Siempre creció bajo la tutela de ser un "arma", una herramienta para los altos cargos del ejercito, la Legión de Reconocimiento. Todos pensaban que no tenía sentimientos al ser capaz de asesinar a todo un país con una simple orden, al igual que tort...
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Ver a Violet jugar con los niños que de a poco empezaban a recobrar su peso ideal, junto a las madres que sonreían orgullosas y agradecidas, era sin duda una imagen muy bella de presenciar desde la cercanía.
El Subterráneo sin duda había cambiado bastante dentro de esos meses de duro trabajo por parte de ambos con sus servicios sin costo alguno. Todo empezó gracias a que Violet un día había llegado a los aposentos de la Reina de Paradis para explicarle la situación deprimente bajo las comodidades que tenían todos ahí arriba, viviendo felices ignorantes.
Gilbert, quien sentía que temblaba junto a los guardias reales ante las acusaciones sin pelos en la lengua de parte de su antes pupila, se preguntó en qué momento fue envuelto en todo eso. No tardó en recordarlo: cuando Violet le insistió en ambos vivir juntos en Paradis para empezar a ayudar a la nueva generación de niños del Subterráneo...
Bueno, fue gracias a las declaraciones de Violet junto a las acciones que tomó Historia para mejorar su Reino, que empezaron a haber orfanatos, hospitales, mayor mercadería a precios más económicos, e incluso escuelas en el antes oscuro submundo.
El cambio era lento, muy lento, pero sin duda notable desde el inicio.
Ahora existía la oportunidad de mejorar y muchos no estaban dispuestos a desaprovecharlo, pero en cambio igual habían otros que no eran capaces o no querían abrir sus mentes a algo nuevo por culpa de los traumas y daños irreparables en sus almas, quienes simplemente iban a perecer o caer aún más bajo cuando el Subterráneo hubiera resurgido como algo "nuevo".
Gilbert, sin darse cuenta en qué momento, empezó a ser profesor en dos escuelas para que los niños, jóvenes y adultos aprendieran a leer y escribir, cultivando sus mentes con los cientos de libros de lectura y estudio donados desde Shina a pesar de las quejas de los burócratas conservadores que no estaban muy contentos. El ejército Jaeguerista tampoco se vio de acuerdo ante las nuevas modalidades para la gente del Subterráneo, afirmando que podía ser peligroso dejar que aquella gente empezara a desarrollarse intelectualmente. No obstante, nadie podía replicar contra las órdenes de la Reina, por lo que Violet y Gilbert, ahora llevaban trabajando desde hacía meses y sin descanso en lo que antes eran los suburbios de Paradis.
«Aiden... Espero que ahora puedas descansar en paz», pensó Violet siendo arrastrada por los jóvenes para que estos le decoraran el cabello con flores traídas del exterior por ella misma.
(...)
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