Contrapuntos del Corazón (Sodo x Swiss- ghost band)

XIX

Por la mañana, despertaron juntos. Sodo se despidió de la madre de Swiss, que le dejó un frasco de eneldo. Ella no quería que se fuera, pero Swiss sentía la necesidad urgente de hablar con su madre, y Sodo tenía que regresar.

_Mamá.

Dijo el moreno cuando entraron a la casa.

_ ¿Si...?

_ ¿Me vas a explicar cómo pasó?

Se quedó callada pensando un momento, con la mirada baja.

_N-no sé cómo pasó... pero hace poco... un hombre en la calle...

Intentó hablar mientras se le quebraba la voz.

_E-era tarde en la noche y yo... estaba sola, alguien me agarró por el brazo y me metió a un callejón, me miró de una forma extraña, como si fuera muy sorprendente verme... y me empujó; yo me caí y me lastime las manos, aquel hombre solo salió corriendo. Se me hizo raro, pero... no le di tanta importancia, solo pensé que era extraño y ciertamente me quedé algo asustada. Y, el otro día... me habían llegado mensajes de un número desconocido que no tenía ninguna foto de perfil...

La mujer permaneció callada por un momento después de decir eso.

_Entonces... ¿Qué eran? ¿Qué te dijo?

_E-eran amenazas... decían cosas extrañas, como, "ya te encontré", "se dónde vives" o "voy a por ti"; yo solo vi los mensajes y no me atreví a contestar... pené que a lo mejor era una broma de mal gusto. Pero más tarde llegó otro, de un número diferente, ese tenía cosas mucho peores... y con el nombre de tu padre, yo... ni siquiera soy capaz de decirlo hijo, ese hombre quiere matarme, ¡estoy asustada Swiss!

Explicó llorando y después de hablar, su fuerza pareció irse; se desvaneció y Swiss la abrazó para sostenerla; la llevó a la cama y habló.

_Mamá... nadie te va a hacer nada mientras yo esté vivo... voy a encontrar a ese bastardo... te lo prometo.

Afirmó el moreno con los ojos cristalizados por el odio y apretando los puños con fuerza, enterrándose las uñas en las palmas.

Los días siguientes vieron a Swiss sumido en una angustiosa búsqueda. Cada rincón de la ciudad se volvió una sombra, cada paso una mirada furtiva. Pero, en lugar de pistas, lo que encontró fue una serie de eventos extraños: un grafiti ominoso en la puerta de su casa, era un símbolo extraño, un triángulo al revés rodeado por un círculo; y un paquete misterioso en su buzón con fotografías de su madre...

El miedo se apoderó de él, la sensación de ser observado constantemente lo siguió como una sombra. No había pistas claras, solo una creciente sensación de paranoia y malestar.

A todo esto, Swiss no le decía absolutamente nada a nadie, estaba dispuesto a resolver todo esto por su cuenta y por no preocuparla más, mantenía a su madre fuera de todo también.

Y entonces, una noche, una sombra en la oscuridad. Swiss, regresando a casa, sintió la presencia de alguien siguiéndolo. Un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras giraba bruscamente para enfrentar a su perseguidor, pero solo encontró la oscuridad.

No había pistas concretas, solo el palpitar acelerado de su corazón y la certeza de que algo estaba mal. La única pista que Swiss tenía era la sensación inquietante de que su vida se había convertido en un juego, un juego del cual debía descifrar las reglas antes de que fuera demasiado tarde.

El grafiti, marcado con la amenaza, se convirtió en una obsesión para Swiss. Comenzó a verlo en diferentes lugares por la calle, cada vez que lo veía, sentía que sus ojos lo seguían, que el mensaje estaba destinado a desgarrar su cordura. Decidió fotografiarlo, llevando consigo una prueba tangible de la invasión.