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Gracias a que se encontraron con varios aviones en el aire, y que les dieron un aventón a tierra lograron llevar en dos días.

Finalmente entramos a tierras conocidas. – bostezó.

Hisoka caminaba delante de todos, para entrar en el auto mientras guiaba el camino para la familia de los felinos gigantes. Y aunque desconfían enormemente de sus palabras, hacen el esfuerzo de confiar un poco en ellos. Todo era silencio en el auto, mientras que él esperaba a Chrollo quién había llamado al cuidador del cachorro, Nobunaga.

Sin embargo, se está tardando más de lo normal por una simple llamada. ¿Habrá pasado algo? No, puede no ser nada y quizás solo está siendo paranoico con todo eso. ¿Verdad? Suspiró, se frotó las cienes algo preocupado, y parece que algo pasó con su olor ya que ambos felinos junto a la anciana lo miraron con algo de curiosidad.

En todo el viaje el humano de pelo rojo se mantuvo tranquilo, y justo cuando tocaron tierra se ve que se preocupa por algo. ¿Por qué?

— ¡Hisoka!

El mago se estremeció cuando escuchó a Chrollo ir con prisa al auto, se subió y pidió que arrancarán lo más rápido posible.

Frunció el ceño.

— ¿Pasó algo? — su tono serio hizo que los felinos pusieran interés en el pelinegro.

Lucilfer miró a los ojos a Morrow.

En esa mirada solo se puede ver la preocupación y el pánico, y junto a una corazonada de mal augurio, se quedó esperando una respuesta.
Mito, Razor, Abbe y junto a los dos cachorros que son ignorantes, el silencio se volvió muy incómodo. Son ignorantes de lo que sea que el humano de negro tenga en la mano, pero pudieron escuchar algunas voces provenir de éste, y aunque su excelente oído pudieron captar voces, los gritos no les permitan comprender.

Lucilfer suspiró, escondiendo el rostro entre sus manos.

— Gon está en la residencia Zoldick.

Hisoka frunció el ceño.

— ¿Qué hace ahí cuando lo dejé en mí mansión?

Lucilfer guardó silencio, procesando lo que Nobunaga le había dicho, desde el principio hasta la situación actual de caos sanguinario.

Miró a Morrow una vez más, con algo de frialdad en esos ojos azabaches.

— Nobunaga dijo que desapareció del sótano sin dejar rastro hace dos días, y que sospecharon de los Zoldick y justo cuando iban a comprobar si estaba ahí...

Se detuvo, mirando a los familiares de Gon, se ven serios, como si comprendieran la situación en la que estaba envuelta su sobrino.

— Perdió el control y está asesinando... ¿No?

Hisoka abrió los ojos al ver cómo Lucilfer asentía con una expresión enfermiza, como si se hubiera llegado a imaginar tremendas escenas sangrientas y que le afectaron... Cuando se supone que es un asesino...

Es irónico, no puede imaginar a Gon llegar y causar caos solo con un movimiento de su pata. Y es qué, esa patita era pequeña cuando la vio por última vez.

Miró a Chrollo suspirar.

— Ya asesino a treinta guardias de la mansión Zoldick.

La mueca de desagrado que se formó en su estilizada cara demostró lo horrible que se escuchó eso, no es capaz de imaginar a Gon cometer tremendo acto.

Miró a Lucilfer de nuevo, ahora totalmente serio.

En su voz se podía sentir la preocupación contenida.

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora