Se detuvo en uno de los árboles para descansar de su paseo nocturno. Cómo todos los días rodeaba el bosque cerca de su castillo, tratando de cazar animales o tomar algo de aire fresco.
Su hermana le repetía varias veces que no debía arriesgarse a salir tan cerca del pueblo, más ahora que los cazadores estaban pendientes de las muertes que habían cerca de la zona. Aunque Akira trataba de controlar a sus hermanos menores, estos parecían no entender la definición de sigilo o bajo perfil cuando salían a cazar algún humano en la noche.
Se sentó en una de las ramas más altas dejando sus pies colgando y apoyando su cuerpo en el tronco de su lado. Le gusta la paz del bosque, le hacía sentir tranquilo, alejado de los problemas que tenía a diario tratando de controlar a sus cuatro hermanos de sangre.
Fargan y Willy habían sido convertidos por sus padres hace quinientos años, cuando a sus padres les dio pena los dos niños huérfanos que pedían limosna en las calles. Akira y él, a comparación, si eran hermanos de sangre De Luque, siendo el pelinegro el mayor de los dos.
Tal vez es por eso que, luego de la muerte de sus padres, él tenía que educar a sus hermanos menores, los cuales parecían no saber cómo mantener las sospechas lejos del castillo De Luque cuando salían a cazar su comida. Samuel más de una vez había tenido que controlar a los aldeanos, los cuales creían que algo raro pasaba con su familia como para que siempre los muertos aparecieran cerca de los límites de su castillo y el bosque
Por suerte tenia a Akira que lo ayudaba, la cual siempre que Willy o Fargan salían en la noche a cazar, los acompañaba para controlarlos o incluso buscar otra forma de que coman sin matar a aldeanos inocentes. Tenían que ser cuidadosos si no querían que el pueblo en algún momento trate de matarlos o averiguar que tanto escondían
-Joder ¿dónde se fue ese perro estúpido?
Samuel bajo la mirada hacia el castaño que estaba medio agachado buscando entre los matorrales y silbando como llamando a alguien. Parecía muy alto, además de que aún con la chaqueta grande y la polera, se podía notar lo flaco que era.
-No debí aceptar este trabajo, me era más fácil ser niñero- se abrazó a sí mismo, tal vez por el frío- ¡Maxi! ¡Ven aquí bobo!
El pelinegro dejo de tomarle atención y se paró en la rama, lo mejor era irse antes que notará su presencia y se preguntará de como llego hasta tan alto. Lo que menos quería era que ese humano corriera hasta el pueblo e hiciera que más desconfiaran de su familia.
-¡Ahí estás!- tomo la correa del perro- Joder, justo te tenías que meter al bosque ¿sabes cuántos han salido muertos de aquí?
-Demasiados, gracias a los tontitos de mis hermanos- Sam hablo bajito antes de suspirar
Si bien su voz no llego a los oídos del humano, no tuvo la misma suerte con el animal que levanto la mirada hacia donde estaba sacando los colmillos y comenzando a ladrar hacia él. No era sorpresa que los animales sintiera el aura de muerte alrededor de él, tenían un sexto sentido, por eso siempre le era más complicado cazarlos que a un humano
-¿Qué te pasa? ¡Deja de hacer eso que me asustas! - el perro gruño sin quitarle la mirada- ¡Venga ya Maxi!- jalo la correa- ¡Vámonos ya!
Golpeó el lomo del animal que volteo hacia el castaño clavado sus dientes en su brazo. Samuel solo pudo escuchar un grito, antes de sentir el aroma de la sangre en sus fosas nasales, haciéndolo jadear.
-¡Hijo de puta!- gruño presionando la herida- ¡Joder! ¡Duele como una mierda!
Sam apoyó su mano sobre el tronco, tratando de controlar sus impulsos de bajar y atacar al humano. Su sangre tenía un aroma exquisito y no lo decía solo porque no había probado sangre humana hace más de trescientos años, sino porque de verdad parecía que la del castaño olía especialmente bien.
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||Promesa de Sangre|| 🩸
أدب الهواةSu familia solo quería tranquilidad en el pueblo natal de sus padres, aún cuando los aldeanos de ahí no confiaban en ellos. Nunca pensaron que todo se iba a complicar en solo una noche