Recuerdos de Ángel: 6

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—¿No te quedas conmigo? —pregunto haciendo un puchero.

Tyler me revuelve el pelo como siempre lo hace y niega. Abro los ojos con sorpresa, él siempre habla del ''maldito poder irresistible'' de mis pucheros y caras de cachorrito ¿A dónde ha ido mi poder ahora? Lo miro con el ceño fruncido mientras se deja caer en el sofá.

—Me apetece jugar videojuegos, si vienes conmigo a jugarlos estaremos juntos. —dice, ondeando el mando de la consola con la mano.

Siempre pensé que era tonto que las consolas viniesen con dos manos si eran para uno. De hecho, me hacía sentir demasiado mal ver el controlador vacío cada vez que me jugaba, tanto que lo tuve que arrojar al fondo de mi armario porque por su culpa los videojuegos ya no me parecían tan divertidos.

Pero al ver a Tyler jugar con el tonto mando ya no me parece tan tonto, incluso me alegro de no haberlo tirado. La pantalla del televisor se enciende y él palmea el sofá a su lado.

—Pero... tengo que estudiar —me quejo, botando un poco sobre mi silla porque realmente quiero saltar de ella al suelo e irme a jugar videojuegos con él.

—Entonces estudia, bobo, no pasa nada —levanta su mano, mostrándomelo, y añade: —yo jugaré solo mientras te espero.

Sus ojos vuelven a la pantalla y los míos deberían volver a la hoja, pero cuando lo hacen las letritas y números parecen tan poco interesantes, tan poco importantes... Hace poco suspender un examen me hizo llorar a mares y ahora, cuando pienso en suspender otro, por alguna razón no me parece tan angustioso. No si puedo obtener una tarde de videojuegos con Tyler.

Además, no es como si fuese a suspender por no estudiar un solo día.

—Puedo estudiar mañana —le aseguro, dejando el lápiz a un lado. Mis dedos juegan entre ellos en mi regazo, tirando de pielecitas —, el examen es pasado.

Lo miro de reojo, todavía jugando con mis dedos. Mi tripa se siente extraña cuando pienso que voy a dejar mis deberes a medio hacer, quizá Tyler me dé un regaño. No debería haber dicho nad-

Un suave sonido llama mi atención, así que alzo mi cabeza como un conejito para ver como mi niñero está palmeando el sofá de nuevo. Salto corriendo de la silla al suelo y me lanzo con él, empujándolo un poco sin querer y acurrucándome a su lado. Se siente ver estar cerca de él dándonos codazos y empujones mientras jugamos.

Tyler me tiende el otro mando y veo cómo selecciona un juego de peleas y la pantalla se pone color negro y luego rojo. Las letras que forman el título del juego aparecen como si fuesen salpicones de sangre y yo saco la lengua porque la sangre me da asco.

Tyler chasquea la lengua y ríe.

—Niñito escrupuloso —me dice y a mí me da demasiada vergüenza preguntarle qué significa esa palabra tan larga, así que solo me pongo rojo y frunzo el ceño.

Nos quedamos un rato jugando, viendo como los monigotes de la pantalla se golpean entre ellos y como el mío pisotea al de mi niñero. No entiendo como alguien capaz de hacer frente a mis aterradores deberes de matemáticas siempre pierde jugando contra mí. Especialmente porque mi técnica secreta es apretar todos los botones a la vez.

—¡Oh vamos! —se queja, inclinándose un poco más hacia la pantalla y con su cara suave llena de pequeñas arruguitas de viejo con cuando frunce su ceño. —No me puede ganar siempre un crío de doce ¡No lo permitiré!

El niñero (Yaoi) [EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora