Metamorfosis

22 0 0
                                    

¡Heme aquí convertido en esto, uno simple y sucio! No se cómo, pero sucedió, los aborrezco tanto, los odiaba, no podía creer como ella los quería tanto; toda la casa se encontraba llena de ellos.

Era tan hermosa... pero ellos... ellos! la arrebataron de mi lado, se la llevaron. ¿A caso saben ustedes lo que es perder a alguien? ¿El vacío y la soledad que se siente? Que van a saber... solo el que pasa por lo mismo lo siente y créanme, Nunca nadie paso por esto y tampoco se los deseo.

La perdí por culpa de esos sucios animales que ella amaba tanto, murió.

Y ahora solo, convertido en esto, ocultándome de todos, algo... algo que ni siquiera se como llamarme. Convertido en algo por ellos, por ellos, pero lo disfruté, disfruté tanto que mi venganza se cobro y vengue su muerte, soy conciente de lo que hice, de lo que soy, y porqué.

Esa noche no la olvidaré jamás. Son de esas noches que se quedan grabadas en tu memoria; y mi memoria es lo único que me queda.

Era tarde pero me esperaría como siempre. Como todas las noches cuando llegaba a la casa. Aunque me enojara con ella por ser tan negligente con su salud, no podía estar enfadado mucho tiempo.

Pero era diferente... no estaba sola aquella noche, estaba tendida en su cama con los gatos, esos malditos gatos. Me acerque para besarla y quede paralizado, seis pares de ojos amarrillos, con hocicos teñidos de rojo me miraron. Estaba muerta.

La adrenalina se apodero de mi, me cegó el odio. Me despedí de ella, la deje ahí con todo lo que ella algún día amo. Sus animales y mi esencia humana. Revivía su imagen en mi mente, mientras rociaba la casa por fuera, la encendí. Corrí al bosque, al bosque a refugiarme a pensar, a llorar por ella, por su perdida. Éramos solamente dos, la luna y yo.

En el medio de la inmensa oscuridad se escucho un grito, tan desgarrador que erizaba la piel de solo escucharlo. El grito era mío, un grito que solamente se da una vez en la vida. Mi pecho se abrió en dos, me tire en el suelo húmedo, me retorcía ante ese dolor desconocido. Mis brazos no me respondían, se empezaban a transformar en algo inexplicable. Un calor surgía de adentro y parecía que me quemaba vivo. Quería que la agonía cese. Tampoco sentía mis piernas, no las tenía más, no las reconocía como mías. Eran alargadas, peludas. Mi pecho desangrado, ya en un punto que el dolor no se sentía, estaba yéndome a la inconciencia. Veía que mis costillas sobresalían y formaban un caparazón sonde mi pecho se había abierto en dos. Entonces empezó... la cabeza parecía estallarme, me dolía, me dolía mucho quería morir y terminar con esto. Grite nuevamente pero esta vez me sobresalieron colmillos en la boca. Mi visión cambio, porque mis ojos cambiaron. Eran amarillos como los de aquellos gatos. Veía las cosas diferentes todo era extraño. Mire mis manos eran garras, tan largas como filosas.

Y ya no era yo, no era esa persona que ella había amado alguna vez. Me había convertido en eso... ¡en eso!

Y por culpa de ellos es que debo vivir así, ocultándome de todo y de todos, por el odio que tengo y que siempre les tendré, viviré solo en este oscuro bosque.

Y seremos dos, solo y únicamente dos, La Luna y yo...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 22, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MetamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora