única parte

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kinktober 2023, día 11: face fucking

Harry Styles tiene una reputación bastante notoria en el mundo corporativo, donde es conocido como el jefe tirano más despiadado que se ha visto jamás.

Sus trajes afilados, sus rizos impecablemente peinados y sus penetrantes ojos verdes logran infundir un terror absoluto en los corazones de sus empleados, doblegándolos hasta el punto en que cada día resulta ser una película de horror absurdo para cada persona a su cargo.

Louis puede dar testimonio sobre ello, pues está particularmente familiarizado con lo espantosas que podían llegar a ser las exigencias de su jefe y todo el asunto de trabajar directamente para el señor Styles.

El castaño ha sido asistente de Harry durante más de dos años, casi tres, y aunque no se jacta de desacreditar a los demás ni de ofrecer opiniones que sugieren la veracidad del comentario popular, el tiempo a su lado le ha llevado a admitir que, en ocasiones —que pueden ser relativamente justificadas y hasta razonables si se piensa detenidamente y desde un punto de vista lógico—, su superior puede llegar a ser despiadado.

Louis lo ha aprendido de la peor manera posible, que incluso el más mínimo error es inaceptable en el mundo de su jefe. La presión constante y agotadora de cumplir con estándares imposiblemente altos lo mantienen en vilo, dentro de un perfeccionismo por el que se ve obligado a luchar día tras día para poder a estar a la altura de la posición que ha mantenido todo ese tiempo con algo parecido al éxito.

No puede darse palmadas en la espalda por ello, sin embargo, pues ha visto colegas entrar y salir por nimiedades, incapaces de resistir las demandas implacables de aquel hombre de voluntad de hierro, mente brillante y atractivo griego.

Louis ha sobrevivido a ello por pura obra del cielo, por cuestiones misteriosas de un universo aún más ilógico que lo han clavado a su asiento y le han hecho creer que su vida se basa en atender las demandas del rizado que cuenta con la capacidad de acceder a su alma con solo un verdoso vistazo.

Un largo suspiro se escurre fuera de sus labios y tiene que echarse hacia atrás en la silla giratoria para apartarse del monitor de computadora que le ha estado comiendo los ojos desde que regresó de su receso al mediodía.

Se estruja los párpados con la esperanza de apaciguar el ardor que le tortura los globos oculares, y con un suave gruñido de por medio, se pone de pie para dirigirse a la cocina y así poder tomar aunque sea un descanso de cinco minutos o el tiempo que tarde en beberse dos vasos enteros de agua con el propósito solemne de evitar tomarse una pastilla para el dolor que le pulsa en las sienes y lo lleva directo a la vereda de la insanidad.

Ha sido un día fatídico, a decir verdad. A pesar de que no han transcurrido muchas horas desde que la mañana ha transmutado a tarde, Louis encuentra que los minutos han estado pasado como cuenta gotas: lentos y eternos, un recorrido insufrible de segundos que no terminan de consolidarse para acabar con su sufrimiento laboral.

Vuelve a suspirar en voz alta y quizás, está exagerando. No está siendo flagelado tanto como quiere hacer pretender, es solo que, cuando se le encomienda la tarea de preparar un conjunto de informes financieros destinados para una de las importantísimas reuniones de su jefe, Louis no puede evitar padecer un terrible caso del síndrome de impostor y martirizarse a sí mismo con la idea de que jamás ha hecho una cosa bien en su vida y que sus errores le costarán mucho más que el cuello.

No es la primera vez que le toca ese tipo de asignaciones, cabe aclarar. De hecho, el señor Styles confía en él lo suficiente para dejar esa labor en sus manos cada trimestre, por lo que el castaño debería creer que ha hecho un buen trabajo hasta ahora y que su superior lo considera mucho más que a cualquiera de sus otros empleados.

Wading through the wetlands ✦ larry au! | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora