Capítulo 4

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Aquella noche durmió solo. Pero a la mañana siguiente, borrón y cuenta nueva.

Se levantó temprano, a las seis y media de la mañana. Lo primero que hizo fue darse una buena ducha para sacarse el pegote de la transpiración encima. Son los resabios de una pesadilla, no recuerda bien de qué se trataba, pero definitivamente lo pasó mal y despertó bañado en sudor. Esa asquerosa sensación que se impregna con un olor específico en la superficie de la piel: el miedo.

El aroma a flores blancas del jabón líquido acaricia su nariz y lo relaja mucho. La aromaterapia es algo a lo que recurre diariamente para transportarse a un mundo menos filoso, menos estresante y en definitiva, suave. Es un hábito que acarrea desde sus primeros años trabajando como escort. Cada vez que terminaba un trabajo, la ducha en casa se convertía en un ritual trascendental para purgarse de todo aquello que no pertenecía a su cuerpo. Los aromas de orquídeas, canela y mirra siempre fueron sus favoritos. Descubrió que podía relajarse y volver a ser él mismo mucho más rápido si incorporaba aquellas esencias a la ducha, y de ahí en más, no dudó en seguir la rutina.

Al bajar a desayunar, encuentra a Pablo ya dispuesto con el mate y tostando el pan. El más alto tan solo se arrima y deposita un suave beso sobre sus labios seguido de un 'buen día' apenas audible. Aimar sonríe en la caricia de sus bocas y responde el saludo, antes de girar hacia la heladera para buscar el dulce de frutos rojos y el queso crema. Hay códigos que sólo las parejas establecidas pueden entender, y éste es uno que los amantes han implementado desde que comenzaron a convivir. Si algo los pone de mal humor, esos sentimientos se desvanecen al día siguiente y se intenta arreglar todo como sea. El 'mañana será un nuevo día' se aplica a rajatabla por el bien de la pareja. Y funciona.

—¿Qué tenés planeado para la mañana? —pregunta el futbolista, cebando el primer mate.

—Ayer le mandé un mensaje a Martín. —explica Scaloni con cautela— Vamos a hacernos la prueba de ADN.

—Genial. —Pablo sonríe— ¿Querés que te acompañe?

—Por favor.

Aimar arrima el mate hacia al mayor y su mano se posa sobre una mejilla. Su anillo, aquél que intercambió con el pujatense en la tierra de Qatar, brilla en el sol matutino que se cuela por la puerta ventana del jardín.

—Sabés que estoy para lo que sea, vida.

Los hombres se aproximan más y se funden en un prolongado abrazo. Los venosos dedos de Pablo acarician la nuca del más alto. Cierra los ojos, disfrutando su presencia, la presión de su cuerpo contra el suyo como recordatorio de que esta relación se basa en la confianza mutua y el deseo de hacer feliz al otro, a cualquier costo. Es Lionel quien finalmente interrumpe el abrazo y culmina el intercambio con un beso en la frente al DT.

—Lo sé.

El viaje hasta el hotel donde se hospeda Martín es relajado. La conversación se desvía a otros temas de actualidad y de trabajo, sólo para no ahogarse en un vaso de agua con la prueba de ADN y las implicancias del resultado.

Lionel envía un mensaje y el chico sale a la puerta, cinco minutos después. Scaloni baja de la camioneta para saludarlo con una palmada en la espalda y una sonrisa, antes de abrirle la puerta de atrás.

—Buen día. —saluda el joven al chofer.

—¡Buen día! ¿Dormiste bien? —pregunta Pablo, tratando de suavizar el tono áspero del día anterior.

—Eh, sí. Como se pudo. —contesta Martín con media sonrisa mientras se abrocha el cinturón de seguridad.

Al llegar a la clínica, el médico a cargo de su estudio les da unas nociones básicas de lo que se trata esta prueba, utilizada para confirmar o rechazar el vínculo paterno-filial. Explica sobre la concordancia de un número elevado de regiones variables del ADN del hijo, de la madre y del supuesto padre, cuyo término específico es 'padre alegado.' Al no contar con la presencia de la madre, se remitirán a la lectura de marcadores encontrados en el hijo y reconocidos como 'alelos obligados' que posea el padre alegado y puedan haber sido aportados por él. De esta forma, se calcula una probabilidad de paternidad y un índice de paternidad, analizando las frecuencias de cada marcador en la población general. La probabilidad de paternidad generalmente alcanza valores al 99,99%. Nunca el 100% por razones meramente estadísticas.

Compromiso BilateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora