Ace sostenía con fuerza el sombrero de paja de su hermano, este estaba casi totalmente cubierto en sangre.
–¿A-Ah?–murmuró el de azul.El rubio comenzó a voltear hacia todas partes en busca del de cicatriz, pero el único rastro que había de él, era su tesoro en las manos del pecoso, quien se levantó y comenzó a caminar, cargando las tablas de madera.
–Tenemos material suficiente, vámonos.
–¿De que carajos hablas?, ¡hay que buscar a Luffy!, ¡¿que pasa si esta herido?!
–¿Que pasa si está muerto?, seguramente ahora no es más que un puto cadaver entre los tantos qué hay acá, no sirve de nada buscarlo.
–¿Como puedes ser tan insensible?
–No revivo personas, Sabo, si él murió, dejó de ser mi responsabilidad, tal ves le mande una carta al abuelo y allí termina todo.
–Pero...es nuestro hermano.Después de que el ex-noble pronunciara eso, la discusión quedó allí, hasta que en el camino, el rubio comenzara a sollozar, claro, él también era orgulloso y no se rompía con cualquier cosa, pero esto no era uno de los habituales desvanecimientos del pequeño, sabía que ese idiota jamás dejaría su sombrero atrás, era su mayor tesoro y lo sabía, más aún...manchado de tanta sangre.
–¡Deja de lloriquear!–exclamó el pecoso, irritado.
–¡Lamentó no ser tan insensible como tú, imbecil!
–Era solo un puto mocoso que nos seguía a todas partes, estamos mejor sin él.
–¿En serio no te preocupa ni un poco?, tal ves ni siquiera este muerto, tal ves este en alguno de los rincones más alejados de la isla, herido y esperando a que vayamos por él.
–Tu ve entonces, yo tengo cosas más importantes que hacer.
–¡¿Que mierda es más importante que encontrarlo?!
–Sabo...¿tu verdaderamente piensas que está vivo?, es obvio que un vagabundo lo habrá matado y luego arrastrado su cuerpo al río más cercano, no gastes energía en eso.
–Él no está muerto, si verdaderamente lo estuviera, yo lo sabría.Llegaron a la casa del árbol, aquella noche, el rubio solo abrazó sus piernas en un rincón hasta que amaneció, contrario al pecoso, quien pasó horas arreglando y martillando todo, se estaba lastimando ya que no tenía cuidado, pero no le importaba, al finalizar, con un paño con agua, limpio cuidadosamente el sombrero, quitando la sangre y los rastros de polvo.
Pasaron un par de días y ambos se despertaron con un fuerte olor a humo, miraron por la ventana y los dos se espantaron al divisar a lo lejos una gran capa de fuego, esta cubría todo Terminal Gray, cada ves se expandía más y más, Sabo tomó su tubería y estaba dispuesto a bajar e ir hasta el incendio, pero el azabache lo tomó de la muñeca.
–¿Que carajos haces?
–¡Luffy podría estar allí!, ¡debo de ir a por él!
–¡¿Estas loco?!, ¡morirás!
–¡¿Y eso que?!, ¡no dejare que mi puto hermano muera quemado!
–¡Ni siquiera sabes si está allí adentro!, ¡fuimos a buscarlo a ese basural y no lo vimos!, ¡¿no es así?!–el rubio se soltó y lo miró con rabia.
–Iré contigo o sin ti, así que no estorbes.El ex-noble corrió hacia el fuego y pocos minutos después, vio a Portgas seguirlo, pero llegaron muy tarde, entraron superficialmente al área, pero todo estaba quemado, no había rastro de vida por ningún lado, por mucho que su garganta doliera por gritar el nombre del Monkey, no hubo respuesta. Tuvieron que detenerse en el momento en el que una gran oleada de fuego impactó contra el rubio, quemándole parte del rostro, Ace tuvo que sacarlo arrastras de allí, lo único que pudieron hacer después, fue ver como el fuego se expandía, acabando con todo a su paso, incluyendo la oportunidad de la supervivencia de su pequeño sol.
Iban pasando las horas, los días y semanas, hasta que ya se cumplían tres meses desde la desaparición del más pequeño de los tres, en este punto, aunque trataban de disimularlo, lo habían buscado hasta el cansancio, Ace con la intención de devolverle su sombrero y Sabo con regalarle aquel telescopio que encontró la noche en que se fue, todas sus cosas seguían intactas, desde las cartas hasta las copas donde se convirtieron en hermanos, su ropa y pertenencias las guardaban con la esperanza de que volvieran a ser ocupadas.
Ahora el pecoso caminaba por el bosque, trataba de ver para todos lados, rastreando alguna señal de la vida de su pequeño, pero no había nada, solo vegetación. Sus pasos lo dirigieron al mismo lugar donde comenzó todo, el árbol cortado donde brindaron, se acosto en el pasto y miró al cielo.
–Luffy...¿donde carajos estas?Pasaron algunos minutos en los cuales varias lágrimas escapaban de sus ojos, aquellas gotas pasaron a sollozos y de sollozos, a un gran llanto, no pudo aguantar más y se derrumbó por completo, se sentó y trataba de limpiarse la cara, pero era inútil, comenzó a gritar mientras se sostenía con fuerza el pecho, no comprendía el por qué lo había dejado ir solo, jamás debió de perderlo de vista, su corazón se comprimía con la pérdida de su pequeño hermano, de su pequeño sol, se sentía como una verdadera mierda, no había parte de su cuerpo que no sufriera por la pérdida, sus ojos dolían, su labio inferior temblaba, su garganta hipaba y cada extremidad de su cuerpo no había parado de tiritar, como si un constante frío lo persiguiera, que no lo dejara descansar, respirar.
Aquella profunda tristeza, se convirtió en rabia, enojo consigo mismo y con todo lo que lo rodeaba, el enfado también era dirigido a su pequeño hermano, ¿por que no se despidió antes de alejarse?, ¿por que insistió en irse solo?, ¿por que carajos no lucho más para volver a casa?Pasó una semana después de eso, ambos recién volvían de cazar, en todo este tiempo se habían distanciado, solo hablaban lo necesario y nada más.
Soltaron inmediatamente los animales que traían cuando observaron como toda una gran agrupación de soldados rodeaban su hogar.
–¡Oigan!, ¡¿que carajos creen que hacen?!–grito el Portgas, mientras tomaba su tubería, acción seguida por su hermano.Lograron golpear a unos pocos, pero en menos de un minuto ya los estaban sujetando con fuerza, seguían gritando con rabia, hasta que su vista se fijó en Garp.
–¡Anciano!–exclamó Sabo.
–¡¿Que carajos esta pasan–no logró terminar de gritar al percatarse de la pequeña figura que se refugiaba detrás de la capa de Vicealmirante de su abuelo.
–¡L-Luffy!–gritaron ambos, ninguno lo admitiría, pero se sintieron tan aliviados de verlo, pero también confundidos.Comenzaron a forcejear más fuerte, al punto de lastimarse, pero no les importó, querían ir con él, abrazarlo e insultarlo por haberlos asustado tanto, entre el movimiento que hacían para intentar zafarse, al rubio se le calló el telescopio que había guardado desde hace tanto tiempo.
El pequeño solo bajo la mirada, fue ahí cuando los de 10 lo inspeccionaron mejor, percatándose de lo lastimado y cansado que se veía, no entendían nada, de lo único que estaban conscientes era de la gran felicidad que les causaba el volver a verlo.
Vieron como su hermanito hablaba con su abuelo, para después venir hacia ellos, siendo seguido por un Contraalmirante, este tenía una gorra de la Marina y una camisa floreada.
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Vida bajo cargo
FanfictionMonkey D. Luffy siempre fue un espíritu totalmente libre, indomable y feroz, como una ola chocando contra la costa, pero había algo que lo limitaba, amor, él lo sacrificaría todo por amor. Universo alterno. (Luffy Marine) Contiene escenas violentas...