01 | Entrelazadas desde siempre

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La historia que voy a relatar es larga, larguísima, y no tengo idea por dónde empezar.

Luna y Violeta: dos nombres entrelazados desde el inicio, una melodía que ha resonado desde el jardín de infancia. Comenzamos como amigas, mejores amigas, y nuestra complicidad evolucionó de manera natural hacia la familiaridad de hermanas.

Pero para que entiendan todo lo que se viene, es necesario que comprendan el trasfondo de nuestra historia.

Mi mejor amiga Luna Castillo, una chica de 17 años, es una joven apasionada por la música y el voleibol.

Luna tiene el pelo negro azulado, que cae en ondas suaves y brillantes alrededor de su rostro. Sus mechones oscuros resaltan su piel pálida y contrastan con sus ojos profundos y misteriosos, de un color plateado intenso. Su mirada penetrante muestra una mezcla de determinación y una chispa de curiosidad.

A pesar de ser más baja que el resto, Luna destaca en el campo de voleibol con su destreza y agilidad, mostrando una pasión y una dedicación evidentes en cada movimiento.

La música es una parte esencial de la vida de Luna. Siempre lleva consigo unos auriculares, perdida en su propio mundo sonoro. La música le permite canalizar sus emociones de una manera única y encontrar la inspiración para enfrentar los desafíos cotidianos. Luna encuentra consuelo y expresión en cada nota que escucha.

Su personalidad introvertida y "fría" es solo una fachada que oculta una mente creativa y un corazón apasionado. Luna prefiere observar y escuchar, pensando sus palabras antes de compartirlas. Aunque puede parecer distante al principio, aquellos que se acercan a ella descubren una amiga leal y reflexiva, lista para brindar su apoyo cuando más se necesita.

Soy Violeta Castillo, una chica de 17 años apasionada por los libros, la fotografía y el romance. Con una personalidad extrovertida y dulce que me hace destacar en cualquier reunión.

Cuando miro al espejo, veo mi cabello café caer en suaves ondas alrededor de mi rostro. Me encanta experimentar con diferentes estilos, desde llevarlo suelto y despeinado hasta atarlo en una coleta despreocupada.

Mi pasión por los libros me sumerge en mundos de fantasía y emociones desbordantes. Me encanta perderme en las páginas y dejarme llevar por las historias que me transportan a lugares lejanos o me sumergen en romances apasionantes. Los libros son mi refugio y mi compañía constante, alimentando mi imaginación y expandiendo mis horizontes.

La fotografía me permite capturar momentos especiales y encontrar belleza en lo cotidiano. Siempre llevo conmigo mi cámara, buscando oportunidades para inmortalizar recuerdos y capturar emociones en imágenes.

Como pueden ver, somos como polos opuestos, probablemente eso nos hacía la pareja de amigas perfecta, nos complementábamos de tal manera que es casi imposible creerlo, lo que le faltaba a una lo tenía la otra.

Permíteme llevarte a lo largo de un día en nuestras vidas lleno de diversión y amistad.

El sonido del despertador rompía el silencio de la mañana y me apresuraba a levantarme de la cama. Me vestía con entusiasmo, desayunaba junto a mi madre, mi padre y mi hermana Hana, empacaba mis libros y mi almuerzo, y salía de la casa.

Luna y yo nos encontrábamos en nuestro punto de encuentro habitual, justo afuera de nuestras casas. Ella se acercaba con sus audífonos y su pelo negro levemente peinado. Nos abrazábamos y rápidamente nos poníamos al tanto con las novedades del fin de semana.

— ¡Hola Luna! ¿Cómo estuvo tu fin de semana?

— ¡Viole! Fue genial, practiqué algunas nuevas melodías en mi guitarra. ¿Y el tuyo?

— Bien, fui al parque y tomé algunas fotos. Estoy emocionada de mostrártelas.

Juntas caminábamos hacia la escuela, compartiendo historias y risas en el camino. Nuestro vínculo era tan fuerte que las palabras fluían fácilmente entre nosotras.

En clase, nos sentábamos juntas, listas para enfrentar el día. Mientras nuestros profesores impartían lecciones, intercambiábamos miradas cómplices y pequeñas notas llenas de conversaciones y chistes internos.

— ¿Luna, escuchaste la nueva canción de esa banda que te gusta? — preguntaba, pasándole una nota discreta durante la clase de matemáticas

— ¡Sí! ¡Es increíble! Necesitamos escucharla juntas después de la escuela — respondía Luna, con una sonrisa que delataba su emoción.

Cuando sonaba la campana del recreo, nos reuníamos con nuestros amigos en el patio: Ale, Lau y Lucas. Todos nos dirigíamos a una de nuestras actividades favoritas: jugar al vóley. Mientras mis amigos se enfrentaban a otros estudiantes, con risas y una competitividad amigable, sacaba mi cámara y tomaba fotos del partido, disfrutando y celebrando cada punto y cada logro juntos.

Al final del día escolar y de la caminata de vuelta a nuestras casas, nos despedíamos en la puerta de mi casa, ansiosas por el siguiente encuentro.

— Mañana es el gran partido de vóley, ¡no puedo esperar! — exclamaba Luna emocionada.

— Va a ser increíble, y estoy lista para capturar tus mejores momentos con mi cámara. ¡Nos vemos mañana!

De vuelta en casa, me sentaba en mi escritorio y comenzaba a trabajar en la tarea. Aunque físicamente estaba sola, sabía que Luna estaba a solo un mensaje de distancia. La tecnología nos permitía mantenernos conectadas y compartir incluso los momentos más pequeños de nuestras vidas.

Antes de irme a dormir, le enviaba a Luna un mensaje deseándole buenas noches y agradeciéndole por otro día increíble juntas. Sabía que, pase lo que pase, nuestra amistad seguiría creciendo mientras enfrentábamos juntas la vida y sus desafíos.

Con una sonrisa en mi rostro, cerraba los ojos y me sumía en un sueño reparador, sabiendo que al día siguiente sería otro día lleno de risas y aventuras junto a Luna.

Entre nosotras: Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora