✦ Única parte ✦

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Finalmente, la boda entre Cellbit y Roier había llegado a su fin. Todos los habitantes de la Isla Quesadillas se habían retirado a sus hogares, incluyendo a los nuevos esposos. Ambos acababan de llegar al castillo de Cellbit. Estaban extremadamente felices, pero también algo nerviosos por su primera noche como recién casados. La tan esperada primera noche. 

No es como si Cellbit y Roier no hubiesen dormido juntos ya, pero debido a Richarlyson el tener intimidad se había vuelto algo imposible. Hoy Richarlyson no estaba ahí. El niño se había quedado al cuidado de Baghera, quien se había ofrecido para que "los novios tengan su boda de miel".

Cellbit y Roier entraron al castillo y subieron algo sonrojados a la habitación de Cellbit. Se sentaron en el extremo de la cama: Roier estaba jugando con su manos mientras Cellbit miraba hacia otro lado. El ambiente estaba algo incómodo, en silencio. Entonces, para romper el hielo, Roier habló:

- Pues... Increíble lo de hoy ¿Verdad? - Dijo esto mirando a Cellbit, sonriendo.

- ¿Eh? Si, si... Me alegra que todo haya salido bien - Mencionó Cellbit, rascandose la nuca, también dedicándole una pequeña sonrisa a su ahora esposo - Bueno, excepto por lo del altar.

- Son unos putos salvajes a veces - Ambos rieron y se miraron. Un pequeño silencio volvió a formarse.

- Y... ¿Quieres venir más para acá? - Le preguntó Cellbit a Roier, refiriéndose a acercarse un poco más entre ellos.

- Ay, Gatinho, no seas joto - Roier se sonrojó por los nervios.

- Roier, nos casamos hoy. Definitivamente somos jotos, culero - Cellbit, desde que había aprendido la palabra "culero" la utilizaba con más frecuencia.

- Ah. Si, cierto - Roier miró hacia otro lado mientras se acercaba poco a poco a Cellbit, hasta quedar pegado a él. Notando la cercanía, Cellbit lo abrazó. Los dos miraban al frente, demasiado avergonzados.

- B-Bueno, quizás, no lo se ¿Deberíamos comer pastel? - Dijo Roier de repente, sobresaltándose un poco, haciendo el intento de levantarse. Intento que fue inútil debido a que el brazo de Cellbit lo había jalado para que volviera a sentarse.

- Guapito... - Le susurró Cellbit a Roier, quien estaba extremadamente sonrojado.

Entonces, lo besó. Primero un pequeño besito en las labios del cual se separaron rápidamente, pero no se alejaron, más bien quedaron mirándose el uno al otro, con sus labios lo suficientemente cerca para que se rocen, pero no para que se besen otra vez. No pasaron ni veinte segundos en esta posición, pues pronto retomaron el beso. Esta vez era un beso más profundo, más fuerte, para nada similar a la castidad del "besito" anterior. Roier pasó su brazo por la nuca de Cellbit, abrazándolo lentamente, intensificando el beso; Por su parte, Cellbit sostenía al contrario de la barbilla. Poco a poco, mientras el beso avanzaba, se iban recostando en la cama: Cellbit había tomado el control de la situación, posicionándose encima de Roier, entre medio de su piernas, colocando una de sus manos contra la cama. Al separarse del beso, un pequeño hilito de saliva se formó, rompiéndose al segundo.

- ¡Ah!~ - Roier soltó uno de sus gemidos fingidos, a lo que ambos rieron -

- ¡Guapito! El ambiente, Guapito. Pendejo - Cellbit se tapó la cara riendo.

- ¡Hey, hey! ¿Cómo que "pendejo"? Soy tu esposo, respétame, culero - Dijo Roier, siguiéndole el juego a Cellbit.

Cellbit paró de reir y se quitó las manos de la cara. Miró a Roier de una manera pícara y tomando nuevamente de la barbilla a Roier, acercó su boca al oído del contrario y susurró:

- ¿Quieres que te haga gemir de verdad ahora? - El tono ronco de Cellbit y la insinuación hicieron que Roier se congelara. Bueno, más bien todo lo contrario, pues estaba inmóvil pero su cuerpo ardía.

Luna de miel - Guapoduo (One-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora