19: La fe es ciega

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Apoya los codos en la mesa, viendo con adoración como Eijiro se prepara de comer usando su cocina y la comida que ha estado comprando para el chico; los músculos de la espalda moviéndose en cada acción que hace con los brazos, no se cansa de apreciar esa marcada figura. El cabello negro lo tiene agarrado en una coleta media por lo que le da una vista estupenda del cuello, uno que ahora posee una capa de sudor debido al calor que hace dentro de aquel espacio.

— ¿Seguro que no quieres? —pregunta Eijiro, volteándolo a ver sobre el hombro y él disimula nada que ha estado viéndolo desde que se puso a hacer de cenar.

— Seguro.

— ¿Solo con sangre tienes?

— Con la tuya, sí —Sonríe radiante cuando lo ve soltar un bufido, luego lo ve volver la atención a la estufa—. Sabes cocinar, tu apartamento estaba limpio la vez que fui y creo haber visto muchas fotos tuyas en sitios inadecuados —Mentira más grande, se puso a buscar todo un día y al dar con ellas, no dudo en pagar la más alta tarifa—, ¿hay algo que no hagas?

— Hm, supongo que no.

— ¿Es porque desde pequeño estuviste solo? —La flama de la cocina es apagada, él espera paciente a una respuesta mientras da trago al espeso liquido de su termo.

Ve a Eijiro servirse en un plato plano, las guarniciones son pequeñas a comparación de la gran cantidad que preparo y eso lo hace emocionarse, volverá por más. Lo sigue con la mirada hasta verlo tomar asiento en la silla frente suyo, Eijiro junta ambas manos y cierra los ojos, ¿está rezando? Es muy adorable de su parte hacerlo.

Recuerda que le era complicado hacerlo cuando era humano, algunas personas a su alrededor les parecía divertido comer sin avisarle que "las gracias" ya habían acabado.

— ¿Cómo sabes eso? —pregunta Eijiro y él vuelve de aquel desagradable recuerdo, sonriendo de lado para el chico frente suyo.

— No dejo a cualquiera entrar a casa —pero parece ser un tema que no está listo a tratar—. ¿Te gusta mucho la carne?

— Sí, lo hace —Eijiro baja la mirada a la comida, pero antes de hacerlo le regala una sonrisa.

Bien, está agradecido con él por haber cambiado de tema. Eso está bien, está sumando puntos y le gusta ser consciente que empieza a leerlo mejor.

La mano de Mina se posa sobre su espalda y le palmea la espalda, dándole consuelo, pero él no puede levantarse de la cama. Siente que la ha cagado como nunca creyó que lo haría, ¿por qué tuvo que decirle eso? Eijiro ni siquiera le preguntó, sin embargo, las palabras "cuando era humano sí" salieron de su boca sin poder siquiera frenarlas.

¿Por qué lo dijo? No había necesidad, y lo peor vino después con esa frase de novela barata: "no me pierdas de vista", que la tierra se lo trague y lo escupa cerca del mar para ahogarse. ¿Los vampiros se pueden ahogar? Tiene entendido que no, ya que Enji contó una ocasión que jugando con amigos lanzaron el ataúd de uno al mar con el dueño dentro y no lo sacaron hasta muchísimas semanas después, claro, cuando lo lograron encontrar.

Tal vez lanzarse al mar no sea una opción viable.

— Vamos, Bakugo —Mina le acaricia ahora el cabello—. No eres un niño para hacer estos dramas. Estoy segura de que Eijiro prestó más atención a las canciones que a lo que dijiste, Denki estaba dando un buen espectáculo y los fans estaban como locos, aunque sí actuó algo raro luego.

— Gracias, Mina —su voz suena ahogada debido a que tiene la cara contra el cojín—. Seguramente piensa que soy un raro.

— Ay, no lo creo. Eijiro te ve diferente ahora, creo que le gustas —Eso lo hace enderezarse, viendo a Mina con emoción.

No Me Sueltes (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora