Capítulo X

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- ¿Piensas seguir durmiendo? - La voz de mi madre se oía a lo lejos y mi cuerpo solo tendió a darle la espalda. 

Me duele la cabeza, el estómago me da vueltas y las náuseas incrementan. Tengo asco, siento asco, desconozco si es por el alcohol como tal o por la culpa que invade todo mi ser. 

Arruiné todo con Isaac, estaba tan cegada por los celos que me dieron al notar que no me trata con esa atención especial solo a mí, sino que también a Sam. Entiendo que sean mejores amigos de hace años, pero, pensé que eso era solo de nosotros. Pensé mal. 

¿Eso me hace mala amiga con Sam? Probablemente sí, pero ¿qué puedo hacer?  

En cierto modo, sentí envidia y celos hacia ella, sin tener en cuenta que ella solo me ofrece buenas intenciones y una linda amistad. Y también entiendo que Isaac, como conoce a los chicos con mayor tiempo de anticipación, quizás sabía que a Sam le afectaban los cometarios de Chris y le intentó a subir el ánimo. No de la forma en la que a mí me habría gustado, pero no tiene caso. 

No me gusta Isaac, soy amable con él, tal cual es él conmigo. 

El supuesto tira y afloja, ese juego que nombró Isaac... Pensé que solo era un juego que hacíamos por burlarnos del otro. He visto y leído que gran parte de los grupos de amigos se coquetean mutuamente sin intenciones detrás. 

¿Realmente le gusté a Isaac? 

Supongo que también fue una excusa para él, creo. 

- Me duele la cabeza... - Suspiré para sentarme en la cama y mirar en su dirección. 

- Lo sé, supuse que con el estrés que vives a diario tendrías mayores motivos para embriagarte. - Mamá me miró con culpa y luego me sonrió levemente. 

Esta vez no fue una mueca, ¿es una buena señal? 

- ¿No estás molesta? 

- Para nada. 

Esto es raro, me mentalicé para el sermón de mi vida por beber irresponsablemente, en un lugar que no conocía, con gente que no conocía y sin la supervisión de ningún adulto más grande. 

- Aria, ve a la cocina a desayunar, te preparé el antídoto de la abuela para la resaca. - Mamá se dirigió a la cocina y yo me levanté con cuidado. Todo esto es raro para mí, nunca pensé que llegaría este día, mi madre tratándome bien, cocinándome... 

Esto me aterra. 

Puede que quizás sea una trampa y esté caminando directamente a la boca del diablo para hacer de sacrificio por el bien del mundo exterior. 

Miré cuidadosamente cada sector de la casa en busca de señales indicadoras de vida de los seres que más aborrecía, mi hermano y mi padre. Ethan al parecer se había marchado a entrenar y papá a trabajar. 

Tendría un día tranquilo hasta aproximadamente las 6pm, si Dios quiere. Espero que sí. A gusto me senté y comencé a devorar con ganas la comida que mamá me había hecho. Quizás no estaba hecho con amor, pero al menos era su mejor intento. 

- Aria... sé que no somos nada cercanas... Sé que he cometido muchos errores contigo y he sido una mala madre, pero necesito de tu apoyo hoy... Creo que estoy embarazada y necesito que me vayas a comprar una prueba de embarazo... 

¿Qué? 

Las ganas de vomitar aumentaron, mi pulso se aceleró, sentía como cada parte de mi cuerpo comenzaba a ceder ante el debilitamiento. 

- ¿Qué estás qué? 

Traer a un niño o niña a este infierno... ¿Cómo se le ocurre semejante estupidez? 

Blue windDonde viven las historias. Descúbrelo ahora