❋ Episodio 51 ❋ "el anillo"

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"El anillo"
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Alex Brown
2019, 20 de junio

Durante la semana que venía iba a estar muy ocupado, pero me preocupaba Mylen. La había visto algo decaída desde la pelea que tuvimos. Además de eso, sucedió lo de Carolina.

Me está matando tener que confiar en que Carolina le dirá antes de que sea muy tarde. Solo espero eso porque yo estoy arriesgándome en la jugada.

Luego también lo de su madre dejó mucho que desear para ella. Sabía que iba con esperanzas de que fuera diferente, pero mientras me contaba las cosas noté que estaba muy desanimada.

<<¿Podrías dejarlo todo?>>

Son cosas de la empresa, no podemos detenernos. Sé que lo entendería, pero me preocupa dejarla desanimada. ¿Debería de darle algún regalo? ¿Un perro? ¿Un carro para que saliera? No tengo idea.

Ya sé a quién preguntarle, queda más que claro.

Llegué a la casa de Carolina. Aún estaba conectada a la intravenosa en su habitación. Cuando llegué, estaba viendo un programa en su celular. Cuando me notó, volteó los ojos.

—¿Para qué me necesitas, robador de amigas? —dijo mientras sonreía falsamente— ¿Mylen no te ha dicho nada en especial? ¿Algo que le esté causando algún desnivel fuera de tu tremenda desmayada o sus padres?

—Son secretos de mejores amigas. —me enseñó su pulsera de la amistad con Mylen—Por favor, ella está muy desanimada. No me gusta verla así. Si hay algo que pueda hacer... —se le iluminaron los ojos.

—Luego me agradeces, Alex. Haré que esa mujer te ame mil veces más para que me perdone si se llega a enterar que violé el código de las amigas.

—¿Código de las qué? —no me dejó terminar cuando se levantó de la cama hacia una pizarra que tenía en una de sus paredes. Normalmente ahí tenía sus horarios. En una esquina empezó a notar.

—Dime, querido Alex, ¿qué te hace falta con Mylen?

—¿Me hace falta? Nada.

—Ahí está el problema, secuaz. Tu mujer se siente igual, pero algo les falta. Algo brillante y que va a la moda.

—¿Un bolso o algo por el estilo? —no entendía a qué se refería—Bueno, podría ser, pero de eso no hablo. Mira, te daré otra pista: es un concepto donde ya no se puede decir que son amigos que se besan en la boca.

La capté en ese momento: ¿Pedirle matrimonio? ¿A eso te refieres?

—No, Alex, te saltas un paso muy importante —me señaló.

La escena se había vuelto un acertijo. Yo estaba en la cama de Carolina con la mano en la barbilla, intentando descifrar el código que Carolina me complicaba más por no querer decírmelo directamente. Ella estaba ya alterada de que no captara las múltiples indirectas de sus pistas tan confusas. Se movía mientras le pegaba a la pizarra con la pinta del marcador.

—¿El noviazgo?

—¡Bingo! Amen, hombre, me hiciste dudar de tu capacidad intelectual.

—Pero ya te lo dije, Carolina, no quiero ponerle un peso más encima. Preocuparse por una relación cuando hay tanta tensión en su vida sería como hacer lo contrario a lo que quiero.

—No lo sé, Alex. Puede que tú seas el que se siente así. Yo sé como tu amiga que tus cortas relaciones de una semana siempre han significado estrés y una carga sobre tus hombros cuando has tenido más problemas y no sentías apoyo alguno. Pero con Mylen es diferente. Quieres tenerlo todo con ella, pero temes volverte como una de tus molestas exnovias y que ya no quiera estar contigo, bla, bla, bla.

Una flor de otoño (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora