you just got to let it go

478 45 20
                                    

—Rosé, por favor ábreme la puerta —vuelve a suplicar con un tono de voz más elevado—. Desde hace semanas que no sabemos nada de tí, ni siquiera contestas nuestras llamadas y mensajes. Ayer vinieron papá y mamá y tampoco los recibiste.

Rosé, que estaba en el piso de su mini sala de estar miró hacia la puerta totalmente perdida.

Realmente no quería ver ni escuchar a nadie, su corazón está más que roto y sus ganas de vivir poco a poco van esfumándose.

—Por favor Roseanne, sólo quiero ayudarte...—vuelve a escuchar la voz de su hermana que está vez sono bastante quebrada.

Lo pensó durante unos segundos más y finalmente decidió acceder a su pedido, después de todo, es consciente de la gran preocupación que está causando en su alrededor.

Levantándose con algo de debilidad y apartando el montón de basura y botellas de alcohol que la rodean, va hacia la puerta y le quita todos los seguros para abrirla.

Alice la envuelve en sus brazos al verla.

—¡Maldición Roseanne! ¡Estaba preocupada por tí, hasta llegué a creer que habías cometido una locura! —le grita a la par que suelta un montón de lágrimas.

La mencionada sólo se queda tiesa, dejándose abrazar y regañar por su hermana mayor.

—Lo siento —susurro con la voz totalmente rota, mirando perdida hacia la nada.

Alice al oírla se separa de ella y la examina de pies a cabeza. Rosé se ve terriblemente mal, sus ojos están hinchados y sin aquél brillo que la caracterizaba, sus labios estan sumamente palidos al igual que el resto de su piel, su cuerpo adelgazo extremadamente y huele a alcohol y cigarrillos.

Verla de esta manera sólo causa que quiera llorar aún más.

Roseanne se da media vuelta y entra nuevamente a su apartamento, tomando asiento en el sofá para seguir mirarando perdida la pared llena de fotos.

Su hermana entra y cierra la puerta, acercándose a ella al notar lo que está viendo.

—¿Tú crees que a ella le gustaría verte de esta manera?

—No lo sé —se limitó a contestar sin quitar su vista de aquellas fotos.

Alice no dice una palabra más y toma asiento a su lado para mirar junto con ella las imágenes pegadas por la pared.

En todas esas fotografías Rosé se encuentra junto con Jennie, quién era su novia. Las dos salieron sonrientes y felices, cosa que hacía a Rosé querer romperse porqué sabe perfectamente que jamás volvera a tenerla consigo.

Una foto en específico le duele mucho más, y esa era la última que la propia Rosé le había sacado a su novia.

Los recuerdos vuelven a su mente y sus ojos comienzan a aguarse. Realmente le duele.

—Ven aquí —habla Alice abriendo de nuevo sus brazos.

Rosé al principio duda, sin embargo hizo caso y colocó su cabeza en su pecho permitiéndose finalmente estallar en un fuerte llanto.

La mayor acariciaba las largas melenas descuidadas de su hermana mientras la oye llorar, sintiendo en su pecho todo lo que la rubia llevaba guardando desde hace tiempo.

Le duele y le parte el alma verla de esta manera tan vulnerable pero por un lado sabe que está bien, porque llorar y sufrir es parte del doloroso proceso que ella está pasando.

Así que solo acaricia sus cabellos y trata de no seguir llorando, debe de estar fuerte para ella porque la necesita.

—La extraño tanto  —Rosé finalmente habla queriendo sacar todo lo que llevaba dentro desde hace meses—. No tienen idea del infierno que estoy pasando.

𝐋𝐞𝐭 𝐡𝐞𝐫 𝐠𝐨┃𝐂𝐡𝐚𝐞𝐧𝐧𝐢𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora