𓂃 ☾⃝҂ ❛ Nos movemos como en una obra de teatro, esperamos a que suba el telón para hacer frente a la siguiente escena, esperando lo peor porque vivimos en el género trágico, porque parecemos hijos de Shakespeare y moriremos al final del acto, pero...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Irregularidad, desequilibrio y desarmonía.
Cuando Hope Shay entró en el teatro el día del estreno sintió que todo estaba mal. Como una pieza suelta de un rompecabezas tratando de encajar en un espacio que claramente no era compatible con ella. Tragó saliva mirando a sus amigos ir de un lado al otro con las cosas de la obra, preparándose y ensayando. El barullo era tal, que nadie notaría si ella escapaba en ese mismo instante. Se preparó para correr hacia la puerta.
—¿A dónde vas, Hufflepuff? —Jay apareció entre el vaivén de personas sonriente como siempre y notando el agobio que emanaba su amiga. —Vaya, miren esa vena de estrés. —entonces le tocó la frente y Hope le apartó la mano de un manotazo. —¿Qué pasó?
—Tengo que actuar. Eso pasa.
—Genial. —la cara de Hope parecía un entierro. —No genial, ¿por qué no quieres actuar?
—Porque no estoy hecha para subirme a un escenario. —dijo. —He mejorado. —recalcó refiriéndose a su introversión, que remedio. — pero esto es... Demasiado. —tomó una larga respiración dejando salir cúmulos de estrés.
—¿Qué te da miedo?
—Supongo que una mala nota, que se rían de mí, que mi mente me autosaboteé... —enumeró. Pensar en qué era exactamente lo que la preocupaba, por alguna razón, reducía su pánico.
