Seguí mi paso hasta el salón donde me correspondía. Al entrar, sentí una presión caer en mis hombros al ver a Erick escribir algo en su celular. No veía a Morgan por ninguna parte. Tragué saliva y saludé a todos.¿De nuevo no habrás asistido?
Me senté en el escritorio, y todos comenzaron a sacar sus libros titulados "La teoría del todo" por Stephen Hawking.
—¿En qué página nos quedamos la semana pasada? —Sabía el número, pero solo preguntaba para interactuar con mis alumnos.
Una chica en las primeras filas levantó la mano y gritó antes que cualquiera le pudiera robar la palabra: —¡57!
—Gracias, por favor... —Buscaba a quién elegir con la mirada. Erick seguía en su celular. —...Erick, continúa con la lectura.
Él me miró seriamente y tomó su libro para buscar la página. Suspiró.
Se escuchó a alguien entrar al salón, y enseguida voltee; era... mi Morgan. Se veía desgastada, despeinada y un poco con la ropa desacomodada, como si hubiera pasado varias horas dormida. Me miró y acomodó su cabello. Quería abrazarla, pero detrás de ella venía alguien más, otro hombre.
Me quedé en silencio, esperando que algo pasara, pero el hombre le acomodó un poco su ropa y le dio unas palmadas en la cabeza. Morgan le sonrió y entró para ir a su silla.
¿Estaría bien llamarle la atención?
La miré fijamente, notaba cómo ella trataba de evadir mi mirada mientras todos estaban callados, creando un ambiente no tan agradable. Pero la culpa la tenía yo. No quería dejarte ir, mi pequeña niña, pero tampoco quería lastimarte.
Miré a Erick y le hice la señal para que empezara a leer.
Me quedé sentado en la silla del escritorio, siguiendo con la mirada cada párrafo de la lectura, pero mi mente estaba en otra cosa. Pensaba en ese hombre que acompañó a Morgan hasta el salón. ¿Por qué tuvo la confianza de acariciar su cabeza? No pienso que sea su hermano; ella no los tiene, y no vi ningún parecido. Tomé mi celular discretamente mientras todos seguían leyendo y abrí el grupo de profesores.
Cauich: ¿Quién es el nuevo?
Esperé un poco hasta que me respondieron.
Prof. Mate: Se llama Nathaniel y es el nuevo terapeuta de la escuela.
Cauich: ¿Desde cuándo se necesita un psicólogo aquí?
Prof. Historia: En lugar de quejarte, deberías visitarlo, te hace falta.
Me quedé congelado con ese mensaje. Cristhian y yo nos conocíamos solo por trabajo, pero jamás le conté sobre mis problemas personales o asuntos que no tuvieran que ver con la escuela. Tuve ansiedad por un momento, ganas de preguntarle: ¿por qué debería necesitarlo? Pero no quería generar problemas; suficiente tenía con el peso de haber lastimado a Morgan, y no quería manchar más mi imagen entre los maestros. Después de lo de Verónica, solo decía que yo la había abandonado por alguien más joven.
Miré a Morgan un momento, alguien más pequeña y más dulce.
Después de algunas lecturas más, la clase concluyó. Mientras todos guardaban sus cosas, les recordé su reseña sobre lo más importantes en las páginas.
Volví a mirar a Morgan, quien estaba hablando con Erick. Él tenía una expresión de disgusto, y en ella su semblante iba cambiando cada vez más. Como si una vela se apagara, y solo por segundo, me volvió a mirar. Nuestros ojos se cruzaron, entendía que estaban hablando de mí.
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El dolor de ser nosotros ✔️ Editando
Teen FictionEn las páginas de "Hemmelig love" se despliega una cautivadora y dura historia de ¿amor? Tal vez... Una apasionada alumna es envuelta en un torbellino de emociones al descubrir que su corazón late al ritmo de un enigmático profesor en particular. Aq...