Sabía que lo había dejado descolocado, pero mi intención no era esa ni mucho menos.
Llevaba días sintiendo una conexión fuerte y necesitaba saber que significaba así que lo besé y me di cuenta de que igual no era una simple sensación, si no mucho más.
Tenía problemas para demostrarlo y en vez de que él pudiera ver que iba en serio, recurría a las bromas y al coqueteo, por lo que era normal que si el sentía algo por mí, estuviera confundido.
Había estado apunto de decirle algo cuando me acerqué a él después de que cantasemos juntos, pero no tuve la suficiente fuerza de voluntad. Simplemente me quedé bloqueado.
Además, ni siquiera sabía si él sentía algo por mí.
Llevábamos varios días sin hablar y me estaba matando por dentro. Nunca pensé que me dolería tanto perder el contacto con alguien al que conocía de hace relativamente poco tiempo, pero lo cierto es que así era.
Sabía que necesitaba su espacio y yo se lo estaba dejando pero no podía parar de pensar en él.
Estábamos en la cafetería y Bea me miró con ojos tristes.
— Últimamente no te noto muy bien, ¿Te ha pasado algo?
— Sí, que no soy lo suficientemente valiente como para decirle a alguien a la cara que me importa.
— Claro que lo eres, pero tienes muchas cosas en la cabeza y no sabes como gestionar todo.
—Encima lo he dejado destrozado por algo que ni siquiera soy capaz de controlar.
—Hablas de Paul, ¿Verdad?
Como si se me atragantasen las palabras solo asentí e inconscientemente miré para la dirección dónde se encontraba.
Cruzamos miradas durante unos largos segundos y luego me la apartó. Yo suspiré frustrado.
—Deberías de hablar con él.
—Ya lo hice.
—Pero tienes que ser claro.
—Lo fui. — Bea me interrogó con la mirada y agobiado volví a hablar.— Bueno, tal vez no tanto, pero quiero darle su espacio.
— Amor, si no eres claro con lo que sientes, por mucho espacio que le des, no va a servir de nada si no se lo dices.
— Es que no sé cómo decírselo.
— ¿No le invitaste a dar un bolo contigo?
—Sí, pero estoy seguro que no querrá venir a verme.
—Sé cómo ayudarte.
Le miré extrañado, no sabía cómo Bea iba a lograr que hablase con una persona que ahora mismo no podía ni verme y mucho menos hablar conmigo.
Aún así, cómo estaba dispuesto a hacer lo que sea por volver a estar bien con él, escuché el plan de Bea, por muy disparatado que pudiera llegar a ser.
— Lo único que tenemos que hacer es convencer a Ruslana que venga y de paso que se lo traiga.
—En cuanto me vea va a salir corriendo.
—No tiene porqué, además estoy segura de que si hablamos del tema con Rus ella nos podrá ayudar.
No tenía muy claro que su plan pudiera servir de algo, pero acepté.
—¿Entonces hacemos eso?
Asentí y Bea se puso a llamar a Ruslana desde la otra punta de la cafetería.
Ruslana que en ese momento estaba hablando con Paul se giró sorprendida por la repentina llamada y no pude evitar volver a cruzar miradas con Paul.
Este plan tenía que salir bien como que me llamaba Álvaro.
Ruslana vino a nuestra mesa un momento y dejó hablando a Paul con Lucas y Alex, unos compañeros que también estaban en nuestra clase.
—¿Qué pasa? —Preguntó Ruslana confusa.
—Tienes que ayudarnos a que Paul venga a uno de los bolos de Álvaro.
—Ala, ya lo soltó.— Me tapé la cara con las manos de la vergüenza que me daba este momento.
—No sé yo si Paul ahora mismo está en condiciones de verle. —Dijo Ruslana mirándome con pena.— Pero puedo intentarlo.
—Gracias Rus eres la mejor. —Dijo Bea.
—No le digas que voy a estar.
—Está bien. Confío en vosotros, me concretáis el día y la hora y yo trato de convencerlo.
Ruslana se volvió a la mesa con el resto de su grupo y yo mientras estaba con los nervios a flor de piel.
—Relajate que va a salir todo bien ¿Vale?— Bea me apretó la mano para que me intentara tranquilizar y yo intenté sonreírle, aunque más que una sonrisa parece que hice una mueca.
Tenía clases con él ahora y aunque ya habíamos terminado con el dúo y cada uno podía volver a su anterior sitio, nos sentamos juntos.
—Hola.— Le saludé intentando sacar conversación.
—Hola.
Le miré y acabó la conversación. Estaba cortante.
El silencio era muy incómodo, por suerte este se terminó pronto porque la profesora comenzó a hablar.
—Antes de nada, me gustaría felicitaros por las actuaciones que hicisteis el otro día. — Todos aplaudieron y la profesora continuó hablando.— Por si no lo sabéis, los dúos se grabaron así que ahora iremos poniendo uno por uno y podremos comentar con tranquilidad.
Empezaron a poner las actuaciones. Sin duda todos lo hicieron espectacular, la gente aplaudía y sonreía y pese a que intentaba hacer lo mismo, era incapaz de sentirme alegre.
Llegó el turno de poner nuestra actuación. Intenté mirar la cara de Paul para descifrar que pensaba en ese momento pero no fui capaz.
Todo el mundo estaba mirando como el primer día la actuación con la boca abierta, y he de reconocer que hasta a mí me había puesto los pelos de punta.
Sus ojos conectándose con los míos, nuestras voces junto con la melodía, la actuación, la ropa, la notoria conexión que se sentía... Era impresionante de ver y entendía perfectamente porque la gente reaccionaba de tal manera.
La gente nos aplaudió y la profesora nos habló.
—Hicisteis una de las mejores actuaciones de la noche, sois conscientes de ello ¿No?
Yo asentí y expresé mi opinión para intentar captar su atención, aunque fuera por un momento.
—Yo estuve muy agusto, es una persona con la que se puede trabajar con facilidad y le agradezco mucho porque si la actuación salió así fue en parte por todo lo que me ayudó. —Lo miré a los ojos queriendo que supiera que cada palabra que decía era verdad.
Noté como se quedó sorprendido durante un instante y como su respiración se aceleró, pensaba que él no diría nada pero también habló.
—No creo que se me deba de agradecer solo a mí. Yo a él también le tengo que dar las gracias por comprenderme tan bien siempre.
Toda la clase estaba en silencio sin saber que decir, como si a la mínima que hablasen estuvieran interrumpiendo la burbuja que en ese momento se había creado entre nosotros.
Yo solo podía mirarlo a él, y si ya había conseguido aclarar mis sentimientos, después de eso lo tenía aún más claro. Lo quería, y estaba dispuesto a luchar hasta mi último aliento para que él lo supiera.
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Las palabras que siempre te quise decir | Alvaul / Polvorones
FanfictionPaul y Álvaro son compañeros de clase, ambos aparentemente son muy diferentes, pero al parecer no era como ellos pensaban. Paul está enamorado de él desde hace varios años, pero nunca se ha atrevido a intercambiar ni una sola palabra con él. En lug...