Dulces

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Al día siguiente de decorar su hogar; Isagi y Bachira fueron despertados por el cartero que les dejo una gran caja frente a su puerta. Al abrirla se encontraron con varios diseños de casitas de jengibre.

Con solo verlas, Bachira dejó de quejarse al ser levantado tan temprano en sus vacaciones. No dudó en ir hasta la cocina, abrir una de las bolsas y sacar las figuras de galletas para comenzar a formar su casita.

Isagi simplemente lo siguió, ayudando a sacar las bolsas pasteleras con glaseado de diferentes colores. Siempre con una sonrisa en sus labios al escuchar las risas emocionadas de su prometido y verlo saltar encantado cada que pegaba una pieza.

Entre bromas y juegos tontos, pero divertidos; Bachira toma con su dedo poco glaseado blanco y lo unta en los labios de Isagi que se encontraba concentrado pegando la chimenea de su casita.

— Limpialos —dice Isagi volteando. Lo mira a los ojos y levanta sus labios en un puchero—. No me gusta lo dulce.

Bachira suelta un risita, niega al verlo tan serio, pero se acerca de todas formas; gustoso de remover ese dulce de una forma tan habitual.

Se detiene antes de juntar sus labios, ve un momentos los ojos azules brillar en deseo solo para desviarlos al glaseado que adorna el labio inferior de una forma que hace revolotear las mariposas en su estómago.

Sonríe y saca la lengua, la acerca solo para remover el dulce. Siente a Isagi temblar, lo ve acercarse con la boca abierta, pero antes de que pueda besarlo; Bachira se aleja riendo.

— ¡Hey! —farfulla el azabache viéndolo, pasa su propia lengua por el lugar donde Bachira antes había estado. Se muerde el labio—. Descarado.

— Ofrecido —contraataca el castaño sonriendo, vuelve a su labor.

Siente unas manos grandes con dedos largos envolver sus cintura y a los segundos un beso húmedo en su cuello que le hace cosquillas.

— Espera, Yochan —pide inclinándose sobre la barra, sosteniendo una pequeña ventana de galleta con glaseado en sus dedos. Se muerde la lengua para concentrarse y así logra pegarla sin quebrarla. Alza sus brazos emocionado—. ¡Lo logré! —grita dando media vuelta quedando frente al chico. Sonríe con los ojos cerrados y pasa sus brazos por el cuello de Isagi—. Es cierto eso de que la tercera es la vencida.

Isagi asiente, lo toma del mentón con suavidad y lo acerca para acariciar sus labios. No se hizo esperar el beso, un poco intenso, pero sin dobles intenciones solo la emoción del momento que los hace sentirse como pequeñas estrellas fugaces con fuego abrazador en su interior.

Las luces de colores decorando el marco del desayunador, las nochebuenas pegadas en los alrededores de la cocina, junto con la música en volumen bajo, ambos en medio con pijamas a juego y compartiendo un beso abrazados; hace ver la escena sacada de una película navideña Americana.

Y parece que alguien lo nota, porque un flash los hace separarse para voltear hacia el sonido.

Se trata de Reo, recién levantado con la ropa del día anterior toda arrugada y desacomodada igual que su cabello, el cual se asemejaba a un nido de pájaros.

— Te odio Nagi, te odio —susurra viendo la fotografía en su celular. Se limpia una lágrima e inhala, mira a sus amigo con una sonrisa y ojos hinchados—. Buenos días parejita, ¿cómo amanecieron?

— Si quieres puedes unirte, Reo —invita Bachira alejando su brazo derecho del cuello de Isagi y estirandolo a un lado. Sonríe sin mostrar su dentadura—. Ven.

— No, es su momento —niega, su voz saliendo pequeña. Se limpia otra lágrima rebelde. Trata de sonreír, pero falla—. Aparte están creando lindos momentos j-juntos en su nuevo h-hogar y... y...

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2023 ⏰

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