10. Distorsión de realidad.

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«Si algo callé, fue porque entendí todo, menos la distancia»

Una semana después, Louis vestía de negro junto con Harry. Ese día, escuchaba llantos en todos lados. La mirada roja de Niall, la tristeza de los gemelos, el llanto desesperado de la madre de Beth.

El ataúd cerrado con rosas rojas, de esas que a Beth le gustaba adornando su último lecho.

Habían tenido que viajar a Argentina para despedirla. Perder a sus bebés, había afectado a Beth más de lo que cualquier presente en ese día tan triste, era capaz de entender. Beth había tomado la egoísta decisión luego de unos días. Había dejado una nota mientras caminaba al puente a la hora donde más tráfico había y saltaba sin más miramientos.

No dejó una carta. No dejó explicaciones. Más que un simple papel que decía Perdón, que iba dirigido para los gemelos.

Louis se había despertado con la noticia al día siguiente. No lo había querido creer. Hasta hacía unos días, la había visitado en el hospital y ahora, la despedía en país natal, con su familia.

Beth no había pensado en el dolor que dejaba atrás. Había pensado en si misma. En lo que sufría y como eso la había empujado a ese extremo. Louis podía comprenderla, de cierta forma, lo hacía.

Pero eso no significaba que no dolía.

Perder a Beth significaban muchas cosas. Beth era la única persona a la que le confiaría su delicada salud mental ¿Y ahora qué? Esa era la gran interrogativa en la mente de Louis mientras veía el ataúd de Beth descender, y el llanto desesperado de la mamá de Beth aumentaba

Volver a Inglaterra la semana siguiente, fue casi tan agotador como irse. Louis no había querido hablar del tema y Harry no había insistido. Se había conformado con los estoy bien que salían de la boca de Louis cada vez que lo notaba que se le quedaba mirando, quizás siendo demasiado obvio.

Pero Harry sabía que solo era cuestión de tiempo para volver a la vieja rutina de correr en círculos. Louis llevaba esa mirada ilegible, los gestos lentos, perezosos, opacos. Ni él mismo se creía cuando decía que estaba bien, pero si él no quería hablar de ello, Harry lo respetaría. Le daría espacio y sobre todo, tiempo.

Louis había estado actuando raro últimamente, desde que el trágico final de Beth sucedió. Harry entendía que no había sido fácil perderla, porque al también le dolía, sin embargo, no se lograba explicar porqué había visto a Louis hablando con aparentemente nada. Y tiempo después, las discusiones se habían vuelto habitual para ellos, solo que esta vez, más violentas.

Porque a Louis le gustaba tener la razón incluso cuando estaba equivocado, y porque a Harry se le agotaba fácilmente la paciencia.

Lo que era comúnmente, la receta para el desastre.

Y ahí estaban, un mes después del triste final de Beth. Louis había optado por no desayunar luego de que pelea por motivos que Harry todavía no recordaba pero estaba casi seguro de que era por alguna estupidez. Porque últimamente, la cosa más pequeña molestaba a Louis, o incluso, a él. Y Harry a veces sentía que peleaban solo por hacerlo.

— ¿Estás listo?

Darcy miró a Harry esa mañana. Lucía enojado como casi siempre en los últimos días, y luego miró a Louis, sentando en el extremo opuesto, haciendo el mismo esfuerzo que ella hacía para no dormir en clases.

— Voy en taxi -dijo Louis, y Darcy estaba casi segura que eso, se debía a los dedos de Harry marcados suavemente en su mejilla —. Lleva a los niños.

Save me from The Dark » Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora