Capítulo 16

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Incapaz de quedarse quieto después de todo lo venía Sasuke se puso de pie y comenzó a deambular sin rumbo por los corredores de esa enorme fortaleza excavada que era el escondite de los Kasai. Sus pasos terminaron llevándolo inconscientemente a la entrada del ala médica. Dudó un instante antes de decidirse a entrar.

Tal y como esperaba, Naruto se encontraba allí revisando algunas existencias en los estantes de medicinas junto a Orochimaru. El rubio alzó la vista al detectar su presencia, una sonrisa dibujándose al instante en sus labios.

—¡Sasuke! ¿Listo para tu camuflaje? —exclamó en broma acercándose presuroso a recibirlo.

Sasuke sintió que las palabras se atascaban en su garganta al tener esos cálidos ojos azules fijos en él. Tragó saliva, súbitamente azorado sin razón aparente.

—No me lo recuerdas ahora, rubio. Me estaba volviendo loco con eso en mente —masculló-. Vine a ver como continuábamos con la sesión. 

Naruto enarcó una ceja, claramente poco convencido con esa explicación. Cruzándose de brazos, examinó críticamente a Sasuke de arriba abajo como cerciorándose de su estado.

—Mhmm ya veo... bueno, luces mucho mejor, eso es evidente —admitió finalmente, asintiendo con aprobación—. Supongo que significa que estás listo para continuar con la siguiente fase del tratamiento. ¿No es así, Orochimaru?

El pálido Sannin desvió su atención del microscopio donde examinaba unas muestras y le dirigió a Sasuke su característica sonrisa sibilina que nunca auguraba nada bueno.

—Por supuesto, no tiene caso demorar más esto. Entre más pronto recuperemos sus recuerdos, mejor para descifrar los secretos de su pasado.

Sasuke sintió un escalofrío recorrer su espalda. No le agradaba en lo absoluto el brillo ambicioso en esos ojos dorados. Pero antes de que pudiera protestar, Naruto pasó un brazo sobre sus hombros en un gesto casual que pretendía ser reconfortante.

—No pongas esa cara, todo saldrá bien. Estoy aquí para cuidarte, ¿de acuerdo? No dejaré que nada malo te pase bajo mi vigilancia.

Pese a sus reparos, Sasuke no pudo evitar que un agradable calor se extendiera por su pecho ante el genuino cuidado en la voz del omega. Asintió en silencio, decidiendo confiar en su palabra. Si Naruto aseguraba que todo estaría bien, quizás podía permitirse bajar un poco la guardia.

Diez minutos después se encontraba recostado sobre una camilla mientras Orochimaru alistaba una serie de instrumentos y frascos con distintas sustancias de dudosa procedencia. Contuvo una mueca de desagrado cuando el Sannin conectó una intravenosa a su brazo a través de la cual pretendía administrar su controversial tratamiento.

—Esto te ayudará a alcanzar un estado mental alterado que facilite el afloramiento de recuerdos reprimidos —explicó Orochimaru ajustando el gotero—. Será algo...intenso, pero debería acelerar el proceso de recuperación del pasado.

—No tengas miedo, estaré aquí todo el tiempo —lo tranquilizó Naruto apretando su mano con suavidad, sentado a su lado.

Sasuke tragó grueso y asintió, armándose de valor. Podía soportarlo. Por desagradable que resultara, era un mal necesario para desentrañar los secretos de su origen.

Cerró los ojos y respiró profundo al sentir la droga comenzando a dispersarse por su sistema. Al principio no pasó nada. Pero poco a poco fue cobrando consciencia de un peculiar sopor adormeciendo sus sentidos, como si se hundiera lentamente en un lago de aguas cálidas y reconfortantes. Su cuerpo se sentía extrañamente ligero, flotando en una densa neblina escarlata.

Imágenes inconexas comenzaron a parpadear tras sus párpados. Rostros sin nombre, voces susurrantes ininteligibles, aromas y sabores olvidados. Su mente parecía sumergirse cada vez más profundo en un océano de ensoñaciones febriles de las que no lograba distinguir la realidad del sueño.

Destino Fragmentado. SasunaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora