PRÓLOGO

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— ¡Felices 6 meses Franquito! — digo con una sonrisa tan grande como el amor que estoy sintiendo. Le doy una abrazo fuerte y luego el me da un beso.

— Felices 6 meses Alexita — dice él con esa voz gruesa que tiene y eso hace que me ponga aún más feliz.

Hoy es él día del amor y la amistad, y no solo eso sino también nuestro cumple mes. Con Franco lo celebramos porque... Bueno somos algo cursis.

Estoy algo nerviosa se que él es tierno y todo eso pero a veces sacamos ese lado hmm... Pues erótico si se le puede llamar, solo que nunca avanzamos más que decirnos unas cositas y ya, no estoy segura de querer llegar a más aunque la verdad quiero mucho a Franco, él ha sabido esperar, bueno pues me supongo porque me quiere y porque soy mucho menor que él, 7 años para ser exactos. Apenas cumplí los 16 hace unos meses, ok sé que es muy estúpido eso créanme que lo sé, pero es que me enamoré de él...

— Alexita. — me dice al oído.

— ¿Si? Franquito lindo. — digo en un tono tierno aunque ya sabía a dónde iba

— ¿Tu me quieres? — se acerca cada vez más y puedo ver en sus ojos ese brillo

— claro que te quiero ¿Por qué lo preguntas? — es obvio.

— porque pues... Me gustaría.— dice ya rompiendo el espacio personal — hmm no lo sé, ya sabés... — unde su cabeza en mi cuello y empieza a dejarme besos húmedos. Eso hace que me ponga tensa y me estremece.

— Franco... — suelto un pequeño gemido mientras con mis manos trato de apartar su cabeza antes de que llegue a mis pechos. — Franco yo no... No puedo, no aún — me quiero dejar llevar pero no puedo, realmente me siento incomoda, así que trato de quitarlo nuevamente pero solo me pega más a él y me besa de una manera tan violenta.

— no sabes cuánto llevo esperando esto ¡Dios! — dice ya con ese tono pervertido, agetreado y excitado. Mete una de sus manos debajo de mi blusa para así acariciar uno de mis pechos, aunque lo hace de una manera agresiva.

Por más que trato de quitarlo me lo impide, no sé si dejarme llevar pero es que... No puedo siento que no es el momento, pensé que todo sería como en las novelas, con velas y que me llevaría de la mano a la cama, no en un sofá viejo en el sótano de una casa. Siento que lo haría con un desconocido, pero ¿Por qué? Si lo conozco bien...

— Franco n.. no quiero por favor... — de verdad me siento muy incómoda y me siento con miedo. Baja su mano hasta el cierre de mi pantalón así que lo empujo para poder quitarmelo de encima.

Estando un poco más alejados él intenta acercarse de nuevo, hasta que sube la mirada y se da cuenta por la expresión de mi cara que no me está gustando. Me siento tan incomoda que lo miro con tanto miedo, de verdad no había visto ese brillo en sus ojos, ni que ignorara mis rechazos, me siento tan... Vulnerable.

Se endereza un poco pero no me quita la mirada está un poco shoqueado.

— Alexita yo... — traga grueso sin aún quitarme la mirada, se ve algo apenado — Yo no quería de verdad perdóname se que te presiono mucho, pero de verdad es que... Ash compréndeme — baja la guardia y ahora suena indefenso...

— Franco de verdad perdóname pero no estoy preparada aún — me tiembla un poco la voz la verdad es que no se describir como me siento, pero es feo.

— no, Alexita no es tu culpa. — se acomoda un poco para quedar frente al televisor, se cruza de brazos y suelta un suspiro largo — solo entiende que yo llevo mucho tiempo sin hacer nada y de verdad te necesito, es parte de una relación y tú me provocas. — me mira de una manera tierna e intenta tocarme con su mano.

Justo cuando su mano está por tocar mi brazo, pegó un brinco y me levanto de ese sofá aún shoqueada por lo que acaba de pasar, doy unos pocos y cortos pasos hacia atrás sin dejar de mirarlo.

— pupu.. pues yo creo que entonces no debí... — trago grueso y quito la mirada de él para buscar ahora mi abrigo — no debí ser tu novia Franco, pensé que me esperarías hasta que me sintiera lista. — tomo mi abrigo y vuelvo a mirarlo es busca de una respuesta.

— Alexita por favor, soy hombre entiende que tengo necesidades, no puedo esperar tanto. — esa mirada, como queriendo ser la víctima.

—Ya no tienes que esperar, porque yo yo no quiero volver a verte y por lo tanto eres libre Franco. Adiós. — me volteo con el único objetivo de salir corriendo de allí.

— ¡No! Espera un momento, por favor no te vayas — me grita él

Subo las escaleras lo más rápido que puedo para poder llegar a la puerta antes de que él me alcance. No quiero verlo... Nunca más. Tomo el pomo de la puerta y en lo que la abro siento como esa brisa fría y húmeda entra en contacto con todo mi cuerpo. La cierro con todas mis fuerzas y solo corro sin rumbo, dejando atrás todo lo que acaba de pasar.

Escucho unos gritos a lo lejos, sé que es él pero no entiendo lo que dice solo me concentro en correr unas cuántas cuadras hasta conseguir un taxi y justo cuando me estaba quedando sin fuerzas veo uno y lo detengo para poder subirme a él.

— ¡Dios mío al fin! — digo en voz alta  cuando por fin logro sentarme en esos asientos forrados en cuero falso

Proceso a decirle la dirección al señor del taxi, un señor un poco mayor pero tierno además. Mientras pienso en lo que acaba de pasar y mi mente rebobina no solo a lo que acaba de pasar sino más atrás y ¡Dios! Soy una estúpida.

Realmente del tiempo en que conocí a franco a ser novios no hay mucha diferencia, ni un mes la verdad... Ahora que lo pienso los momentos que pasamos, "la mayoría" fueron hablando cosas subidas de tono, un jueguito que me entretenía pero en el fondo no quería nada más. No sabía mucho de él, solo lo necesario y un poco más, era misterioso y algo raro. ¿Entonces porque acepte ser su novia? Fácil, soy una persona tímida, antisocial, introvertida, acomplejada y que siempre sufrió una especie de burla por ser gordita y "nerd", además de eso estar pasando por una depresión de esa que nos da a los adolecentes. Unas cuantas palabras tiernas, hacerme sentir querida, ilusionarme, escuchar y darme algunos consejos, contarme un poco de él pensado que me abría su corazón, pero siempre estuvieron ahí esas invitaciones, aún más que lo sentimental, increíble que por un poco de atención no me di cuenta que realmente nunca conocí a Franco.

Saco mi teléfono del abrigo azul marino que llevo y procedo a bloquear de toda red social y de mi mente a Franco, el Franco que nunca conocí.

— ¿Se encuentra bien niña? — dice el taxista si quitar la mirada de la carretera. Me le quedó viendo si decir nada por unos segundos

— sí. — le digo con una sonrisa en mi cara, la verdad esté señor se ve muy tierno. Me devolvió la sonrisa y eso me hizo querer hablar con él.

Hablamos hasta llegar a mi destino y por un momento me olvidé de lo estúpida que me sentía, mentalmente prometí que eso jamás volvería a pasar.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2023 ⏰

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