Siempre creció bajo la tutela de ser un "arma", una herramienta para los altos cargos del ejercito, la Legión de Reconocimiento. Todos pensaban que no tenía sentimientos al ser capaz de asesinar a todo un país con una simple orden, al igual que tort...
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Conforme pasaban los minutos, su estado parecía alterarse cada vez más. Para las personas que no hubieran compartido con ella antes, jamás sospecharían de que la joven estaba inquieta. No obstante para ambos, que habían vivido casi toda una vida con ella, atravesando incontables guerras y momentos horribles, era bastante evidente: Su mirada se paseaba por todas partes, atenta a su entorno, de vez en cuando le preguntaba a Armin cuánto faltaba, y mantenía las manos de metal apretadas contra la maleta pequeña...
Hasta que finalmente se bajaron del vehículo. El sol los acogió con intensidad producto de ser las últimas horas de la tarde antes de que empezara a anochecer, provocando que los árboles danzaban con fuerza producto del viento fresco y primaveral que esparcía el olor a flores en medio de los campos en regeneración.
Empezaron a caminar por encima de la tierra ahora fértil. Estaban en un pequeño pueblo, más bien, como en una especie de villa fuera de las cercanías de Marley que servía para los refugiados. Por suerte, el lugar en donde estaban no fue afectado por el Retumbar, por lo que Violet mientras caminaba veía atenta a los niños jugar de un lado a otro, riendo en un canto que a ella se les hacía muy poco usual de escuchar. También habían personas trabajando en los huertos, vendiendo mercadería, preparando grandes fogones con comida bajo los techos de tela para ocultarse del sol abrasador y de la helada en la noche que se avecinaba en unos minutos...
Vio a Onyankopon junto a Yelena saludar amigablemente a Armin y Mikasa. Violet los miró fríamente a pesar de tener las manos alzadas de ambos esperando saludarla, hasta que ella se forzó a recibir el gesto con cortesía. El hombre moreno no pudo evitar sentir calor en su rostro. Desde que la había conocido, pensó en que ella era la persona más linda que había visto junto a su esposa.
—¿Dónde está el Capitán? —Violet era inexpresiva como siempre, pero su voz sonaba extrañamente nerviosa.
—Oh, él debe estar por allá... —apuntó distraídamente Onyankopon entre medio de los niños que correteaban.
Violet miró de inmediato, pudiendo ver una silueta familiar en medio de la multitud... Partió a correr a pesar de los gritos de Mikasa y Armin:
—¡Violet, espera...! —Pero aun así no lograron detenerla.
Ella, sintiendo su corazón palpitar como nunca antes, gritó el honorífico de la persona que más deseaba ver. Reconoció de inmediato el corte de cabello, ese que había visto tantas veces al hombre retocarlo en su presencia, por lo que empezó a alentar su paso cuando logró ver su figura de espaldas sobre la silla de ruedas.
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