38-atendemos el caso

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"Las desdichas te hacen más miserable"

Había transcurrido una desolada semana donde el silencio reinaba, y los pasos de médicos tanto hombres como mujeres hacían eco entre los pasillos, Nurgul se miraba pendiente de su hijo y Mustafa llegaba a hacerle par, los demás niños debían ser ai...

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Había transcurrido una desolada semana donde el silencio reinaba, y los pasos de médicos tanto hombres como mujeres hacían eco entre los pasillos, Nurgul se miraba pendiente de su hijo y Mustafa llegaba a hacerle par, los demás niños debían ser aislados por viejas creencias que si yo como narrador específico, debían ser meras teorías por miedo a la muerte.

Entonces, las voces y risas de pequeños con rizos o cabellos lacios dejaron de escucharse, mientras criadas debían permanecer en silencio, parecía algo sepulcral, como si les doliese la muerte de un sultán. Por que eso era para Nurgul, era su príncipe heredero si no mentía, y sin remordimientos, podría deducir que amaba más a Orhan que a el resto, incluso si Kosem era su única hija, su amor estaba más dirigido particularmente hacia el más pequeño de sus hijos.

— Debes ser cuidadosa, no quiero que tú te enfermes, no podría soportarlo— esta suspiro — He considerado que seria mejor si traemos a los niños de vuelta de el palacio de Mihrimah, créeme cuando te digo que los extraño— el negó, — ¿Estas segura?, pueden exponerse, es peligroso— desafío, Nurgul asintió rendida. Se notaba el cansancio en sus ojos verdes y cristalinos, sentía como una parte de ella moría, su hijo presentaba poca salud. Aveces ella deducía que si no hubiesen dado el diagnóstico, este no hubiese bajado de peso, ni los medicamentos le hubiesen hecho tanto efecto. Al igual que el insomnio seguía domando como un jinete a su dragón.

— Esto esta empeorando, ¿y sin son los medicamentos?, mi niño cada vez está mas pálido, esto le está afectando. Debemos dejar el tratamiento, puede causarle malestar mayor — tartamudeaba y a la vez pensaba sus palabras sintiéndolas como una locura, pero quizá era la verdad.

Quizá era necesario ya que las medicinas no eran la mejor opción, pero los médicos sabían bien como deducir algo, y lo que aseguraban. Es que era una buena opción continuar con lo que estuviese en sus manos.

Los toques en las puertas llegaron hasta oídos de ambas realezas, quienes voltearon a ver enseguida, Nurgul trago en seco y relamió sus labios nerviosa, sus manos temblaban y sentía su corazón arder con más debilidad de su primogénito.

— Majestades, buenas tardes

Saludo el médico, un hombre viejo de una edad más avanzada a los que antes habían visto, su cabello era blanco de todas las canas que se habían acumulado, tenía arrugas por todo su cuerpo. Pero fue lo menos importante, este estaba consiente y podía caminar y moverse de forma correcta.

— Hicimos un breve chequeo en los aposentos de el príncipe — hizo una pausa — Y si, la lepra no es avanzada, pero, no puedo asegurarle que este tratamiento sea tan eficiente. En mis años de trabajo nunca había visto algo así, créanme que me considero algo nuevo en esto — dijo con seriedad en todas y cada una de sus palabras, no parecía hacerse chico por el miedo de que el sultán o la consorte se molestasen y quisiesen encerrarlo y matarlo. Un hombre experto a decir verdad.

— ¿Entonces que puede hacer?— Mustafa fue el primero en hablar, — Podemos continuar el tratamiento por ahora, darle un poco más de comida sin exceso para que suba de peso y no recudir los líquidos que consuma, al contrario, deben aumentar

El médico hizo una seña a el sultán mientras la castaña miraba el suelo y jugueteaba con sus dedos hasta su anillo de diamantes.

— Nurgul, por favor— pidió — Como órdenes — terminó la dama mientras se marchaba a pasos lentos. Hasta que al fin las puertas se cerraron y el tacón de su esposa dejó de sonar, pudo girarse a el médico.

— Le digo esto porque estoy seguro que usted es más fuerte, el príncipe no tiene muchas esperanzas, los primeros diagnósticos de la enfermedad debieron pasar desapercibidos, pero quizá haya sido desde su falta de dormir hasta la falta de alimentos diarios que solía consumir con frecuencia, o peor. El dolor que ya no siente. El príncipe no tiene tantas esperanzas, créame que este tratamiento no lo está matando, es un poco fuerte para el pequeño, ya que solo habíamos visto casos de adultos. Pero investigaremos cómo podamos para que no le haga daño, no puedo prometerle hacer nada

Mustafa casi ardía en rabia, su tono se volvió molesto y sus cejas lo delataban por completo, el médico desvió la mirada y suspiro con cansancio.

— ¡Tienen que hacer algo!, un heredero muere — lo último lo dijo casi entre un susurro que solo pudo llegar a oídos de este, — No hay nada por hacer, ¿no lo ha escuchado sultán?, esto es mortal— desafío, el sultán quería encajar una espada a el médico viejo, pero sabía que el también podía colaborar para ayudar a deshacer esa horrible enfermedad que perseguía a su hijo.

Quería tirar todo por en enfado que reinaba en el y hacía eco en su mente, incluso con el apoyo de su mujer, sentía que todo era su culpa.

— Retírese, vaya y consiga la medicina que cure a mi hijo y lo mantenga aquí hasta que yo muera, o el que morirá primero será usted

El obedeció, y en menos de cinco minutos quedó solo en los aposentos, devastado se dejó caer en el diván y sus pensamientos lo hicieron vagar y mirar a el suelo por casi una hora, donde sentía que su mujer tenía razón, y quizá eran los tratamientos, pero a la vez sentía que el médico y los anteriores no mentían, ellos tenían más experiencia y agilidad que el y Nurgul.

Mientras tanto, Nurgul se sentía algo mareada, no sabía si aquello era tan normal debido a su estrés, o podía ser algo más.

Una médica retiró sus guantes y la miró con una tenue sonrisa.

—  Felicidades, esta en cinta— murmuro y esta abrió un poco la boca con sorpresa, no podía estarlo, ¿como lo anunciaría?, — ¿C-cuantos meses?— la médica alzó dos dedos, — Los síntomas son normales en esta etapa, aún así Allah mediante nacerá sano y con prosperidad.

— Retírese

Dio como última orden y recibió su bolsa con monedas de oro para que sus pies la guiaran hasta la puerta y terminar por cerrarla.

Suspiro como última mientras dirigía su mirada a una de sus cariyes más leales.

— Vanessa, trae un té para mi— la cariye asintió al instante, — como usted lo ordene, mi sultana — terminó y con una reverencia mientras salía.

Todo le resultaba incómodo, las cosas eran difíciles. Y cuando los siguientes meses pasaron, parecía que todo iba de mal en peor.

Sin retroceder, ahora la mujer tenía siete meses, y detestaba su estado, no por el hecho de el hijo que llevaba en su vientre, si no por el hecho de que aquello la mantenía alejada de su hijo, que solo podía ver a través de cortinas. Este parecía mejorar y eso le motivaba, este ya había abierto los ojos y se movía, pero no hablaba ni nada parecido.

El médico miró estupefacto a el padre, pero era claro que habían otras cosas de tras de esa "solución mágica" .

— Mi señor, lamento decir esto pero, el niño tiene los días contados — murmuro con una voz apagada el hombre viejo, mientras miraba a el sultán quien bajo la cabeza sin desear que las lágrimas brotaran de sus ojos negros, apretó sus labios y cerró sus ojos, hasta que pudo contenerse miró de nuevo a el médico, — ¿Cuantos días?, ¿por que esto es tan repentino?, ¿que tiene la lepra que la hace tan exótica y mortal?

Este no supo contestar a todo lo que se le presentaba, simplemente lo observó, intentaba dar a entender que no había caso, era tan extraño todo, le daba suma impresión y desconcierto.

𝐌𝐘 𝐇𝐔𝐒𝐁𝐀𝐍𝐃•ᵐᵘˢᵗᵃᶠᵃ ᵃⁿᵈ ⁿᵘʳᵍᵘˡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora