Cuando despertó, se encontraba recostado en una mullida cama dentro de una habitación desconocida. Kawaki estaba sentado a su lado y le sonrió aliviado al verlo abrir los ojos.
—Tranquilo, estas a salvo... llegamos a casa.
A casa. Él único lugar a donde podría ser recibido sin necesitada de estar alerta. Acarició la mejilla de su hijo y sonrió levemente. Hacía mucho que no sentía tanta calma. Quizás meses, desde que empezó la caída de los consejeros.
—Gracias por salvarme —dijo, pero cambió su tono de voz a uno más severo—. Pero no vuelvas a salir sin compañía. Te lo dije antes.
—¿Y dejarte tirado cuántos días?
—Lo que dure el celo. ¿Qué hubiera pasado si termino por dejarte una herida mortal? —continuó, al bajar la mirada hacia la venda que cubría el cuello de Kawaki.
—Sé que no lo harás.
—Hoy lo intenté.
—Hace dos días —le corrigió—. Una herida como esta no terminara con mi vida, por querer protegerte.
—Te falta crecer Kawaki.
—¿Y luego qué...? ¿Cómo debo de encontrarte después? ¿Muerto? O debo de esperar a que Orochimaru sea quien me avise sobre ti, padre. Pues te equivocas...no soy un niño indefenso, soy un alfa y tu hijo. Tengo tanto derecho como tú a arriesgar mi vida por proteger a los que amo.
Naruto no pudo evitar que la sorpresa se reflejara en su semblante ante ese estallido. Rara vez veía a Kawaki tan alterado. Con un suspiro resignado, se incorporó hasta quedar sentado y le hizo un gesto para que se acercara.
—Ven aquí...no quise ofenderte, es solo que me preocupas —se excusó en tono suave—. Eres lo más preciado que tengo y no soportaría perderte por un error mío.
Kawaki dudó, la frustración aún visible en su postura defensiva, con los brazos cruzados sobre el pecho. Pero lentamente cedió ante la mirada suplicante de su padre y volvió a ocupar su lugar en el borde de la cama.
—Tú también eres lo más importante para mí...por eso no puedo quedarme de brazos cruzados si sé que estás en peligro —murmuró con sinceridad, su rostro juvenil tornándose vulnerable por unos instantes—. No vuelvas a pedirme que me aleje mientras sufres, porque no podré hacerlo. Prefiero morir defendiéndote que vivir escondido como un cobarde.
Naruto sintió que se le encogía el corazón al ver la honesta devoción brillando en esos ojos dorados tan similares a los suyos. Con delicadeza tomó una de las grandes manos de Kawaki entre las suyas, tan pequeñas en comparación, y la apretó con cariño. Su primogénito tenía razón, ya no era un niño indefenso. Merecía que lo tratara como el igual que se había ganado a pulso, no como a una reliquia de cristal.
Con delicadeza tomó el mentón de Kawaki para alzar su rostro, limpiando con los pulgares el rastro húmedo en sus mejillas antes de hablar.
—Está bien, tienes razón. No volveré a apartarte así ni a subestimar tus habilidades —concedió mirándolo directo a los ojos para transmitir su sinceridad—. De ahora en más pelearemos hombro con hombro como iguales. Lamento haberte hecho sentir excluido...fue egoísta de mi parte. ¿Podrás perdonar a este obstinado viejo?
Para su alivio, Kawaki esbozó una pequeña sonrisa a través de sus lágrimas y asintió, frotándose los ojos en un gesto adorablemente infantil.
—Sólo si prometes ya no llamarte viejo...apenas tienes treinta años —bromeó con un resoplido, recuperando algo de su acostumbrado humor—. A este paso tendré que buscarte un esposo para que te lo recuerde.
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Destino Fragmentado. Sasunaru
FanfictionEl Imperio del Fuego ha tejido una trama de asesinatos expertos que se ha cobrado las vidas de aquellos más cercanos a la corona. Sin importar la posición elevada que ostenten, sus destinos convergen en la muerte inevitable, mientras sus oscuros act...