se sentaba en el regazó del Alfa. Charles se quedó a su lado, mirando fijamente al Alfa. Este queriendo evitar la mirada de él, abrazó con fuerza a Peter y escondió su encapuchada cara en su espalda.

- Wade... suéltalo...- ordenó Charles.

El Alfa solo negó con la cabeza, sin separarse de Peter. Solo lo apretaba más contra su cuerpo, haciendo que Parker se sintiera más y más incómodo.

- Wade, suelta al niño.

- Que no quiero.

- ¿Por qué?

- Si lo suelto, se me va a escapar otra vez.

- Pero si yo nunca me intenté escapar, no me habéis dado opción a hacerlo.- se atrevió a decir Peter mientras se intentaba zafar del agarre del Alfa.

- Puede que tu no, pero seguro que me van a separar de ti otra vez.

- Puede que fuera porque estabas diciendo que me ibas a embarazar en cuando pudieras...

- Pero no digas eso en público. ¿O acaso te gusta el exhibicionismo, chukipuki?

Wade aprovechó para acercarlo más y Peter solo se sonrojó más.

- NO me llames así.

- ¿Cuchuchuchu?

- No.

- ¿Charimunchi?

- NO.

- ¿Chicupi?

Peter sacó fuerzas con ayuda de Charles se pudo levantar. Estaba enfadado. Desde que está encerrado después de tantas semanas que se han convertido en meses, se seguía sintiendo como un juguete de unos Alfas que no tenían vergüenza en apropiarse de él solo por ser destinados. Pero realmente pudo conocerlos y ver que no eran malas personas. Y aunque eso le traía tranquilidad, el pensar que preferían su propio beneficio a la salud mental de la persona a la que supuestamente aman. Le hervía la sangre.

Se giró hacia el Alfa, aún sentado en el sillón. Peter nunca se imaginó que iba a pegar a un Alfa, pero lo hizo. Con la fuerza que tenía, levantó la mano y su mano se estampó en la mejilla de Wade. Aunque la rabia de Peter aumentó de solo pensar que la máscara que llevaba puesta, le había amortiguado.

- ¡QUÉ NO!

- ¡Uoooh! ¡CHIKIPUKI!

- ¡Ya está! ¡Wade, vete de aquí! ¡Todos, dejadnos solos!- Charles se metió entre los dos. 

Los gritos del Omega hicieron que los cuatro Alfas presentes se pusieran rígidos e hicieran caso. Wade intentó un movimiento para poder tocar la mano de Peter, pero este mismo se apartó. Así, el Alfa se rindió y salió de la sala. 

Charles suspiró e invitó a Peter a sentarse a solas en la sala. Sentados, compartieron una mirada que hablaba de comprensión mutua, de la fortaleza que se encuentra en la presencia de aquellos que nos cuidan en los momentos más oscuros. Charles, con gentileza, rompió el silencio.

- Peter, sé que estás muy confundido. Jamás pensé que ellos te harían eso. Nadie debería enfrentar lo que has pasado. Estoy aquí para ti, en todo lo que necesites.

El Omega se quiso creer sus palabras, las cuales actuaban como un faro dentro de un mar de incertidumbre y miedo. No pudo evitar dejar escapar lágrimas de ira y desesperación.

- Quiero volver a mi casa...

Charles se levantó de su asiento para quedar frente a Peter, poniéndose de cuclillas y abrazándolo. Dejando que el chico pudiera desahogarse tranquilamente y sin presiones. 

- Intentaré hacerlo posible.

Mi Vida A Tus Pies ~ allxPeterParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora