28 - Desangrado

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911 | S5 - E8





Estábamos cerrando un caso cuando un hombre intentó huir, lamentablemente el oficial que me acompañaba le disparó en la puerta y tuvimos que llevarlo al hospital. Le dieron una habitación en el tercer piso, un oficial hacía guardia afuera de su habitación para que no huyera.

—Debo hacer el informe, avísame si... —un estruendo remeció el lugar sobre nosotros, las luces parpadearon y en instantes estaban evacuando el lugar—. Vete con él —le dije al oficial, él tomó al hombre herido y lo sentó en una silla de ruedas, lo esposó a esta y lo llevó afuera, yo en cambio siempre he sido terca. 

Subí por las escaleras al cuarto piso, había mucho humo y se veía un poco las llamas dentro de unas salas, decidí caminar hasta el fondo del pasillo donde oí una voz, al adentrarme a una sala vi a una mujer recién despertando.

—Tranquila, te ayudaré a evacuar —dije al acercarme y ayudarla a sentarse en la camilla, ella se quejó cuando hizo aquello—. ¿Esta herida?

—Cesárea —dijo ella—. ¿Por qué evacuamos?

—Hay un incendio en el hospital.

—No. Mi bebé, debe estar en la sala de cuidados. No puedes dejarlo ahí, por favor —me suplicó, asentí y unos pasos más allá de su habitación estaba la de los bebés.

—Hola mi amor —dijo al tomar a su hijo en brazos, ni siquiera dudó de cuál de todos los bebes presentes era el suyo—. Mamá está aquí contigo.

— El fuego nos rodeó —dije—, hay que tapar bajo las puertas y esperar el rescate de los bomberos —rápidamente usé toallas para tapar debajo de las puertas.

—Mi pequeño David, tranquilo. Mamá te protegerá siempre —la mujer se sentó junto a la cuna y mecía al bebé.

—Abriré la ventana para que nos encuentren más fácil —dije. Me acerqué a la ventana y tomé una silla de la habitación, con fuerza comencé a golpear la ventana hasta que esta se rompió, moví la silla por los bordes para despejarla.

Entonces el bebé comenzó a llorar, me giré y vi a la mujer en el piso, me acerqué rápido donde ella, tomé al bebé y lo dejé en una cuna, vi que estaba pálida y solo entonces noté que su bata se comenzó a mojar de sangre, se la levanté para ver que sus puntos se habían abierto—. No se detiene el sangrado ¿Por qué? —le pregunté.

—Tuve complicaciones en el parto —me dijo a penas. Me levanté, tomé toallas y pañales nuevos, los abrí y puse como contenedor de la hemorragia.

—Salva a mi hijo, por favor —dijo ella, poco a poco comenzó a desvanecerse.

—No espera, dime tu nombre —dije para mantenerla despierta.

—Eli... beth... —dijo antes de cerrar los ojos.

—¿Están bien? —me giré y vi a Buck en la ventana, había subido por la escalera del camión de bomberos.

—Tengo problemas aquí. El fuego está creciendo y no se puede salir por el pasillo, los bebés posiblemente aspiraron humo y tengo una mujer que sufre hemorragia —dije.

—Eddie —llamó Buck, Eddie ingresó a la habitación y me vio, después a la mujer.

—¿Hace cuanto que está sangrando? —me preguntó él.

—Unos... 30 minutos —dije—. Cuando se levantó de la camilla hasta llegar aquí iba dejando gotas de sangre.

Me quedé sorprendida por no haber notado ese detalle mientras caminábamos.

—¿Buck? —preguntó Eddie a Buck, me giré y vi como Buck sacaba al último bebé de la habitación, el bebé de la mujer.

—Ya los tenemos todos.

—Bien, Tess debes salir de aquí —dijo Eddie al verme.

—No, ella... ¿Por qué no haces nada?

—Teresa —me llamó. Me sentí congelada, sin entender aún sostenía las vendas sobre la herida de la mujer, nunca pude soltarla. 

Y solo entonces noté lo mismo que Eddie, la mujer se había desangrado, no podía ser salvada por más RCP que se le hiciese, porque el próximo hospital estaba a 30 minutos de aquí.

Y ella no tenía tiempo.

—No —respondí, me acerqué a tomarle el pulso del cuello a la mujer, pero no había nada.

—Teresa —dijo Eddie al levantarse y abrazar mi cintura para jalarme.

—¡No! —grité, intenté forcejear, pero vi como las llamas ingresaban a la habitación, Eddie me entrego a Buck y este me sostuvo con fuerzas para que no me cayese de la escalera, Eddie salió de la habitación y cuando estuvimos en la escalera, esta comenzó a retroceder, no aparté mi mirada de la habitación, hasta que las llamas comenzaron a salir por la ventana.

Eddie tomó mi rostro y me hizo mirarlo, después me forzó a girarme y bajar de la escalera, yo sentía que no podía oír nada. Estaba parada viendo como todos se movían de un lado a otro.

Un paramédico se me acercó y me hizo sentarme en una silla, revisó mi presión, mi pulso y me miró las manos, yo bajé mi vista y me di cuenta de que hasta el codo tenía sangre.

—No es mía —dije, el paramédico asintió y se fue. Una hora o quizás dos tardaron en apagar el fuego, estaba aturdida aun recordando como la mujer llamaba a su hijo.

—Tess —levanté la vista y vía a Eddie, tenía el cabello revuelto por haber usado la máscara de oxígeno.

—No estoy herida —dije. Él se arrodilló frente a mí, dejó su casco de lado y extendió sus brazos. Sin poder aguantar me puse a llorar cuando lo abracé—. Quería salvarla, si tan solo no la hubiese llevado ahí... Si la hubiese sacado rápido.

—Hubiera pasado lo mismo, y en vez de dejarle ver a su hijo, hubiese estado preocupada hasta el final. Hiciste lo que pudiste, y lo hiciste bien —dijo al quitarse el guante para limpiar mis lágrimas. Me besó y se fue.

Yo volví a mi casa para ducharme, después lanzarme a la cama y dormir por mucho tiempo.

Al menos hasta que deje de llorar.

𝐒𝐓𝐀𝐑𝐑𝐘 𝐒𝐊𝐘 - 911 [Eddie Díaz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora