Cap 43

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Era una linda noche, la brisa era suave y calida. Las copas eran levantadas después del brindis, se apreciaba el movimiento de los meseros al alistar cada platillo, tenedor y servilleta.

En una de las mesas ocupada ajenos a los demás clientes del restaurante se encontraba un gran hombre con poder financiero tanto en el mundo muggle y mágico. Sonreí mirando a sus invitados, no tenía perjuicios por estar rodeados de personas no mágicas.

Las risas de sus acompañantes le brindaba calidez, era así hasta que una mujer hermosa de cabellos castaños acaparó su atención. Dejó de lado la bebida que casi se le cayó de la impresión de ver tan majestusa aparición.

Con formalidad los caballeros de la mesa se levantaron junto a sus esposas para recibir a la dama, esta pasaba con seguridad acostumbrada al robar la atención del público. Se dirigió hasta su marido, la ayudaron con su silla y le brindaron su copa.

-Te ves hermosa Verena- le susurro su esposo.

-Gracias amor- se le acercó besando su mejilla. Los platillos comenzaron a ser llevados, degusto cada uno brindando sonrisas cuando le argumentaban un detalle de la arquitectura del local. Observó con satisfacción las otras mesas solo por curiosidad. -¿Xerxes me preguntaba si te gustaría salir a dar un paseo conmigo?-

El hombre la tomó de las mejillas con delicadeza, estaba enamorado de su mujer que su corazón latía fuertemente cuando está lo miraba solo a él con ese brillo tan dulce.

-Es nuestro aniversario mi amor, soy tuyo esta noche- no le importó la audiencia, quería sentir los labios de Verena.

Una gran explosión provenía de la puerta principal, las autoridades comenzaron a investigar, Xerxes tomó a su mujer justo a tiempo para esconderse debajo de la mesa al escucharse una segunda explosión muy cerca de ellos, los cristales de las ventanas comenzaron a caer.

Se escucharon los gritos de angustia, el mar de gente comenzo a ser un obstáculo más para la pareja. Saco su varita enviando una señal, trato de ignorar el impacto de los hechizos rebotar contra las paredes o mesas, espero hasta encontrar el tiempo perfecto. Con un agarre fuerte tomó la mano de su mujer y comenzaron a correr, sus fieles compañeros los cubrieron. Agradeció de encontrar una salida de emergencia, temía por sus vidas que cargando a su mujer bajo el montón de escaleras.

Al salir en la transcurrida calle de Londres vio el característico uniforme de los aurores, se dejó caer aún sosteniendo a Verena en su regazo, levanto la mirada al ver cómo el restaurante comenzaba a derrumbarse por las llamas, había escuchado los rumores de ciertos grupos que no tenían intenciones de mantener el secreto y convivir con los no mágicos.

-Verena quédate aqui- trato de tranquilizar sus temblores con caricias en su rostro pálido, esta asintió viéndolo alejarse en busca de sus compañeros o de algún auror. Estaba exhausto, limpio su frente sudorosa con las mangas de su traje estropeado que no vio como alguien movía con tanta velocidad un trozo de madera hacia su cabeza, noqueandolo al instante.

En otro lugar, corrían uniformados al encuentro más esperado, mujeres y hombres se encontraban ahí para entregar su voluntad a quien se levantaba con tanto poder prometiéndoles un nuevo mundo donde los magos no debían esconderse más.

La mansión era muy grande y espaciosa, la única luz provenía de una chimenea con llamas verdes y junto a ella una silla donde un gran serpiente esperaba pacientemente a su amo.

Entre la multitud de futuros seguidores se encontraba un Lucius muy nervioso junto a Severus que trataba de mantener su mente en calma, al otro lado de la sala eran observados por las hermanas Black a excepción de la menor que no apoyaba un mundo cruel según su perspectiva. Pasaron los minutos donde aparecieron más y más, varios saltaron del susto de escuchar las puertas cerrarse. Lo tomaron como señal para colocarse su máscara.

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