𝙏𝙃𝙀 𝘽𝙄𝙂 𝘽𝘼𝘿 𝘽𝙀𝙏𝙏𝙔

budynok 🦋 metelyka

Betty, con la habitación sumida en la calidez de la luz tenue, se arrodilló en silencio.

Cerró los ojos, sus manos entrelazadas reflejaban una familiaridad con el acto de la oración, algo que había llevado consigo desde su infancia en un orfanato en Ucrania.

BETTY

Padre celestial, soy Betthany.
Sí, ya sé que hace tiempo desde la última vez que charlamos así, pero hoy necesitaba hablar contigo

comenzó con voz suave pero firme.

Inhaló profundamente, como conectándose con una esencia que conocía desde siempre.

BETTY

Gracias por cada amanecer y atardecer que me regalas. A veces, entre los pitillos y el humo, olvido apreciar estos pequeños milagros que pones frente a mí.

Con un dejo de nostalgia, continuó, recordando su tiempo en la escuela.

BETTY

Recuerdo los días en la escuela, las oraciones y cánticos que resonaban en las paredes de aquella iglesia. Siempre me sentí acompañada, incluso cuando la soledad parecía abrumadora. Gracias por esos recuerdos que me siguen reconfortando.

Betty se tomó un momento, como si estuviera compartiendo secretos con un viejo amigo.

BETTY

Sabes que John y yo estamos pasando por una fase complicada. Él y su ego chocan con mi paciencia, pero en el fondo sé que hay algo bueno ahí. Así que, si me escuchas, ilumina nuestro camino, ¿vale?

Se quedó en silencio un instante antes de expresar sus inquietudes más íntimas.

BETTY

Y lo de rezarle al desamor, no sé por qué lo hago. Supongo que entre tanta melodía y tanto ruido, busco respuestas.
¿Me entiendes?

Finalmente, concluyó su conversación como lo haría con un confidente de confianza.

BETTY

Gracias por escucharme, como siempre. Que la luz de esta veladora refleje la esperanza que tengo de encontrar respuestas, aunque sea entre tus misterios. Amén.

Después de concluir su oración, Betty sintió un dejo de intriga en el aire.

Se dejó caer en la cama pero algo diferente se avecinaba.
De golpe su teléfono vibró con un mensaje de John y la noticia la tomó por sorpresa.

JOHN

Mañana te llevaré a conocer a la banda. Ya he hablado con los demás, les gustaría que te unas.
¿okey?

El corazón de Betty latió con una mezcla de emoción y nerviosismo. Aunque había rezado por cambios, la rapidez con la que la respuesta llegaba la dejó aturdida.

Se apresuró a responder, tecleando el teléfono, haciendo sonar sus uñas
con una mezcla de entusiasmo y asombro.

BETTY

¡Súper!
Será lo más!!
gracias por esto, John.

Sin embargo, la emoción venía acompañada de una realidad inminente.
Betty, consciente de su responsabilidad,
se dio cuenta de que tendria que pedir horas extras en el trabajo para prepararse para este encuentro.