Chapter II

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Jimin sólo podía imaginar la impresión que dio Jungkook al aparecer ya tarde en la noche en casa de Namjoon y Jin con la ropa en desorden, rasguños por todo el cuerpo y un fuerte olor a sexo que no dejaba lugar a dudas de las actividades a las que estaba entregado justo cuando la situación entre ambos tomó un rumbo desastroso, pero por fortuna esa parte de la historia no le correspondía conocerla a detalle, y sólo tomó consciencia de lo que había ocurrido cuando Taehyung entró a su recámara, y cauteloso de movimientos llamó su nombre para cerciorarse de su estado.

—¿Entró en estado feral? —Preguntó una voz que sólo podía ser la de Yoongi, y que llegaba a él como a través de algodones.

—No lo parece, pero se ve confundido —replicó Taehyung en cámara lenta.

«Así que no estoy tan bien como creía...», pensó Jimin, viviendo una sensación de lo más extraña al escucharse a sí mismo con eco. ¿Era siquiera posible? ¿O tenía un significado más profundo?

El cuerpo le pesaba, lo mismo que los párpados, pero se las arregló para entreabrirlos cuando una mano cálida y amable rozó su mejilla.

—¿T-Tae?

—Jimin —respondió el beta, su voz empapada de un tono similar a la lástima—. Oh, hyung...

Más voces, pisadas, sólo el olor de omegas y la ausencia de olor en los betas. Al tiempo que Jin colocaba la cabeza de Jimin en su regazo, Yoongi y Hoseok se posicionaban a cada lado, y Taehyung tuvo oportunidad de examinar la herida en su hombro y dictaminar que iba a requerir un par de puntos de sutura.

—¿Por qué? —Preguntó Hoseok—. Pensé que la saliva del alfa curaba bien las mordidas.

—Sólo si es sobre su glándula —explicó Jin—. En cualquier otro lugar, es una mordida cualquiera que tarda en cicatrizar y puede infectarse.

—Oh, vaya.

—¿Te duele? —Preguntó Taehyung, que habiendo acudido con su morral de emergencias, ya tenía frente a él líquidos para desinfectar, paños estériles, y estaba preparando una aguja directo al fuego para cerrar la herida.

—Un poco... —Admitió Jimin. Peor era la cabeza que le daba vueltas, y un cansancio en el cuerpo que le hacía desear tan sólo cerrar los ojos y sumirse en la inconsciencia.

—Hey, no nos dejes —dijo Jin, acariciando su frente y peinando el cabello hacia atrás—. Todavía falta un poco antes de que puedas descansar, cachorro.

—No soy un cachorro... —Resopló Jimin petulante, acariciándose después el vientre—. ¿Ves? Un cachorro no puede tener su propio cachorro.

—Cierto —concedió Jin en una voz paciente, similar a la que Jimin seguido utilizaba con sus críos en la guardería—. Es por eso, que vas a requerir de todo tu esfuerzo para mantenerte en uno cuando Tae utilice la aguja en ti, ¿de acuerdo?

Jimin colgó un poco su labio inferior. —Las agujas me dan miedo, hyung.

—Peor será tener una cicatriz como esa en el hombro —dijo Yoongi, mucho menos amable que Jin, y emitiendo una nueva carga de feromonas de agresión que estaba enturbiando el aire como gas venenoso.

—Yoongi... —Le advirtió Jin, por el comentario y su falta de autocontrol, y éste declaró que sería lo mejor para todos si esperaba afuera.

Apenas salió Yoongi de la habitación, Hoseok suspiró.

—Apuesto a que le hará saber a Jungkook lo que opina de esta mordida tan desafortunada...

—Primero tendrá que hacer fila detrás de Namjoon...

Sólo quiero volver a casa [kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora